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14-05-2019
Observatorio político

Bordet, ante el desafío de un nuevo gobierno

Bordet, ante el desafío de un nuevo gobierno
La sociedad espera que el gobernador Gustavo Bordet explicite el programa que piensa ejecutar si fuera reelecto. La duda es si en esa propuesta habrá lugar para problemáticas emergentes o se inclinará por una receta conservadora, tradicional, amparándose en planes y estrategias ya ejecutados en anteriores etapas.

Mirador Entre Ríos
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En distintas ocasiones, en disímiles circunstancias, desde localidades orgullosas de portar los nombres más variados, ante diferentes auditorios, incluyendo la reunión de gabinete ampliado que siguió a las PASO en la que fue el precandidato a gobernador más votado, Gustavo Bordet ha planteado una idea sobre la que vale la pena regresar.

Palabras más, palabras menos, ha sostenido que aspira a la reelección para completar un programa de gobierno, del que se intuye ha desarrollado sólo una primera parte desde su asunción el 11 de diciembre de 2015. Esta aseveración amerita una serie de consideraciones, por cierto.
La primera impresión es que llegó a la Casa Gris con la percepción de que allí no era el anfitrión sino más bien un huésped VIP, producto de un poder dado en concesión a favor suyo: Bordet tenía los atributos de mando y la certificación oficial de que había ganado los comicios, aunque por exigua diferencia ante un oponente al que por todo consejo los asesores le pidieron que no opine durante la campaña; pero la asignación presupuestaria generosa que cubría de privilegios a la Cámara de Diputados se manifestaba también en nombres y apellidos “prestados” en su gabinete. Esas presencias reales, el lugar simbólico al que reportaban, sin lograr salir de la confusión respecto de si el despacho principal estaba en el ala este u oeste, eran una evidencia clara de quién era quién en aquel proceso, en el que acechaba el peso político de lo antecedente, el lastre de las estropeadas cuentas públicas y la carga de la dependencia corriente de la Nación, que se manifestó en un sinnúmero de expresiones por la que debió pagarse un alto precio.

Sobre la marcha

Si algún plan tenía Bordet en las primeras épocas, se circunscribió a pagar los sueldos como se pudiera, en el mejor de los casos en tiempo y forma, con aportes propios y adelantos del gobierno nacional. Y, con lo que sobrare, ver qué se podía hacer. Así la recuperación de la autonomía financiera luce como la columna vertebral de su estrategia de gobernar. Y habrá que reconocer que, recién en el cuarto año, producto de cierta contención sostenida de las erogaciones y de las mejoras en la recaudación propia, el objetivo parece haberse alcanzado en los grandes números, aunque la ponderación se empobrezca si se la analiza desde criterios vinculados a la calidad del gasto, en virtud de que siguen existiendo inequidades e injustificados desequilibrios que curiosamente la oposición parece no ver.

En la medida en que se sintió autorizado, Bordet introdujo cambios que, en el momento en que irrumpieron, fueron verdaderas apuestas. Una de ellas ocurrió en el Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia, que por acción de un equipo multidisciplinar y calificado ha producido un salto notorio en las políticas hacia el sector.

En la misma sintonía, el reemplazo de Ariel De la Rosa por Sonia Velázquez sacó al área de Salud de la zona de turbulencias en la que se encontraba: más aún incluso que las muy buenas estadísticas, lo que habla a favor del cambio es la dinámica de trabajo generada y la certeza de que dará mejores frutos en tanto en cuanto la perspectiva resulte confirmada.

En Desarrollo Social se generó una mística que hace rendir de un modo elogiable los recursos que se asignan a los planes, programas y acciones: cada peso invertido pareciera multiplicarse varias veces cuando se observan los resultados alcanzados. Pero el emprendedorismo, que en escenarios de fuerte crisis económica es fundamental como elemento de contención humana y de fortalecimiento de vínculos colectivos, no alcanza a revertir en sí mismo las situaciones de injusticia. Es cierto que la vida está hecha de momentos y que lo mejor es estar presente ahora de manera efectiva y no con promesas a futuro, pero para consolidar estas experiencias se precisan cambios estructurales que se alcanzan a percibir si se indica que la economía social no es sólo una táctica para sacar a los ciudadanos de la pobreza sino una perspectiva que reordena los modos dominantes de entender una sociedad.

Las urnas

Los sombríos resultados de las elecciones de medio término obligaron a Bordet a un movimiento de pinzas: nuevo organigrama y nuevos nombres, entre los que sobresalía el de Rosario Romero. El achicamiento en el número de los ministerios le permitió al gobernador reformular el gabinete en tanto equipo de trabajo, circunscribiéndolo a personas de su confianza: Laura Stratta en Desarrollo Social, Velázquez en Salud, Romero en Gobierno y Justicia; junto a Luis Benedetto en Planeamiento (un ingeniero, de perfil público bajo, técnico, amigo personal de Bordet); el secretario General de la Gobernación, Edgardo Kueider, operador político del titular del Ejecutivo; y Hugo Ballay en Economía, Hacienda y Finanzas (encargado junto al gobernador, ambos contadores, del diseño y la ejecución presupuestaria y de las gestiones con la Nación). Del gabinete ampliado, cada cual con su impronta, han aportado a la legitimidad de los objetivos que se fijó el gobierno: Julio Rodríguez Signes (Fiscalía de Estado), Marisa Paira (Copnaf), Sergio Granetto (ATER), Alicia Feltes (Vialidad), Marcelo Casaretto (Iapv), Luis Precerutti (secretario de Economía Social), Pablo Basso (Instituto de Alimentos), Martín Barbieri y Lucio Amavet (Ambiente) y Ricardo Etchemendy (Instituto de Cooperativas). No es un listado completo, pero intenta dar una idea de que por múltiples caminos se ha territorializado la gestión y la construcción de una red de vínculos sociales.

A sembrar

La gestión de acuerdos multisectoriales para la redacción, sanción y puesta en marcha de leyes tales como la de comunas, la de narcomenudeo y la de responsabilidad del Estado permiten avizorar que puede haber nuevas actualizaciones normativas, igualmente necesarias, como las reformas política y administrativa, dos grandes deudas entre tantas otras.

En la asociación de Turismo con Cultura se ha generado una agenda de eventos importantes (espectáculos más propuestas gastronómicas, en general), que ha cubierto buena parte del territorio y que como norma ha devuelto público a las propuestas. Si bien ese ya es un primer paso valorable, resta evaluar el impacto real, de corto y mediano plazo, de políticas que sostienen en una gratuidad universal la fidelización de los asistentes. Y, finalmente, falta esclarecer qué beneficio genera en la consolidación artística de los representantes locales, habida cuenta de que su incorporación a agendas y programaciones de brillo ya es una legitimación social y que también aportan las instancias de formación e intercambio de experiencias, pero acaso haya otras falencias que no están siendo percibidas una vez que se apagan las bombitas de luz multicolor y los asadores.

Como se ve, no es del todo acertada la percepción de que Bordet tenía un plan de gobierno en 2015: sería mejor señalar que contaba con algunas ideas organizadoras, que fue desarrollando, a veces tibiamente, en la medida en que los contextos (sobre todo económicos) se lo permitieron. Ahora sí que está en condiciones de ofrecer uno: aún no lo hizo. La gran duda es si se conformará con darle un perfil tradicional a un eventual nuevo mandato (en un contexto en el que irremediablemente irá perdiendo poder formal a medida que se deshojen los calendarios) o se animará a revestirse de otro tipo de autoridad, incorporando más decididamente nuevas agendas y formas de relación política.

Es decir, se autocomplacerá en la cantidad de votos que pueda obtener el 9 de junio (sobre todo si le alcanzan para ganar) o tendrá la inteligencia y el valor para preguntarse qué otras cosas buscan la legión de entrerrianos que elijarán apoyar otras alternativas. Quién sabe, acaso ahí esté el germen de lo que merece ser transformado.


 



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