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22-05-2019
Alicia Salinas

El oficio poético es una elección

El oficio poético es una elección
La escritora rosarina repasó sus inicios en la poesía y hace una recomendación sobre las obras "imprescindibles" de esta región del país.

Álvaro J. Marrocco
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"Leer y escribir se me antojan dos caras de una moneda que a veces quema en la mano, otras provoca gozo y voluntad de quedarse con lo que consideramos un tesoro". La frase pertenece a la poeta rosarina Alicia Salinas, que en diálogo con Mirador Provincial nos cuenta sobre sus inicios con la poesía, recomienda a las y los escritores imprescindibles de nuestra región y anticipa parte de lo que será la publicación de su próximo libro de poesías.

Que nos lean y nos cuenten historias es la forma que tenemos para ingresar a la cultura, ese fue el caso de Alicia, que a los seis años escribió e ilustró una serie de relatos con los que luego, se lanzó a experimentar como autora. A partir de allí leyó mucho, más que nada narrativa, y recién en la adolescencia se acercó a la poesía. "El oficio poético antes que un destino marcado ha sido una elección, un deseo, una búsqueda, que trasciende la edición pues más allá de la puesta en común de los textos tiene siempre la intencionalidad de ir hacia otro para ofrecerle algo".

- En tu primer libro de poesía La Sumergida (2003), dice: "quién sabe Alicia ese país, por desaparecida no aparezco"... ¿Qué significado encontrás ahí, que te llevó a elegir la letra de un tema de Serú Girán para desarrollar esa poética?
- Escribí La sumergida en 2002, cuando no habían comenzado los juicios de lesa humanidad, pero el libro reproduce la lógica de un proceso a través de tres voces: una militante desaparecida en el Río de la Plata, quien la acusa y quien la absuelve. Como epígrafe figura un fragmento de "Canción de Alicia en el país", de 1980, momento de censura en el que Charly García retoma la obra de Lewis Carroll para describir la tragedia argentina (la propia Alicia es enjuiciada en el supuesto país de las maravillas). Me pareció un texto muy rico con el cual enlazarme para tramar otros discursos políticos, amorosos, religiosos en los 27 poemas que conforman el libro, el cual también puede leerse como un extenso poema.

- Tu segundo libro de poesías, Gallina ciega (2009), está dividido en tres capítulos "Huellas urbanas", "Huellas domésticas" y "Huellas silvestres" donde narrás lo cotidiano, desde las sombras de los ojos vendados. ¿Proponés el juego de niños la gallinita ciega, como punto de partida para una búsqueda poética?
- El libro trabaja los contrastes entre la oscuridad y la luz, aunque el título apareció después de que empezaran a escribirse los poemas, "como una iluminación". La gallina (la voz poética) va a los tumbos en su pretensión de quitarse las sombras, deja huellas y a su vez los territorios la marcan: en la ciudad, la injusticia social; en la casa, la alienación del encierro; en la naturaleza, aquello que deriva de la relación con el otro. En su búsqueda desde la tiniebla, a veces cosecha pequeñas redenciones.

- En Tierra (2017), tu tercer libro de poesías, editado por La mariposa y la iguana (Buenos Aires), pasaste del barrio Tablada de Rosario a la gran ciudad, Capital Federal. ¿Qué significó el salto a una editorial capitalina?
- ¡Uy, suena grandilocuente dicho así! Me alegró cerrar el libro después de varios años y exploraciones artísticas, que lo editara un sello independiente de poesía y temáticas de género y diversidad, con un interesante catálogo. Por primera vez hice una presentación en Buenos Aires, algo novedoso para mí como poeta "del interior".

- A tu criterio, ¿Qué poetas son imprescindibles en el ámbito local y provincial?
- Desde mediados de los noventa conocí o escuché a los protagonistas del ámbito poético rosarino en los bares, las lecturas, los festivales. Estaban entre otros Eduardo D'Anna, Jorge Isaías, Rubén Sevlever, Hugo Diz, Héctor Berenguer, Ada Torres, Alejandro Pidello, quienes además hablaban de sus pares y referentes, desde Aldo Oliva, Diana Bellessi, Estela Figueroa y Hugo Padeletti a Juan Manuel Inchauspe, César Bisso, Amelia Biagoni, Beatriz Vallejos y Mirta Rosenberg. Y antes Felipe Aldana, Emilia Bertolé, Irma Peirano, Fausto Hernández e incluso figuras disímiles como Pedroni, Fruttero, Urondo, Harvey, Gola y Marull. Voces fundamentales para leer y releer, además de quienes ahora intentamos tallar la piedra de la poesía, muchos queridos amigos a los que sería imposible nombrar en su totalidad.

- ¿Qué voces poéticas actuales femeninas recomendarías seguir?
- Las más que se pueda. Si por la propia fragmentación del campo literario argentino no accedemos a todas las escrituras, es indiscutible que en este tiempo histórico las mujeres y disidencias tenemos algo muy genuino y potente para decir, para gritar, y eso también se traduce en la poesía. Admiro las obras de las rosarinas Sonia Scarabelli, Concepción Bertone y Celia Fontán; me interesan Gabby De Cicco y Marina Maggi. A nivel nacional me convocan las voces de Claudia Masin, Ana Lafferenderie, Yanina Audisio, Raquel Jaduszliwer, María del Rosario Andrada; estoy conociendo las de Susana Slednew y Estela Zanlungo.
Resueno con la norteamericana Sharon Olds.

Bio

Alicia Salinas nació el 21 de septiembre de 1976 en Rosario (ciudad en la que reside). Es mujer madre, escribe poesía y teatro. Trabaja como periodista y docente. Ha sido incluida en antologías y publicaciones literarias locales, nacionales y extranjeras. Publicó tres libros de poesía: 'La sumergida" (Los lanzallamas, 2003; 2ª edición en formato electrónico, 2016), "Gallina ciega" (Ciudad Gótica, 2009) y "Tierra" (La mariposa y la iguana, 2017). Este año se editará su cuarto libro de poesía.

Última niebla

Este año se publicará Última niebla (2019) seleccionado por la editorial rosarina Baltasara en su última convocatoria nacional. Dice Alicia: "Es un libro que viene de un pozo profundo y espeso, del interior de la casa, y cuyos últimos poemas transcurren en el espacio abierto del río y que además recoge algo de la voz colectiva de las mujeres cuando afirman: "Queremos vivir libres de violencia, vivir libres, vivir".

Teoría de la mentira (de Última niebla)
Salir a la calle en pose:
no sucede nada
salvo lo regio de la tarde,
el feliz paseo por el parque.

Ante los extraños se ocultan
la indiscreción de algunas picaduras,
la violencia del aguijón.

Mentir si es necesario
y hacerlo con gracia, con estilo,
mientras el viento trae
un diente de león que alguien hizo volar
en busca de un deseo.




 



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