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En la Feria del Libro Mujeres y ciencia, rompiendo estereotipos en clave feminista |
“Esperemos que la próxima haya más varones en este tipo de charlas, porque es importante que se incluyan en la discusión”, dijo y así se cerró el panel sobre género y comunicación científica en la Feria Internacional del Libro en Rosario. Ignacio Pellizzón [email protected] Lo que a priori parecía ser una disertación monótona y aburrida, terminó siendo simplemente un prejuicio. Con media sala llena, las cuatro mujeres que se sentaron al frente dieron una charla magistral sobre cómo se debe romper el estereotipo dentro del mundo de la ciencia, que no es ni tan puritano ni tan lejano. A horas de la última marcha por el “Ni Una Menos”, los sectores feministas se hicieron sentir fuerte en el auditorio. Cada una de los asistentes estaban envueltos con pañuelos verdes en el cuello, en las muñecas, brillaban con sus aritos y hasta uñas decoradas del color del “aborto, legal, gratuito y seguro”. De qué iba a tratar el simposio estaba cantado. Las mujeres y la ciencia en clave feminista, era lo que anticipaban desde sus vestimentas y charlas previas a que se diera inicio formal al panel en el marco de la Feria Internacional del Libro. De la experiencia a la “Barbie científica” Cada una de las disertantes se destaca en algo. Por ejemplo, Valeria Román es periodista freelance, escribe en medios como Infobae y fue durante 20 años jefa del suplemento de Ciencia y Salud de diario Clarín. Agostina Mileo, por su parte, es comunicadora científica y está a punto de recibirse de doctora en Historia y Epistemología de la Ciencia. Nadia Luna, también es comunicadora y trabaja de periodista en la Agencia TSS, que se encarga de difundir noticias tecnológicas y científicas. Y, por último, Valeria Edelsztein es doctora en Ciencias Químicas y diplomada superior en Enseñanzas de las Ciencias. Como si se tratara de una conversación, cada una de ellas expuso cómo de a poco se va logrando transformar un mundo machista y patriarcal a fuerza de pequeñas batallas diarias. “Si se ponen a pensar hasta en los dibujitos los científicos son todos varones y excéntricos”, hizo reflexionar al inicio una de las expositoras. También la “Barbie Científica” -Agostina Mileo- contó que ése fue el apodo que se autoimpuso con un emprendimiento en las redes sociales, para desarrollar diferentes historias en base a cuatro preguntas básicas, y, así, “poder romper con los prejuicios y la barrera de la subestimación que hay en el microclima científico”. Internet fue el espacio que encontró para expresarse y defenderse de la estigmatización que sufría por el microclima. “Antes si eras mujer y joven, cuando te ibas a acercar a un científico -que era el vocero de una investigación- tenías que revalidar dónde habías estudiado periodismo, qué otra formación tenías, etcétera, hasta que al final mencionabas a algún hombre con el que hayas estudiado y recién ahí te abría la puerta y empezabas la entrevista, mientras que con políticos o economistas eso no era así”, rememoró Valeria Román, una de las más experimentadas. Así comenzó la charla entre las mujeres y el público. A lo largo de poco más de una hora, se fue desmenuzando el papel de las mujeres en los espacios de investigación científica. “La ciencia siempre tuvo que luchar por sus lugares”, del mismo modo que “las mujeres pelean por ser tratadas en igualdad de condiciones y con los mismos derechos”, señalaban. “Por ejemplo -dijo Valeria Edelsztein- según la Unesco, del total de todas las personas que trabajan en Ciencias en todo el planeta solamente el 29% son mujeres; en Estados Unidos y Europa representan el 32%, pero en América Latina son entre el 44% y 46% y en Argentina alcanzan a ser más de la mitad con el 60%, aunque, en estos últimos dos, se da el ‘efecto tijera’, lo cual quiere decir que en los escalafones superiores solamente el 25% son mujeres, por ende las mujeres llegan hasta cierto nivel”. “No te embaraces, terminá la tesis” Las cuatro disertantes estuvieron contando diferentes experiencias que tuvieron a lo largo de sus vidas y de qué manera fueron afrontando los diferentes obstáculos que el sistema patriarcal les iba imponiendo como barreras, y que debían superar si pretendían avanzar en sus carreras. Frases como “no te embaraces hasta que termines la tesis” o “sexo por avanzar u obtener algún cargo o puesto de poder” eran moneda corriente en el ámbito científico. Entonces, “no hay doctorado que te saque del patriarcado”, subrayaban a modo de humorada para criticar el modelo con el que luchan a diario. “Antes frases de este estilo estaban naturalizadas, pero ya no, eso cambió”, afirmaron. A modo de ejemplo gráfico, Nadia Luna contó que en un centro de investigación en el sur del país las mujeres del lugar “se cansaron de los micromachismos y las frases desubicadas que les solían dedicar sus colegas. “Por eso llevaron adelante una iniciativa interesante, que les sirvió para que sus compañeros pudieran tomar consciencia. Lo que hicieron fue empapelar el centro con afiches con las frases más duras que les solían decir todos los días para que se pudieran dar cuenta realmente de lo que estaban diciendo”. Cambios y desafío Cuando el reloj marcó los 60 minutos desde que comenzó el panel, las disertantes señalaron algunos puntos clave que tienen las mujeres como desafío en el mundo de la Ciencia, pero que también pueden ser aplicables para el “día a día de cada mujer en su trabajo o en la vida”, dijeron. El rol de los medios para la difusión de la ciencia es fundamental y “es necesario que haya más espacio para este tipo de áreas y, sobre todo, que puedan darle importancia a las investigaciones que las mujeres científicas llevan adelante, porque en muchos casos hay varones que se apropian de papers que en realidad hicieron becarias”. Otra suerte de reflexión tuvo que ver con el hecho de “llegar más a los barrios con la Ciencia, para que no se mantenga esa lejanía con lo popular que hoy existe entre los científicos y la sociedad, que pareciera que las y los investigadores están a un nivel intergaláctico, cuando en realidad no es así”. También hicieron hincapié en “deconstruir”, “quebrar”, “cuestionar” todos “los modelos de éxito” y, finalmente, “buscar que la comunicación pública de la Ciencia supere el hecho científico para que haya un contacto más fluido y cercano entre investigadoras e investigadores y las personas”, culminaron.
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