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10-06-2019
Escaló la tercera montaña más alta del mundo

Momento cumbre: tocar el cielo con las manos

Momento cumbre: tocar el cielo con las manos
Un santafesino tardó un mes y medio en respirar el aire más puro de Kanchenjunga. Se convirtió en el primer argentino en tocar la cima de 8.610 metros. “Esta montaña me enseñó que los miedos están para enfrentarlos”, aseguró a Mirador Provincial.

Rodrigo Pretto
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Son las 7.30 del 15 de mayo. El altímetro marca 8.610 metros sobre el nivel del mar (MSNM). Juan Pablo Sarjanovich acaba de convertirse en el primer argentino en hacer cumbre en el Kanchenjunga -el pico más alto de India y el segundo más alto de Nepal-, la tercera montaña más alta del mundo, únicamente superada por el Everest y la K2.

Tiene 43 años. Nació en Rosario, se crió en Villa Cañas y actualmente vive en Funes. Es profesor en Administración Agraria, aunque no ejerce. También tiene un postgrado en Sociología Rural. Es voluntario activo de Cascos Blancos Argentina, en donde participó con una misión en Haití en 2013. Además es tenor desde hace diez años en el Coro Estable de la UCEL. Y por el logro último recibió las felicitaciones del presidente de la Nación, Mauricio Macri.

“Esta montaña me enseñó que los miedos están para enfrentarlos. Antes de venir me imaginaba un monstruo que se comía la gente, pero resultó ser increíble, casi mágica. Nos hicimos buenos amigos”. Así recuerda Sarjanovich su última expedición, una travesía que le demandó unos 45 días cuando el reloj comenzó a marchar desde el momento en el cual emprendió viaje. “Hasta llegar al pie del Parque Nacional tardé una semana”, rememora.

La aventura, que recién comenzaba a hacerse realidad, demandó otros 11 días hasta la aproximación al campo base. Y a partir de ese entonces, se puso en marcha la etapa de preparación corporal para soportar latitudes. “Invertí 12 para subir y bajar a distintas alturas progresivamente, montando campamentos y preparándome para ser recibido por la montaña”, recapitula.

Y una vez aclimatado, la apuesta final. Fue una espera de 11 días para que la montaña “nos dejara empezar a subir hacia la cumbre”. El recorrido definitivo que se inició el 11 de mayo a 5.600 metros tenía su broche dorado el día 15 para emprender regreso 24 horas después. “Cada temporada en Asia es increíble. La gente es muy espiritual, están llenos de amor. Se brindan a pleno y desinteresadamente. Te contagian. Eso me llena y me hace volver una y otra vez. Y luego, claro, está la montaña que es mi escuela, mi maestra, mi estilo de vida”, destaca.

El esfuerzo de una temporada
Todo un apasionado de este clase de travesías, la preparación para subir a este tipo de montañas lleva su tiempo. Todo comienza a los pocos días de haber descendido de algún pico y se extiende hasta el día mismo de comenzar con el ascenso. Para llegar en óptimas condiciones al Kanchenjunga, Sarjanovich hizo una pretemporada de 6 semanas entre febrero y marzo en El Chaltén, para luego visitar la altura de Mendoza.

“Hace poco di la vuelta a los hielos continentales como parte de mi entrenamiento. Me pareció muy interesante y es probable que vuelva a entrar por más tiempo a hacer algún cerro o algún recorrido más extenso. No soy un gran escalador, soy más bien un aventurero”, se define.

Proyecto ochomil
Nació hace seis años y Sarjanovich lleva cinco expediciones. Se trata de 14 montañas de más de ocho mil metros en el Himalaya, en donde los montañistas de diferentes países intentan completar la zaga de escalar los diferentes picos. “Los argentinos aún estamos trabajando en eso. Es lo que me motiva a hacerlo. Tiene un poco de altruismo y de mística nacional que me atrae. Salgo con la celeste y blanca con el doble de fuerzas hacia arriba. No subo yo, sube un país. Así lo siento, así lo vivo, así lo soñé y así se está haciendo realidad”, sostuvo.

La octava montaña más alta del mundo, el Manaslu, de 8.163 MSNM, fue el primero de sus ochomil. Al segundo intento, en 2016, el montañista logró tocar cumbre. Ahora fue el turno de la tercera montaña más alta del planeta. Kanchenjunga no tenía ni un intento nacional hasta el momento. En 2017, el oriundo de Rosario había ido a estudiarla por un pico virgen cercano con una cordada española. “Siempre las analizo antes de intentarlas, a las que quedan también las conozco. No son sencillas, tienen fama de malhumoradas”.

Sarjanovich tiene un sueño y es continuar respirando el aire en lo más alto durante las próximas temporadas. Y puntualmente los destinos son dos. Uno es el Nanga Parbat, de 8.125 MSNM, en Pakistán. Y el otro el Annapurna, de 8.091 MSNM, en Nepal. Se trata de la novena y la décima más altas del mundo, respectivamente.

Ascensos por el mundo

El montañista guarda la primera foto que le dio origen a su pasión, a su estilo de vida. La historia se remonta a las sierras de Córdoba, un lugar donde las visitas no cesan. La expedición junto a su padre cuando tenía 7 años en el Cerro de la Cruz, en Santa Rosa de Calamuchita, fue la llama que encendió todo. Y a partir de eso, una larga lista de logros. Además de lo hecho en materia de ochomil en Nepal y Pakistán, Sarjanovich logró subir el Naya Kanga (5.850 MSNM). También ha intentado el Sharpu IV, una cumbre de 6.350 metros que aún sigue virgen.

Picos de Europa y en los Alpes, cerros como el Mont Blanc por el lado italiano, el Toclaraju en Perú, el Pequeño Alpamayo en la cordillera real de Bolivia, el Aconcagua y el Ojos del Salado, marcan un tilde en la extensa memoria que reúne un total de una decena de ascensos superiores a más de seis mil metros.




 



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