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10-07-2019
La UNER Investiga

Una dieta para combatir un tipo rebelde de epilepsia

Una dieta para combatir un tipo rebelde de epilepsia
A través de un proyecto, un investigador de la Facultad de Ciencias de la Alimentación desarrolló alimentos altos en lípidos y bajos en carbohidratos para tratar la epilepsia refractaria y el Alzheimer, a costos accesibles.

Es conocida la estrecha relación que existe entre la alimentación de un individuo y su salud. La dieta cetogénica es una dieta rica en grasa y pobre en proteínas y carbohidratos que obliga al organismo a utilizar la grasa como fuente de energía, como ocurre durante el ayuno. El metabolismo de los ácidos grasos genera un estado de cetosis que por distintos mecanismos disminuye el número de crisis.

En los últimos años, esta dieta ha ganado notoriedad en la sociedad como régimen alimentario para adelgazar. Sin embargo, desde hace varias décadas se está explorando su uso como tratamiento no farmacológico para personas que sufren epilepsia resistente a medicamentos (o epilepsia refractaria), Alzheimer, Parkinson, traumas cerebrales, esclerosis lateral amiotrófica y diferentes tipos de cáncer, entre otras enfermedades.

Según la OMS, aproximadamente 15 millones de personas en el mundo padecen epilepsia refractaria, mientras que en nuestro país se cuentan alrededor de 125.000 personas con este padecimiento.

Actualmente, en el mercado nacional existen productos importados aptos para ser utilizados en esta dieta. Sin embargo, sus elevados precios de comercialización condicionan la accesibilidad y dificultan la continuidad en este régimen alimentario que, por otra parte, es imprescindible.
Esta situación se ve agravada debido a que la industria nacional no ofrece productos alternativos a los importados. Es por esto que a través de este proyecto se pretende desarrollar productos alimenticios que sean aptos para ser utilizados por consumidores o pacientes que sigan la dieta cetogénica, pero que además resulten estables, apetecibles, nutricionalmente completos y más económicos que los que actualmente se comercializan en el mercado nacional.

La academia

Lucas Benítez es Ingeniero en Alimentos egresado de la Facultad de Ciencias de la Alimentación de la ciudad de Concordia, trabaja en el Laboratorio de Fisicoquímica de la Facultad y desarrolla esta investigación como parte de su tesis doctoral de Conicet. Los productos desarrollados a partir de materias primas de importancia nacional resultaron nutricionalmente completos y versátiles en relación a su presentación y uso. “Este desarrollo permitirá que los consumidores y pacientes puedan seguir la dieta cetogénica de manera más sencilla y amplía además la variedad de productos que pueden incorporarse en este régimen”, aclara Benítez. Paralelamente, el empleo de sub-productos agroindustriales como materias primas de los productos desarrollados reducirá el impacto ambiental que producirían al desecharlos sin un tratamiento adecuado.

La dieta cetogénica, término acuñado por Russell M. Wilder (1885-1959) en 1921, alude a una intervención terapéutica cuyo objetivo es generar una situación de cetosis (formación de cuerpos cetónicos) similar a la del ayuno. Tal situación se logra bien por un aporte insuficiente de alimentos (la cantidad de energía de la dieta es menor que la requerida) o bien por una restricción de alimentos ricos en glúcidos (consumiendo alimentos ricos en proteínas o en grasas). Este tipo de dietas, que se deben aplicar bajo control médico, se prescriben en la epilepsia refractaria al tratamiento farmacológico o en sujetos con obesidad mórbida que se someterán a una intervención de cirugía bariátrica. Un caso particular de dieta cetogénica es la popular dieta Atkins.
“Trabajo desde 2015 en este proyecto, que surge como forma de darle una respuesta concreta a padres, nutricionistas y médicos que están vinculados por distintos motivos a la epilepsia refractaria en niños”, cuenta Benítez, no sin señalar que “buscamos desarrollar un producto alimenticio apto para tratar gurises con esa patología”.

Una cura costosa

Ante una consulta, Lucas Benítez explica que la epilepsia “es un desequilibrio eléctrico que tienen las neuronas”, que “las manifestaciones más comunes son las convulsiones o también llamadas crisis epilépticas”, que “se trata de eventos súbitos, de corta duración que pueden producirse con pérdida o no del nivel de conciencia y con movimientos convulsivos o no, porque a veces se manifiesta mediante el simple parpadeo, es decir, prácticamente imperceptible”.

–¿Cómo se produce?

–Debido a lesiones cerebrales, factores genéticos, infecciones, crisis febriles o alteraciones metabólicas. Para tratarla, se suele administrar antiepilépticos, se recurre a cirugía en algunos casos o se echa mano de la dieta cetogénica.

Cuando ocurre la crisis, la persona es derivada a un centro de salud. En primera instancia, se aplican antiepilépticos pero si los efectos no son los procurados en cuanto a inmediatez, se recurre a la dieta cetogénica.

–¿Es un problema extendido?

–En Argentina, alrededor de 125.000 personas son epilépticos refractarios (ER) a los medicamentos. Los pacientes epilépticos refractarios presentan una mala calidad de vida producto de los súbitos y continuos ataques convulsivos.

–Y la dieta especial lo resuelve…

–Sí, pero vayamos lentamente para que veamos en qué consiste nuestro aporte. La dieta cetogénica (DC) es un régimen alimentario donde el mayor aporte calórico proviene de los lípidos y limita la ingesta de carbohidratos. La dieta es estricta y restrictiva, de difícil aceptación y continuidad y debe estar bajo seguimiento médico.

A propósito de la pregunta, la DC se ha demostrado efectiva para tratar la ER en niños y en adultos sin importar el sexo y está siendo implementada en numerosos centros hospitalarios de la Argentina.

–Parece que viene llegando un “pero…”.

–Efectivamente. El problema es que los productos aptos para la DC disponibles en el mercado son importados y de elevado costo para las familias en nuestro país, lo que condiciona la accesibilidad y la continuidad en la DC a muchas personas. La propuesta nuestra es desarrollar ‘nacionalmente’ una símil leche fluida y en polvo aptos para la DC.

Nuestra investigación apunta a solucionar esta demanda real, que permita, en un futuro desarrollar nuevos productos que se dirijan a disminuir los pesares de personas con patologías de gravedad y crónicas.


 



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