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16-08-2019
Federico Paggi, secretario de Gestión Territorial de educación

Abuso infantil y violencia: “Es clave la escucha del primer relato”

Abuso infantil y violencia: “Es clave la escucha del primer relato”
La importancia de la Educación Sexual Integral y de habilitar ámbitos de diálogo con niños, niñas y adolescentes. La aplicación de un protocolo para intervenir en situaciones de urgencia.

Nancy Balza
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Imaginemos esta situación: es viernes al mediodía, termina la jornada escolar y para una niña arranca el fin de semana en casa de algún miembro de su entorno familiar, pero no quiere ir. Entonces manifiesta su malestar a través de su cuerpo o su conducta, o directamente con palabras ante la persona adulta por quien siente confianza. O vayamos al espacio de un jardín de infantes donde, a través de juegos y canciones, se habla de los secretos, de aquellas cosas que se ocultan porque dan vergüenza o tristeza; y en ese entorno un niño se anima por fin a contar eso que le dijeron que calle. Son escenas ficcionadas que bien pueden ser reales y posibles en cualquier escuela.

Federico Paggi, secretario de Gestión Territorial del Ministerio de Educación de la Provincia, es quien relata estas situaciones a la luz de la experiencia recogida con la aplicación del protocolo de actuación en “situaciones complejas” y de los canales de comunicación que se abrieron a partir de la Educación Sexual Integral. El diálogo con este medio se produjo poco después de conocerse la investigación iniciada a una pareja por posible corrupción de menores, a partir de una denuncia promovida por el equipo socioeducativo de la Región IV de Educación. Y de los 400 casos de abuso y maltrato que son denunciados por año a través de las escuelas.

- ¿Cómo se abordan desde las instituciones educativas las situaciones de violencia y abuso, más allá del hecho que trascendió en estos días? ¿Tienen un protocolo para saber cómo actuar?
- Hace un tiempo largo que hicimos un protocolo con el nombre de “Orientaciones para la intervención educativa en situaciones complejas relacionadas con la vida escolar”, una pequeña publicación con pautas para seguir en un montón de situaciones, dentro de las cuales está el tema de violencia familiar, presunción de abuso, discriminación, conflictos en redes sociales, trata de personas. Es bastante amplio. Además, tenemos un protocolo específico, más nuevo, que se distribuyó en todas las escuelas. Más allá de los protocolos internos del ministerio, a todos los adultos nos rigen las leyes (nacional y provincial de adhesión a la anterior) de protección de niñas, niños y adolescentes. Y cualquier persona mayor de edad, si tiene conocimiento o presunción de que se está cometiendo alguna clase de violencia o abuso contra un menor, tiene la obligación de denunciar.

La escuela es un espacio en el que se dan posibilidades de escuchar relatos; si los niños se sienten habilitados para poder hablar, ese primer relato llega al oído de la maestra, del profesor, de asistentes escolares de portería o de cocina, que a veces tienen un contacto muy cercano con el alumnado. En la secundaria, el personal de preceptoría está más cerca de los adolescentes. Y es clave la escucha del primer relato y la valoración que hace de éste la persona adulta.

Seguramente, esa persona irá a la dirección de la escuela a plantear la situación y a partir de ahí se dispara el protocolo de intervención de equipos de supervisión y de los equipos de apoyo socioeducativo que están en las regionales educativas y abarcan la zona territorial. Y si se entiende que la situación es de gravedad, se hace la denuncia.

También se planteó en el protocolo que, si se entiende que puede haber una vulneración o un problema de integridad para quien escuchó el primer relato o para la escuela, la denuncia la puede hacer una persona que está en jerarquías superiores: supervisión, delegado regional, equipo socioeducativo. Una vez hecha la denuncia, quien escuchó el primer relato va a ser citado a declarar, es lo que marca la ley. Pero la denuncia a veces se produce en un momento crítico porque no se puede perder tiempo: nos ha sucedido de activar muy rápidamente este trámite ante el Ministerio Público de la Acusación para que se activen los canales de protección e intervengan otras instituciones, como los equipos locales o provinciales.

Por otra parte, en los equipos socioeducativos siempre hay un teléfono de guardia para activar los pasos a seguir en caso de una situación de esta naturaleza.

- ¿En qué contextos se dieron los 400 casos en los que interviene el Ministerio de Educación? ¿Pueden haber más situaciones similares?
- A través de los equipos, llevamos un registro que nos permite ver la evolución. No podríamos decir que hubo un aumento del año pasado a este, primero porque estamos a mitad de año. Pero además, habría que hacer un análisis más fino de los casos. El aumento puede atribuirse a que hay más facilidades para expresar estas situaciones.

- ¿A qué lo atribuyen?
- En la escuelas secundarias lo atribuimos a la fuerte introducción de la Educación Sexual Integral. Lo mismo ocurre en los jardines, donde a partir de distintas metodologías pedagógicas que tienen que ver con juegos y otros recursos, quedaron expuestas estas situaciones. Ocurrió que en un mismo jardín (de una ciudad del sur), se presentaron cuatro relatos y hubo que activar el protocolo. Acá sí fue una relación clara y directa, porque ocurrió en una actividad que se desarrollaba en el marco de la aplicación de la ESI. Por otro lado, en los institutos terciarios de formación docente, en el espacio específico de ESI, también ocurrió que una persona ya adulta relató algo que le había sucedido años atrás.

Tenemos un aumento de situaciones desde hace unos 5 o 6 años porque es cuando se amplió muchísimo el marco de aplicación de ESI en lo que tiene que ver con la formación docente. La ESI fue aprobada en 2006, los contenidos transversales fueron aprobados por el Consejo Federal de Educación en 2008, allí se armó en la Provincia un equipo de trabajo -que luego se amplió- para capacitar a docentes y a partir de entonces, año a año, se incrementó el personal capacitado.

Es una tarea que lleva tiempo, una cascada que va creciendo y empieza a notarse ese quiebre crítico cuando aumentan en cantidad y en tiempo de dedicación los equipos socioeducativos en las regionales. Ya teníamos un protocolo bien escrito y distribuido en las escuelas y los equipos formados para su aplicación. Entonces, cuando vemos que el número de casos avanza, también interpretamos que el equipo va llegando de mejor manera.

- A esta altura no se puede seguir discutiendo si ESI sí o ESI no, porque está claro que es un ámbito donde los chicos y chicas pueden hablar y reconocer que hay situaciones que no son “naturales”.
- Cada niño, cada niña, cada adolescente es una persona y no pertenece a nadie. Cuando todos entendamos que no somos propiedad de nadie ni propietarios de nadie, vamos a reconocer y a no vulnerar los derechos de ninguna persona. Particularmente, los adultos tenemos que proteger a quienes no lo son y la forma de hacerlo es no negar los derechos que les asisten, como el acceso al conocimiento para decidir mejor según sus convicciones. La escuela y los adultos tienen la obligación de no conculcar ningún derecho, entre los que se encuentran los derechos sexuales y reproductivos, y el acceso al conocimiento.

“Tenemos un aumento de situaciones desde hace unos 5 o 6 años porque es cuando se amplió muchísimo el marco de aplicación de ESI en lo que tiene que ver con la formación docente”.

“La ESI fue aprobada en 2006, los contenidos transversales fueron aprobados por el Consejo Federal de Educación en 2008, allí se armó en la Provincia un equipo de trabajo -que luego se amplió- para capacitar a docentes y a partir de entonces, año a año, se incrementó el personal capacitado”.




 



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