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23-08-2019
Verso y prosa

Personajes de Nogoyá, en retratos poéticos de Alfaro

Personajes de Nogoyá, en retratos poéticos de Alfaro
En “Nombres propios”, Juan Manuel Alfaro rescata una serie de perfiles de personajes que marcaron la vida de Nogoyá. El libro, editado por Ana Editorial, propone en verso y prosa.

Carlos Marín

¿Cómo narrar una vida en pocas líneas de texto? Un buen camino para hallar una respuesta al interrogante puede transitarse en las 110 páginas de “Nombres propios”, un nuevo trabajo que Juan Manuel Alfaro pone a consideración de su vasto y fiel público lector.

El libro, publicado por Ana Editorial, incluye 44 poemas y prosa, que ilustran sobre otras tantas historias de vida que el escritor nacido en Nogoyá elige contar.

El recorrido por “Nombres propios” da cuenta de la aguda capacidad de observación de Alfaro; de su maestría para captar detalles y trasladarlos a palabras; de su capacidad para esbozar un retrato y, de esa manera, capturar lo esencial de un tipo humano.

En el transcurso de la aventura que el poeta formula, la propuesta irá desde el barrio hacia el mundo, desde la comarca al universo impulsada por una serie de historias mínimas y acontecimientos emotivos que marcan la existencia de personajes que caracterizaron a Nogoyá en distintas etapas del siglo XX.

Su madre y su padre, una maestra, Policarpo Morales, Don Eustaquio, Doña María, “El ruso” Valente, “Mamito” Berisso y “el Negro Minaya” son algunos de los nombres que aparecen en el libro que permite reencontrarse con un autor que se supera con cada nuevo trabajo que da a conocer al público.

En los textos se refleja no sólo la historia de gente de un lugar, también hay referencias a lugares emblemáticos de Nogoyá reconocidos a través del prisma del tiempo y la nostalgia.

Aclara

En el recorrido que propone al lector, Alfaro añade en la parte final una serie de notas complementarias que aclaran aspectos y colaboran a la comprensión de los personajes y las historias que el escritor enfoca en sus poemas

En el conjunto, especialmente significativo resulta “Ráfagas y bandadas”, escrito a la memoria de Omar, María del Carmen Fettolini, María Eugenia y Fernando Amestoy, asesinados en la Masacre de la calle Juan B. Justo, de San Nicolás, en noviembre de 1976. El poema cala hondo a partir de hacer presente un hecho trágico de la historia argentina, cuando una familia fue acribillada por fuerzas de seguridad estatales en el interior de una vivienda que ocupaban.

A partir de este extenso poema, queda claro que el poeta no abona sólo a una mirada idílica o ingenua de la realidad, atravesada de afecto y ternura. También se erige como ciudadano que expone su compromiso a través de un modo de expresarse que maneja con maestría: la poesía.

El libro que faltaba

“En casi todos mis libros, explícita o implícitamente, hay referencias a personas, situaciones o lugares vinculados al mundo de mi infancia y adolescencia, pero ninguno se refiere –exclusivamente- a gente de Nogoyá”, explica Alfaro en el prólogo. “Por eso –añade- he reunido poemas ya publicados y poemas inéditos –de distintas épocas, de formas y tonos diversos, pero con un espíritu común- con el propósito de conformar ese ‘libro faltante’”.

“Nombres propios” fue elegido como título del libro “por la naturaleza sustantiva y por la ‘propiedad’ de la cercanía de esas existencias que tuve la gracia de conocer: en algunos casos, por los vínculos familiares o afectivos, muy estrechos; en otros, simplemente, por tratarse de personajes entrañables que son parte de la memoria de todos”.

Si bien, no se trata de poemas ‘documentales’ o ‘biografías poéticas’, -como el mismo autor explica- “no son semblanzas descriptivas, ni retratos, en los que deban buscarse los datos precisos y la absoluta fidelidad fotográfica, aunque también algo de ello pueda encontrarse en alguna línea”.
De todos modos existe una dimensión que permite reconocer en estos poemas a muchos ‘anónimos’ rescatados en versos del olvido inexorable. Un reconocimiento más que merecido porque, de algún modo, han contribuido a delinear la identidad comunitaria en Nogoyá.

En este aspecto, para el poeta “la aspiración de mi escritura siempre ha tenido vinculación con ciertas búsquedas esenciales en las relaciones profundas de los seres con sus semejantes, con el lenguaje y con el mundo. Y en este caso en particular, al contribuir a que estos ‘Nombres propios’ tengan un modesto lugar en la memoria escrita”.

Huelga señalar la irreprochable factura en coplas y en poemas que desde lo formal concreta Alfaro. Se trata de un maestro que, cabe reiterarlo, en cada título que da a conocer llega a nuevas alturas para gozo de los amantes de la buena literatura y para orgullo de la cultura de la provincia.

Apuntes para una biografía

Alfaro es poeta y narrador; y nació en 1955. Ha publicado "Cauce", "La luz vivida", "El cielo firme", "La piedra azul", "Plena palabra" y "Sonetos" (poesías) "La dama con el unicornio" (Cuentos). Compiló y prologó la Obra poética de Carlos Alberto Álvarez. Es autor, además de "El Zurdo" la vida y el canto de Miguel Martínez.

Ha obtenido, entre numerosas distinciones, los premios: "Rosalinda Fernández de Peirotén" de la Asociación Santafesina de Escritores en 1979 y 1981; "Orlando Travi" de la Fundación Argentina para la Poesía en 1985; "Gervasio Méndez" de la Asociación Entrerriana Justo José de Urquiza en 1997; y en dos ocasiones el Premio "Fray Mocho" cuentos en 1998 y poesía en 2002.

Entre tantas reconocidas obras, Juan Manuel Alfaro es autor de "El canto entero de Marcelino Román" de 2014 en el que, a través de un recorrido por toda la obra publicada de Marcelino, observa la profunda coherencia entre sus postulados teóricos y su obra poética, y reúne testimonios, comentarios y opiniones acerca de la personalidad y producción del autor de "Comarca y universo".

Sinceridad de un oficio

El escritor, difusor y crítico literario, Edgardo Lois, analizó tiempo atrás la obra de Alfaro. Sus comentarios son sumamente pertinentes ahora que está siendo presentado “Nombres propios”, con personajes de Nogoyá, el ugar donde el poeta nació y se formó.

“Todo escritor o poeta que practique con sinceridad su oficio, es dueño de un barrio, una esquina, una ciudad, una sintonía, un universo propio. Sobre el papel aparece el alma profunda del hacedor. Juan Manuel Alfaro es uno de ellos, y debo agradecer el contacto con su poesía. Un encuentro feliz con el hombre. Una maravillosa sorpresa, en muchos momentos me ganó el asombro ante sus imágenes, sus memorias, sus patrias internas: la infancia y sus seres queridos, los paisajes y sus colores”, señaló.

Y, más adelante, señaló: “Como creador aplicado a su quehacer: el oficio de todos los días, el encuentro con la palabra, con la memoria, y papel y tinta sobre su escritorio, busca, piensa alrededor de su escritura”. Lois comparte una convicción. “Creo que Alfaro logra un acercamiento a la esencia de la definición de la poesía en ‘El trompo’: El poema / me baila en la palma de la mano / como un trompo, / y, a veces, / como un trompo / se me duerme / girando, / girando / en la línea de la vida, / girando / entre el abismo / y el milagro. / Y al final, / como un trompo, / se entrega / y se muere de manso. // Es mejor el comienzo: / ver el trompo girando. / Vencer la tentación, / vencer / y no atraparlo”.


 



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