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18-10-2019
Guillermo Francella

Fenómenos inimaginables

Fenómenos inimaginables
El reconocido actor argentino se lució en la dirección de “Perfectos desconocidos”, la obra que llega este viernes a ATE Casa España. Mirador Provincial dialogó sobre esta adaptación pero también sobre la vuelta de “Casados con hijos”: será en formato teatral, en junio de 2020.

Ignacio Andrés Amarillo
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La versión teatral de la película de “Perfectos desconocidos” de Paolo Genovese, con adaptación y dirección de Guillermo Francella y las actuaciones de Tomás Fonzi, Peto Menahem, Manuela Pal, Carla Pandolfi, Carlos Portaluppi, Raúl Taibo y Magela Zanotta, se verá este viernes desde las desde las 21, en ATE Casa España (Rivadavia 2.871).

Las localidades se pueden adquirir en boletería de sala o por sistema Ticketway a los siguientes valores: fila 1 a 16: $ 900 más costo administrativo de sala $ 80; fila 17 a 23: $ 800 más costo administrativo de sala $ 80; pullmann $ 700 más costo administrativo de sala $ 70; pullmann afiliados a ATE $ 670 más costo administrativo de sala $ 70 (stock limitado).

Antes de la función, Mirador Provincial dialogó con Francella para conocer más sobre esta propuesta y sobre la vuelta de “Casados con hijos” en formato teatral.

Puesta escénica
— ¿Cómo fue la decisión de adaptar la película de Paolo Genovese?

— Es un universo que me fascinó: vi la película muy identificada con nuestros tiempos, con todo el avance de la tecnología. Me pareció que tenía una dramaturgia fantástica, está muy bien escrita. Y ni bien la vi dije: “Es plasmable teatralmente”. Había que adaptarla, encontrarle la vuelta.

Tratamos de obtener los derechos, nos los dieron, y empecé a trabajar en la adaptación, porque en una película estás siempre cubierto con un plano corto, con un exterior, un plano detalle; en esta ocasión había que mostrar eso mismo en un universo teatral. Logré una adaptación que me gustó, empezamos a trabajar con un elenco que había elegido, que me encantó.

Estoy feliz, hace dos años que estamos dando vuelta con esta pieza, muy orgulloso de lo que viene generando en cada lugar donde pisa. Es un proyecto que me hace sentir muy feliz, por eso me dio ganas de dirigirlo, de llevarlo a la práctica, no como actor sino en este caso en la dirección y producción.

— ¿Cómo fue armar ese primer elenco, que fue mutando?
— Son muy heterogéneos todos los personajes. Hay un tema de edad, de aspecto; talento todos tienen, son fantásticos comediantes. Paralelamente había algo de personalidad de cada uno que yo necesitaba que tengan: alguien con mayor desparpajo, una actriz mas naif o vulnerable. Tenía que ver con un montón de elementos que me hacían un todo para mí.

Arrancamos con un elenco y estuvimos muchos meses. Por enfermedad de Alejandro Awada lo reemplazó Raúl Taibo, ahí estuvimos mucho tiempo más. Después hubo circunstancias como el embarazo de Agustina Cherri, que tuvo que bajarse y la reemplazó Manuela Pal. Todos brillantes actores. Gonzalo Heredia con la intensidad de la tira “Argentina, tierra de amor y venganza” no podía hacer las dos cosas, lo reemplacé con Tomás Fonzi, otro brillante actor. Así fue sucedió sucediendo, todo intentando respetar la línea inicial.

Lo que más me emocionó a mí es el compromiso, las ganas, de transformar esta comedia: que no sea simplemente un trabajo que los han llamado, que hay que estudiar la letra e interpretarla; si no que hay algo muy verosímil que ocurre arriba del escenario: es como estar espiando por el ojo de la cerradura a personas que están hablando. Ese era el deseo y el anhelo mío de llevar a la práctica.

Intimidades
— Dentro del cine también hubo una versión española de Alex de la Iglesia, una versión de Corea del Sur...

— Son versiones cinematográficas, pero el estreno mundial teatral fue el mío: vino Paolo Genovese a verla y quedó muy feliz. Vi la de Alex de la Iglesia y no tiene nada que ver con la película italiana: hizo una versión libre de algo que no es en lo que me basé, me gustó, lo que yo quería. Es totalmente diferente. Es un brillante director, con brillantes actores alrededor, pero no tenía nada que ver con lo que yo necesitaba.

— Lo que te gustó es eso de cómo vivimos este mundo nuevo en donde la privacidad no es lo que era antes.
— De eso se trata. Porque se habla de muchas cosas. Para que el lector pueda entenderlo: son cuatro matrimonios que se juntan a comer, como lo hacen asiduamente, y en esta ocasión puntual la anfitriona dice: “Ya que nos conocemos tanto, y que no hay nada que esconder, propongo un juego: mientras dure la cena cada mensaje de WhatsApp, cada mensaje de texto o llamada las compartimos entre todos en altavoz”.

No habla solamente del engaño, de toda la transparencia de la persona con sus compañeros, sino de la invasión de la privacidad, del desnudarnos, exponernos: esa cosa tan gratuita y que ha cambiado todo. Creo que la tecnología en muchos casos sumó, pero en muchos otros restó, sobre todo en los vínculos. Por eso me movilizó tanto llevar a la práctica esto.

— ¿Te ves más seguido en este rol de director en el futuro?
— Depende, si tengo proyectos jugosos y valiosos como “Perfectos desconocidos”. Sino, no. No es que “se abrió ahora una ventana de dirigir”; sí, ¿por qué no?, puedo seguir dirigiendo, pero hay que ver si tengo este tipo de material; no es que tengo ganas de sumarme todos los años a una obra distinta para dirigir. Esta me gustó mucho, me volví loco, y hace dos años que estamos viviendo un viaje maravilloso: primero en Buenos Aires, después en el interior del país, Uruguay y Chile, con una felicidad absoluta. Es como cuando elegís un trabajo actoral: si el material te gusta vas para adelante.

— ¿Cómo sigue la andadura de la obra?
— Me parece que lo estamos finalizando en Uruguay a fines de noviembre: terminamos esta gira, que ha sido una enorme experiencia.

Regreso argento
— Se confirma lo de “Casados con hijos” para mediados del año que viene. ¿Cómo salió la propuesta y cómo fue la respuesta de todos?

— Estaba dando vueltas hace mucho, teníamos ganas de aunque sea una despedida hermosa para con el público en teatro. Aunque sea por tres meses, porque a todos la vida nos cambió, los trabajos, Luisana (Lopilato) vive en Vancouver. Todo tiene que amalgamarse y ver si se puede llevar a la práctica: todo indica que para junio de 2020 podría ser. Están faltando algunos detalles, pero estaríamos todo el elenco. Está Sony, el teatro, Viacom/Telefe, que se puedan amalgamar los tiempos y los trabajos de cada uno: estamos con mucha ilusión de llevarlo a la práctica.

— ¿Te sigue sorprendiendo el fenómeno?
— Ya no (risas). Ya lo tenemos en nuestro cuerpo de tal modo... Cuando arrancó sabía que iba a gustar mucho, pero nunca imaginé 15 años ininterrumpidos, puestos en cualquier horario generando audiencia en los canales que la emiten. Es extraordinario lo que ha ocurrido.

— ¿Tenés otro proyecto en carpeta?
— Se estrena en enero la película “El robo del siglo”, que hicimos con Ariel Winograd. Está basada en una historia real: el robo al Banco Río en 2016, que fue por los desagües...

— El de los botes, con Mario Vitette Sellanes.
— Exactamente: yo hago el personaje de Vitette y Diego Peretti el de (Fernando) Araujo. Estamos muy metidos en eso, falta poquito, se va a estrenar en todo el país.




 



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