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30-10-2019
Campaña

Desarmarse, para construir una sociedad más segura

Desarmarse, para construir una sociedad más segura
Concordia se sumó a una movida nacional de entrega voluntaria de armas. Con capacitaciones previas y en dos sedes, el resultado fue altamente positivo. Destacaron la importancia tanto de derribar mitos como de generar nuevos comportamientos.

Belén Fedullo
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Según muestran las estadísticas, en la última década crecieron los delitos con armas de fuego y los conflictos armados a nivel mundial. Tener un arma ya no es tan difícil como en otra época y, en algunos países, desde la juventud existen altos índices de tenencia que terminan en hechos trágicos como las masacres escolares. Argentina no es la excepción, está entre los países de Sudamérica en los que hay altos niveles de tenencia ilegal de armas, eso preocupa y genera motores de cambio.

Durante la semana, estuvo en Concordia el Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas, que dividió la ciudad en dos zonas para comodidad de los ciudadanos que quisieran “desarmarse”. Este programa depende del ANMAC (Agencia Nacional de Materiales Controlados), está bajo la órbita del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, y realizó un trabajo articulado con el Ministerio de Gobierno y Justicia y la Municipalidad de Concordia.

Para generar una respuesta más favorable, en los centros de recepción dispusieron incentivos económicos de hasta $3.000 para quienes entregaran armamento que, dentro de las 24 horas, podían cobrar directamente en un Rapipago.

La capacitación previa

Antes de fijar puntos para recibir las armas, en Concordia decidieron hacer encuentros en los que debatieron sobre lo que significa una persona armada y cuál es la salida ante un problema que crece.

Diego Passarello, director de Seguridad municipal, comentó: “Hicimos seminarios y diferentes talleres en varias instituciones educativas. Hablamos de las creencias que matan y las ‘identidades armadas’ y pudimos debatir”, y explicó: “Vimos los estereotipos de los hombres, fundamentalmente, con las armas y el supuesto poder que dan, que es lo que se consume en distintos medios audiovisuales. Muchas veces piensan que tener un arma en el domicilio constituye un elemento de protección para la familia o ante un eventual problema, pero muchas veces terminan lamentándose por accidentes o por uso indebido que se le da; entonces trabajamos sobre eso”.

“Pudimos vincular también lo que vimos con la identidad de género y ahondar en los problemas que se generan por la creciente violencia hacia las mujeres que se ejerce y que, lamentablemente, muchas veces incluye la presencia de armas. Se ha perdido el sentido y se simplifica lo que significa estar armado, por eso es necesario encender alertas”, indicó.

“En los más jóvenes percibimos una dificultad para darse cuenta del peligro que conlleva la tenencia de un arma; de hecho en alguna escuela nos contaron que alumnos han ido armados a clases y ahí mismo vimos cómo el contexto puede darle mayor sentido a la explicación acerca de la peligrosidad que representa un arma en manos de una persona. Es una responsabilidad y el saber que hay un lugar en el que se puede ir a dejar ese elemento peligroso aliviana la carga de quienes deciden hacer la entrega”, aportó.

Las personas que asistieron a los talleres sinceraron sus conocimientos sobre armas y la facilidad con la que se consiguen, pro a la vez escucharon y ofrecieron soluciones para contribuir al desarme. “A partir de lo que fuimos tratando pudimos ver en conjunto lo que se genera cuando hay un arma en una casa, lo que representa para una familia y las consecuencias que podría tener. Una vez que llegamos a conclusiones con los distintos grupos aprovechamos para invitarlos a los días de ‘desarme’ en las sedes de entrega voluntaria de armas”, expresó Passarello.

Sacarse un peso de encima

Desde el lunes 21 hasta el viernes 25 el programa de recepción de armas estuvo en la ciudad. Lunes, martes y miércoles decidieron hacerlo en el Centro de Convenciones de Concordia, lugar en el que confluyeron personas de distintos barrios. Jueves y viernes la cita se dio en la zona noroeste, precisamente en el DIAT – SEDRONAR, ubicado en calles Ruiseñores y Los Mirlos del barrio Los Pájaros.

Acerca de la actividad, Passarello explicó: “Lo que hicimos fue recibir armas de personas que las tenían en sus casas y querían entregarlas. En muchos casos se trataba de gente que las había heredado y no solo no las usaba, sino que siquiera sabía cómo funcionaban. Llegaban con un poco de miedo, pero se iban tranquilos porque el programa consiste en recibir el arma sin hacer preguntas. La persona entregaba lo que traía y se retiraba sin ser cuestionada sobre la procedencia del objeto, o su numeración, así que fue un buen momento para deshacerse de eso que tal vez podría haber traído problemas. Nos decían que se sacaban un peso de encima”.

El mercado negro

A la hora de hacer balances, los funcionarios consultados eligen calificar como “muy buena” la concurrencia de concordienses con intenciones de dejar de estar armados. “Fueron muchas personas y recolectamos armas de diferente calibre, tanto de uso civil y comercial como armas de guerra. Valoramos que la gente haya podido ir a entregarlas porque tal vez en algún momento podían terminar en manos de personas asociadas con el delito y las armas grandes podrían generar problemas graves.”, aseguró.

La toma de conciencia entre las personas que manipulan armas de fuego parece ir creciendo. Aunque muchos creen que sirven para cuidarse en momentos de inseguridad, hay quienes viven de otra manera y son potencialmente peligrosos, por eso las campañas de desarme apuntan a llegar a quienes compran en el mercado negro sin pasar por todos los trámites de rigor y sin tener el entrenamiento necesario para utilizarla.


 



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