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03-11-2019
El Forrest Gump entrerriano

Coassolo unió el deporte con la acción solidaria

Coassolo unió el deporte con la acción solidaria
El triatleta Juan José Coassolo corrió durante 24 horas a beneficio de la Asociación Crespense de Ayuda al Discapacitado Mental Esperanza (ACADME) en el marco del Mes de la Discapacidad. Fue el mascarón de proa de una movida comunitaria destacable. En enero, el atleta participará en Brasil de la BR135 considerado el evento de ultramaratón más famoso de Sudamérica.

José Prinsich
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Salvando algunas diferencias, entre las que se incluyen la nacionalidad, profesión e historia de vida, podríamos decir que Juan José Coassolo se ha convertido en el Forrest Gump de Entre Ríos, emulando aquel emblemático personaje cinematográfico protagonizado por el gran Tom Hanks. Más allá del parecido físico que puedan llegar a tener, ambos comparten una misma pasión: correr.
El atleta crespense no se cansa. Hace kilómetros y kilómetros sin importarle las condiciones climáticas o el cansancio de su cuerpo. Y cuando llega a la meta, vuelve para seguir motivando a los otros atletas, a los que les falta ese empujoncito anímico para arribar. Ese es “Juansi”, como lo conocen en la Capital Nacional de la Avicultura, el hombre de los grandes desafíos y que tuvo la loca e innovadora idea de correr durante 24 horas en su ciudad natal.

“Pensé en darle un poco más de significado a los kilómetros que hago”, manifestó el ultraman en diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS. Fue así como decidió llevar adelante una carrera que dure un día entero pero que además tenga una causa solidaria, como lo hacen en Estados Unidos y en varias partes del mundo. Por tal motivo, en el marco del Mes de la Discapacidad, se eligió a la Asociación Crespense de Ayuda al Discapacitado Mental Esperanza (ACADME) como beneficiaria de la jornada. Dicha entidad se encuentra en plena campaña para construir un comedor.

La iniciativa surgió a raíz de una carrera que tenía en Santiago del Estero, la cual era modalidad 24 y 48 horas. Por razones laborales, Juan no pudo concretarla. Tras regresar de su viaje por España, le comentó a su grupo de running que seguía con las ganas de desarrollar una competencia similar. Eso tuvo tan buena repercusión en el equipo que iniciaron las tareas para poder llevarla a cabo.

Todo listo

El Parque del Lago se preparaba para recibir el Desafío Crespo Solidario. El odontólogo que participó en más de cinco Ironman y en dos Ultraman estaba listo para sumarse a la aventura. Aquel sábado 5 de octubre, la comunidad se congregó en el pórtico de acceso para celebrar un acontecimiento único por muchos motivos, pero además porque hasta el momento no tenía precedentes en la provincia. Había niños, jóvenes, vecinos y deportistas no sólo de la mencionada localidad sino también de la zona. El clima de fiesta no pasó inadvertido ya que todos querían acompañar al triatleta, que por primera vez llevaba adelante una experiencia de esta índole
A las 17 en punto comenzó la prueba por un circuito cerrado de 1300 metros de extensión. Con el transcurrir de las horas, la gente se fue sumando al trote de Juan José. Fue una carrera dura y exigente, en la cual tuvo que realizar algunas paradas de 20 minutos para alimentarse, hidratarse y cambiar la ropa y las zapatillas. Durante la madrugada, el corredor decidió romper el esquema y circular por las calles de la ciudad para descomprimir la fatiga producida por la piedra mora y el pasto que, poco a poco, comenzaba a mojar, a parte de la baja temperatura que había en el lugar. En ese momento, los hermanos Jacob y un grupo de ciclistas siguieron los pasos de Coassolo, intercambiando algunas anécdotas de la vida deportiva.

Cerca del final de la jornada, se desarrolló el Running Kids, carreras pensadas exclusivamente para los más pequeños. Los 160 kilómetros realizados por el profesional de la salud no fueron en vano. Al cruzar la meta, cansado pero con la alegría del deber cumplido, el entrerriano obtuvo un nuevo título, el de ultramaratonista. Un título que no se coloca en la pared sino en el corazón porque hay que pasar una noche corriendo para obtenerlo.

La ovación y los aplausos del público no tardaron en llegar. El abrazo con los familiares, amigos y hasta desconocidos quedó inmortalizado en cada foto. “Corren tantas emociones en mi cuerpo que desbordo de alegría. Más allá de lo deportivo, lo humano que se ha generado alrededor de todo esto fue impactante para mucha gente y superó ampliamente las expectativas”, expresó.

“Esto no tiene precio. Uno es feliz con todo esto. Podés estar haciendo kilómetros y kilómetros en la soledad de la ruta, pero esto que viví es impagable. Una experiencia que llena el cuerpo y el alma. Acá se corre con el corazón porque lo físico pasa a un segundo plano. El corazón es lo que te saca adelante”, destacó Juansi. Y agregó que el evento “tuvo una buena aceptación y creo que quedó una chispa para un montón de gente. Quizás en el futuro vamos a repetirlo con diferentes formatos porque vamos a tratar de incluir a los corredores para que lo puedan hacer de 24 horas, pero de determinada manera. Sigamos difundiendo este deporte que es tan lindo, inclusivo y con mucha energía, que le hace tanto bien a la gente y nos une”.

Como cierre del Desafío Solidario se entregaron medallas y se realizaron algunos sorteos, entre los que se destacaron las camisetas del Manchester United, Paris Saint-Germain, Selección Argentina y Tigre donadas por los reconocidos jugadores locales Gabriel Heinze y Sebastián Prediger.

Sin límites

No se equivocaba el filósofo griego Diógenes el Cínico al afirmar que “el movimiento se demuestra andando”. Una frase que entendió a la perfección al joven Coassolo. “Era inquieto de chico”, recuerda el odontólogo de 43 años y especialista en cirugía bucomaxilofacial. Quizás esos fueron los primeros indicios de que su vida iba a estar ligada al deporte. Pero no fue fácil el camino.

“Me tenía que tirar al piso porque tenía cero estado, cero resistencia”, dejó en claro al traer al recuerdo esas vueltas en el Campo de Deportes Yapeyú de Crespo. A pesar de todo, Juan nunca bajó los brazos y sus piernas no se detuvieron más. Al volver de la Facultad, hace unos 19 años atrás, las carreras comenzaron a tomaron mayor notoriedad. Pero una lesión lo dejó por un tiempo fuera de las canchas de tenis y tuvo que buscar la forma para retornar. Correr era la solución inmediata. Para ese entonces, el futuro hombre de hierro fumaba y pesaba 90 kilos.

Sus primeros pasos en el atletismo fueron con carreras de calle (10 km.). Más tarde llegaron los exigentes 21 y 42 kilómetros. Luego, debido al auge en Buenos Aires de las competencias de aventura, el corredor panza verde también incursionó en este rubro, los cuales se corren por escenarios naturales, muchas veces con caminos sin demarcación. “Las grandes distancias requieren mayor dosificación y una preparación diferente al que corre en calle”, sostuvo. Finalmente participó en las famosas pruebas combinadas de duatlón y triatlón, compuesta por la natación, el ciclismo y el pedestrismo.

“Yo no le salí jugador de fútbol a mi papá. Siempre estuve ligado a los deportes individuales porque me dejaban actuar sin que otro pudiera decir si jugaba o no. Eso me abrió las puertas de hacerlo cuando quisiera y bajo mis reglas”, continuó Coassolo. Sin lugar a dudas, el triatlón fue la disciplina que más lo marco en su carrera deportiva, llegando a participar en diversos países de mundo y llevando bien alto la bandera argentina.

Una trayectoria de alto vuelo

En el extenso currículum deportivo de Juan José Coassolo se destacan cinco pruebas de alto rendimiento conocidas como Ironman, que consisten en tres distancias: 3.800 metros bajo el agua, 180 kilómetros sobre el pedal y 42 kilómetros corriendo. Asimismo también tiene dos Ultraman, uno en Florida (Estados Unidos) y el otro en Hawai.

El oriundo de la Capital Nacional de la Avicultura compitió en noviembre del año pasado en Hawai junto a 40 competidores de todo el mundo, quedando en la posición 23. En la etapa clasificatoria, disputada en Norteamérica, había conseguido ingresar entre los diez mejores a pesar de haber contado con menos recursos que otros equipos.

Todo era nuevo para él ya que era la primera vez que arribaba al archipiélago volcánico, donde estuvo dos semanas antes de la competición para adaptarse al clima, el cambio de horario y los hábitos en la comida. “Hawai significó un antes y un después en todo sentido porque geográficamente es una carrera durísima por la temperatura y en el mar es difícil nadar. En lo personal, hago todo con cierta programación y trato de no salirme de lo que está planeado. Pero estas pruebas te hacen hacer cosas para saber si estas bien entrenado”, dictaminó. En aquella oportunidad fue acompañado de su esposa, María Eugenia Zapata, quien es profesora de Educación Física y uno de los pilares fundamentales en su vida.

A diferencia del Ironman, el Ultra transcurre en tres días. En el primero se nadan 10 kilómetros y después se hacen 175 kilómetros de bicicleta. Al día siguiente se recorren 275 kilómetros en bicicleta y, finalmente, en la última jornada se hacen 84 kilómetros de pedestrismo. Si no lo realizas en las doce horas diarias quedas afuera de la carrera. “La cabeza ocupa el 99,9 por ciento”, contó entre risas a este medio.

Este año fue invitado a participar del Ultramaratón BR135, que se llevará adelante en enero en Ubatuba (Brasil) y es considerado el más famoso de Sudamérica. Allí se corren 217 kilómetros en 48 horas. La particularidad del evento es la autosuficiencia, es decir, no hay puestos de hidratación.En definitiva, cada uno tiene que cargar lo que va a consumir. En esta categoría sólo participan 100 personas y el cupo de extranjeros es limitado. Los atletas que ingresen dentro de las 48 horas podrán correr en el desierto Bad Water (EEUU).

Un ejemplo a seguir

La gran motivación de Juan José Coassolo fue, es y será salir del no puedo. Así puedo conseguir todos sus logros. Correr para él no es desgastante sino todo lo contrario: “Lo hago como un estilo de vida porque yo no vivo de esto. Pero esto no es sólo un deporte, hay mucha cabeza. Somos un país futbolero y lamentablemente esto tiene muy poca difusión. Lo mío es a pulmón hasta en lo económico”, reflexiona humildemente el dentista, quien no se arrepiente de ninguna de las cosas que ha realizado hasta el momento.

En cuanto a los consejos para los jóvenes, el crespense dejó en claro que “todos podemos llegar a donde yo llegué con entrenamiento y conducta. Cuando uno realmente quiere, sabe que se puede. Hay que ser un poco cabeza dura y darle para adelante”.

Con 43 años, operado de columna y con toda una vida por delante, el médico apuesta de lleno a la salud y ve en el pedestrismo una excelente opción para mantenerse en forma. Si participa en alguna competencia cercana a su ciudad natal, deja el auto y se va corriendo como lo hizo el fin de semana pasado, cuando no dudó en trotar hasta General Ramírez para estar presente en la carrera del Club Deportivo Nobleza.

“Cuando salgo a correr bloqueo las cosas malas con pensamientos buenos y acordándome de la gente. Soy muy creyente. Voy rezando mientras corro y por momentos me voy emocionando. Los pensamientos positivos le van ganado a lo que le pasa al físico”, culminó.


 



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