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08-12-2019
Una plataforma para emprendedoras

Construir desde el respeto por las capacidades de las mujeres

Construir desde el respeto por las capacidades de las mujeres
Una plataforma virtual creada por mujeres busca asesorar desde la formación interdisciplinar a emprendedoras. Trabajan desde una perspectiva de género transversal, desde la ética sustentable y con una filosofía de código abierto y software libre. Paola Romano, fundadora del proyecto, dialogó con MIRADOR ENTRE RÍOS y brindó precisiones sobre esta idea innovadora.

Guillermina Ferraris
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Paola Romano nació en Concordia y a los 17 años decidió ir a estudiar a Paraná. Años más tarde se recibió de psicopedagoga en la UCA y ejerció durante un tiempo en la capital entrerriana. Luego migró a Santa Fe, a donde trabajó durante 10 años en una organización no gubernamental llamada Fundación para la integración federal. Allí desarrolló proyectos sociales en distintos barrios de la ciudad, diseñó actividades preventivas para madres y niños en los Centros de atención infantil que se encuentran en barrios territoriales de Santa Fe, también trabajó en el sindicato UPCN, en el Área de formación. Integró el equipo de rediseño del Estado, un proyecto disruptivo para la época, porque lograron que trabajadores públicos se potencien desde la formación y sean ellos mismos los protagonistas del cambio. Llevaron a cabo varios Congresos de rediseño del Estado y propuestas de formación que la llevaron a entrar en el Centro Latinoamericano de Administración y desarrollo.
Todas estas experiencias la llevaron a generar un proyecto para encausar emprendimientos y saberes, poniendo el foco en la particularidad de las personas para poner en valor las singularidades que cada una tiene para aportar al mundo.

–¿Cuándo y cómo fuiste consciente de que podías generar esta red mujeres?

–A raíz de todas las experiencias de participación en espacios de fortalecimiento social, me hice consciente de una capacidad especial que tengo para transformar las situaciones. El laburo social que hice en el barrio Santa Rosa de Lima, que fue donde más trabajé, resultó muy rico: terminamos armando una guardería con las mujeres del barrio y luego la inundación se llevó todo. Tuvimos que volver a resignificar la vida de esas mujeres que habían puesto todo su corazón ahí y a pesar de que pasaron por esa situación de despojo, se volvieron a unir. El haber pasado por distintas situaciones me hizo dar cuenta de la importancia de lograr que eso mismo no le pase a futuras generaciones. Me enseñó a ser respetuosa de las historias de las personas y saber que no podemos ir por la vida diciéndole a los demás cómo hacer las cosas, sino tomar a las personas con lo que son, con el bagaje previo que traen y sobre eso potenciarlas.

–¿Cuándo surgió la idea de llevar a cabo un proyecto del talle de Romaña?

–En el 2015 partícipé de un proyecto con gente que estaba trabajando en robótica educativa en Santa Fe, se trataba de reorganizar la basura que sale de las computadoras y resignificarla. Yo acompañe desde el punto de vista pedagógico y les armé una propuesta para el desarrollo de las inteligencias múltiples. La idea era que el niño o niña pudiera desde el desarme, encontrar una forma de potenciar de acuerdo a sus habilidades y terminaban armando un robot o un circuito con una fuerte impronta en el reciclado. Luego surgió Ideabótica, que fue premiado por el Ministerio de Cultura e Innovación de la Nación. Ahí me di cuenta de que quería mejorar mis competencias para transformarme. Me anoté en una beca de un Posgrado en Gestión de emprendimientos creativos, en la Universidad de Córdoba y con esa formación pude darle forma a algo que siempre estuvo en mi ADN y que luego terminó siendo Romaña: el hecho de dar oportunidades a la gente, ver a la persona y poder poner en valor su potencial, teniendo en cuenta que, con todas las limitaciones que pueda llegar a tener, siempre va a tener algo para dar.

Detalles

–¿Cómo definirías el proyecto?

–Lo cierto es que me costó lograr que los demás entienda mi proyecto. Desde el posgrado veían al emprendedurismo como alguien que tiene un producto terminado y en verdad yo veo lo que nadie ve, la creatividad de las personas, su particularidad, eso que nos hace humanos, la singularidad. Nosotras apostamos a la revolución creativa, porque entendemos que todo lo otro puede ser reemplazado. Los últimos estudios del Banco Interamericano de Desarrollo determinan que muchos puestos de trabajo se van a automatizar pero la creatividad es algo que no se puede mecanizar. En esa búsqueda de mejorar todo lo que yo ya he adquirido empecé a escribir la tesis del posgrado, que estuvo netamente vinculada a Romaña, ahí pasó a llamarse Romaña Comunidad por el hecho de apuntar al encuentro, a la unión con un objetivo en común.

–¿En qué consiste?

–En síntesis es un emprendimiento de innovación social, de triple impacto, la base es la sustentabilidad desde el punto de vista de encontrarnos y tener una mirada más integral del ser, un ser más humano. En concreto buscamos dar oportunidades a mujeres con trayectorias educativas y laborales no encausadas, es decir, mujeres que han tenido que dejar la escuela y no han podido volver al sistema educativo pero tienen un aprendizaje no formal que hay que poder poner en valor. Buscamos las formas para que esas mujeres puedan desarrollar las habilidades que tienen y eso les de una mirada de la vida atendiendo a su dignidad como personas. Que sean dignas en su hacer y que además, lo que hagan sea lo que aman. Lo que resta hacer es poder darle contenido a eso que les gusta, hay que darle un marco. Yo confío en que si una acompaña, empodera y busca maneras de que el hacer de las personas tengan sentido y se encaucen, no solamente les estas dando una herramienta para trabajar sino también herramientas para la vida.

Pasos

–¿Podrías ahondar en la cuestión del triple impacto?

–Son todas las acciones que uno lleva adelante, que tienen que ver con el cuidado del medio ambiente, con que la dignidad y el salario justo de la persona que trabaja sea la prioridad y que lo que se hace tenga un impacto en la comunidad. Uno de los planteos de Romaña es armar un directorio con proveedores locales, para que por ejemplo, las personas que hagan alimentación saludable o tengan proyectos que tengan que ver con la alimentación, sepan que están todos esos proveedores en su localidad. La idea es conectar a las personas y de hecho a lo que apuntamos es a ser un ecosistema propio y referente en la región, de triple impacto. Parece ser algo que está muy de moda, pero realmente tenemos que tomar conciencia de su importancia.

–¿Cómo lo llevarían a cabo a través de Romaña?

–Apuntamos a ser un espacio de formación y de sensibilización en estas temáticas. Por un lado que las mujeres tengan la oportunidad de mejorar sus habilidades y a la vez poder transitar un espacio formativo que les permita transformarse cuando abandonen su paso por acá. Y por otro lado, fomentar la ética de la sustentabilidad, que es volver a mirarnos como humanos en una relación respetuosa con la naturaleza. El planeta va a seguir existiendo estemos o no, el tema es qué hacemos nosotros hoy. Y me parece que cada acción pequeña, aunque parezca pequeña hace al cambio. Sino caemos en la fácil de dejarle toda la responsabilidad a los políticos, y lo cierto es que tenemos que poder ser ciudadanos comprometidos en cada acción que hacemos, para mejorar el mundo que les queda a las futuras generaciones. Los chicos tienen una conciencia mucho más plena acerca del cuidado del medioambiente, hay que acompañarlo.

De las perspectivas

–¿Cómo transversalizan la perspectiva de género?

–El primer paso fue identificar las tres problemáticas claves en el desarrollo de la vida de las mujeres: la brecha de género en el mercado laboral, la brecha digital y el fracaso en la mayoría de los emprendimientos y Pymes que no logran alcanzar la materialidad o simplemente no cuentan con el capital necesario para el desarrollo de nuevos productos o planes de innovación. Ante esa situación Romaña propone la creación de una comunidad virtual, una red social humana que pueda generar empleabilidad para las mujeres que por diversos motivos no ingresan a los mercados laborales, y desarrollo para aquellas que se encuentran entrampadas en las dificultades de emprender su propio negocio.

Lo rico es la puesta en valor de las competencias y habilidades adquiridas en sus trayectorias laborales y educativas, aunque estas se hayan visto interrumpidas o no se hayan encausado por diferentes motivos, entre los que podemos mencionar las tareas de cuidado y reproducción, así como las diversas crisis económicas que afectan nuestros países. La creación de una plataforma web de uso intuitivo, adaptable a las necesidades de sus usuarias, le dará escalabilidad digital a esta comunidad de mujeres profesionales, emprendedoras y Pymes existente. Y nos permitirá, a través de la innovación tecnológica, ir por más en las soluciones de las dificultades que detectamos al desarrollar Romaña de manera manualizada.

Datos y Realidades

Según el último informe de Brechas de Género editado por el Banco de Desarrollo de América Latina, en promedio, de cada diez trabajadores de entre 25 y 54 años de edad, solo cuatro son mujeres. Dos factores son identificados para entender esta brecha en la oferta laboral: la situación familiar y la educación.

En Argentina, en el 85% de los hogares más pobres las mujeres son las principales responsables de las tareas del hogar, mientras que sólo el 43% de los hombres participan en dichos quehaceres.

Referencias

Presentado como un espacio vinculado al aprendizaje, Romaña Comunidad está en las redes. “Es un emprendimiento de triple impacto, centrado en la gestión del talento y conocimiento”, se cita, al hacer notar que “brinda orientación y acompañamiento para potenciar y hacer efectiva acciones de plena inclusión, que mejoren la calidad de vida de las personas con trayectorias educativas y laborales no encauzadas”.

En el manifiesto, su mentora, Paola Romano, ha aludidos a los desafíos: “crear y fortalecer la comunidad de aprendizaje, desarrollar soluciones integrales -implementando el pensamiento de diseño, para analizar las situaciones-, resolver colectivamente, co-crear las mejores soluciones, transformar lo imposible en posible”, se detalla. Y se especifica; “Romaña es comunidad, es red social y humana”,


 



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