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13-01-2020
Entrerrianos misionan en África

El gesto redentor de dar una mano al otro

El gesto redentor de dar una mano al otro
El 2020 comenzó de manera distinta para 4 personas que decidieron viajar a compartir en otro continente. Siguiendo a un reconocido cura de Concordia, aterrizaron en un país africano en el que buscan intercambiar experiencias y ayudar a la comunidad.

Belén Fedullo

El 30 de diciembre de 2019 el padre Daniel Petelín, de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes de Concordia, partió hacia África acompañado por su hermano Carlos, el periodista José Luis Sack y la enfermera Yamila Ceroleni. Los 4 entrerrianos estarán durante todo enero en Kandi cumpliendo con la Mission Catholique Bagu Kandi.

El padre Daniel viajó a África en varias oportunidades, y es un continente al que vuelve cada dos años aproximadamente. En 2018, inauguró una escuela en la zona rural de Benín, con 74 alumnos que asisten al primer y segundo año. Además construyeron pozos de agua, ya que es un especialista en hallar lugares propicios para hacer las perforaciones.

Kandi es una comunidad nueva con bajo nivel de alfabetización y con predominio de religión musulmana. Es un territorio desfavorecido por el clima, con una estación de lluvia y el resto de sequías. Suele haber escasez de agua y por eso una de las primeras acciones de las misiones fueron las perforaciones, que llevaron a mejorar la calidad de vida de quienes viven en el lugar.

La experiencia

El viaje fue largo y sin descanso. Una vez que el avión que trasladó a los entrerrianos tocó tierra debieron viajar en una camioneta por caminos precarios y demoraron el doble en llegar al pueblo en que ayudan. Fueron recibidos por los habitantes del lugar y se pusieron manos a la obra. Los días son intensos; las tareas, muchas; pero al final del día la satisfacción es el premio que otorga un doble descanso.

En diálogo con Mirador Entre Ríos, el padre Petelín contó: “Nuestra misión en Benin consiste en acompañar las actividades que las hermanas y los sacerdotes están realizando, sobre todo con los niños huérfanos, que son muchos. Además acompañamos en la parte de salud, con la parte del agua y el desarrollo de la educación”.

“Aquí se está organizando una escuela agropecuaria. Estamos trabajando en todo eso además de acompañar en la parte espiritual, la celebración de la misa y la vida de la gente”, indicó.

El periodista José Luis Sack, por su parte, comentó: “Estamos muy bien desde que llegamos, seguimos al padre Daniel. Su hermano Carlos Petelín es albañil y se encarga de hacer muchas cosas además de la construcción, es herrero, carpintero, pintor, plomero y demás; acá se necesitan muchas reparaciones, así que el trabajo es arduo. Está también Yamilia Ceroleni, que es de Villa del Rosario y tiene 24 años. Es enfermera e instrumentista y se está encargando de clasificar medicamentos para el dispensario y asistir a las personas que viven en el pueblo. Además damos clases de español. Nos acompañan 3 religiosos franceses, entre los que está el jefe de la misión”.

Acerca del viaje y la vuelta, indicó que “desde el primer minuto veníamos observando y aprendiendo. Cada cosa que veíamos nos impactaba y nos preparaba para lo que venía, y agregó: “Nos quedaremos en la misión hasta el 21 de enero. Luego iremos a Ginebra en donde tenemos una reunión para dar una devolución sobre lo que hicimos aquí, desde allí iremos al Vaticano en donde tomaremos otro avión y luego volveremos a la Argentina, aproximadamente el domingo 26 de enero”.

La ciudad que recibió a los entrerrianos es pequeña, tiene 5 mil habitantes aproximadamente y allí predomina la religión musulmana. “Desde que llegamos a la ciudad no necesitamos despertadores, porque a las 5 de la mañana comienzan las oraciones a Alá en las mezquitas y prácticamente se escuchan en toda la ciudad”, explicó.

–¿Cómo se sienten al estar en un lugar tan distinto a nuestro país?

–Felices. Esta comunidad necesita mucho y nuestro objetivo es no sólo seguir haciendo obras, sino también ayudar a la promoción humana. Incluso la misa aquí se vive de otra manera, con tambores y danzas típicas: todo es alegría. La gente es muy gentil, siempre están dispuestos a dar y compartir.

–¿Cómo son los días allí?

–En cuanto al clima, la temperatura es elevada. El cielo es de color plomizo y uniforme, hay una capa que forma el viento que viene del Sahara. Las noches son frescas y las mañanas también, los días cálidos pero no sofocantes.

–¿Qué relación tienen con los habitantes?

–Son atentos. Salimos al mercado y se nos hizo imposible llegar sin estar parando a saludar gente porque el padre Daniel vivió acá, entonces lo reconocen y lo saludan, recuerdan lo que ha hecho con mucha gratitud.

–¿Hay algo que te haya resultado sorprendente?

–Los que no habíamos venido antes vemos todo como nuevo. Desde cómo es el clima hasta cómo se comportan las personas, pero es un intercambio que nos enriquece.

Otra cosa que nos llamó la atención es que la gente cocina en la calle. Suelen hacer pozos en la tierra en donde hacen moldes, allí ponen sus ollas y preparan los alimentos. Demoran en hacerlas porque es todo elaborado en el momento, se comen muchos animales y todo está muy condimentado, tiene un sabor muy fuerte.


 



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