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29-01-2020
Economía

Cómo funciona la tarjeta alimentaria a un mes de su implementación

Cómo funciona la tarjeta alimentaria a un mes de su implementación
Durante la segunda quincena de diciembre, el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, puso en funcionamiento los "plásticos" en Concordia. Fue la primera ciudad, la prueba piloto, y el balance de comerciantes y usuarios tiene disidencias. Mirador Entre Ríos recorrió la ciudad y relevó las sensaciones de los beneficiarios y comercios adheridos.

Belén Fedullo
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Concordia es una ciudad de referencia en la costa del río Uruguay y también está catalogada en el país como la más pobre. El dato surge de un relevamiento que hizo el Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos), en el que se marcaba que había un 52% de personas bajo la línea de pobreza.

El plan Alimentar llegó a la ciudad como recurso para comenzar a luchar contra la pobreza y la indigencia. Fue el primer lugar en el que se implementó, a prueba y error. Luego de un mes de utilización comerciantes y usuarios dieron opinión a Mirador Entre Ríos acerca de lo que significó la llegada del plan, sobre la utilización de los "plásticos" y el cumplimiento de la normativa que indica qué se puede consumir y qué no. La Municipalidad de Concordia, mientras tanto, oficia de órgano de contralor e incluso pide colaboración a los ciudadanos.

Pequeños, medianos y grandes comerciantes

Cuando hicieron el anuncio de aplicación del programa en Concordia, los comerciantes tenían las expectativas puestas en la reactivación de una economía local adormecida. Tanto es así, que en pocas horas los dueños de Pymes se capacitaron e hicieron los ajustes técnicos que eran necesarios para poder cumplir con las normas.

Para sumar más opciones, los trabajadores de la economía popular debutaron con una canasta accesible en la que ofrecieron productos de sus huertas como frutas y verduras, además de pescados de río y lácteos que pequeñas cooperativas acercaron a los barrios. A estos dos grupos se les sumaron los comercios de grandes superficies que, a la vez, tienen los precios cuidados y combinan ambas ofertas.

El balance es diverso. Para algunos las expectativas no se vieron colmadas, para otros el alivio llegó. Entre las excepciones se encuentran aquellos que pasaron por encima de las normas y fueron clausurados.

Los pequeños comerciantes dicen ser los que más notan el movimiento en la economía. Gabriel es propietario de un almacén de la zona sur y, según su percepción, la implementación de la tarjeta dio un respiro en su actividad. "Desde que llegó la tarjeta estamos haciendo ventas. Este es un barrio popular, entonces la gente viene acá, confía en nosotros y deja el dinero de su compra", aseguró.

"Cumplimos con todas las normas, vendemos lo que se nos dijeron que podíamos y debíamos vender y, afortunadamente, no hemos tenido discusiones porque entre tantos que vienen puede haber uno o dos que querían salirse de lo permitido y dijimos que no. La gente piensa en sus hijos y compran muchos lácteos, verduras y carne", indicó.

Lo que Gabriel contó se nota. En su barrio, como en tantos otros, suele verse en carnicerías, autoservicios y almacenes el cartel en el que indican que aceptan la tarjeta. Algunos, incluso, aclaran que no se cobra recargo. Además de ser la primera ciudad en la que se implementó el plan, Concordia fue pionera en la inclusión de una canasta de la "economía popular".

Agrupaciones que cosechan frutas y verduras de sus huertas, pescadores artesanales y cooperativas de lácteos ?formados por emprendedores? ofrecieron sus productos el 17 y 18 de enero en barrio Constitución y en barrio Los Pájaros. El resultado fue sorprendente. Los productos se agotaron.

El secretario de Economía Social, Luis Precerutti, explicó: "Se trabaja en el armado de la canasta de la economía popular para que las familias que reciben la tarjeta puedan adquirir los alimentos, pero, a la vez, al hacer uso de esa oferta se conforme un círculo virtuoso de la economía, para que ese dinero que ingresa en el circuito de la provincia favorezca a los emprendedores y pequeños productores locales".

Hilda, una de las emprendedoras, detalló: "Estamos felices, lo que vinimos a ofrecer desde nuestro espacio es comida sana. Nos sorprendió la recepción que tuvimos y pudimos intercambiar ideas y recetas con las mamás y papás que buscaron los productos. Incluirnos entre los vendedores para recibir la tarjeta fue una gran idea".

Con aspectos a mejorar

Laura Kobrinsky, integrante de la Comisión Directiva de Casco (Centro de Autoservicios y Supermercados de Concordia) y propietaria de una cadena de supermercados local, contó a Mirador Entre Ríos: "Teníamos muchas expectativas, porque si bien la tarjeta se veía como un plus para quienes necesitaban tener completa su alimentación básica, también se hablaba de una inyección de dinero para las pequeñas y medianas empresas que venimos tan golpeadas luego de un par de años difíciles. La implementación se dio bien, no tuvimos problemas con los posnet ni nada, pero el impacto fue casi irrelevante, por ahora".

Al ser consultada acerca del balance del primer mes, Kobrinsky destacó: "Analizamos en conjunto entre todos los representantes del centro en qué pudimos haber fallado y creemos que hemos sido muy rígidos en la aplicación de las normas y el control sobre los artículos que se pueden vender, y parece ser que hemos sido los únicos porque algunos beneficiarios se quejan y nombran comercios en donde les venden artículos prohibidos", indicó y agregó: "Sucede en algunos comercios en los que hay informalidad, y los que cumplimos las normas terminamos perjudicados. Los clientes que quieren quebrantar la norma se van a esos lugares".

Para resolver estas irregularidades, desde el Casco planean reunirse con el intendente concordiense, Alfredo Francolini. "Tendremos una reunión con el intendente para plantear este tema y ver de qué modo podemos hacer las cosas para que todos cumplan y nadie se vea perjudicado. Se mostró preocupado así que estará al tanto de cuál es la situación. Seguramente tendrán luego la decisión política de controlar como se debe", dijo.

En los comercios que pertenecen a Kobrinsky existe un sistema de control que hace imposible la venta de productor que no están en la lista de recomendados. "Nosotros tenemos un sistema que se llama ScanTech, que existe a lo largo del país y cuando cierra el ticket, en la tarjeta del plan si hay algún producto que no está habilitado no te permite cerrar la transacción", explicó.

En las grandes superficies el balance es positivo, aunque aún conservan expectativas de que sea mejor. Tanto en supermercados pertenecientes a empresas nacionales e internacionales como en mayoristas coinciden con que el movimiento "se notó desde el primer día". Las ofertas en lácteos y carnes son las que principalmente se llevan quienes tienen acreditados los montos en sus tarjetas y el control hace que se regule como exigen a nivel nacional.

La gente piensa en sus hijos y compran muchos lácteos, verduras y carne. Gabriel, almacenero de Concordia.
Creemos que hemos sido muy rígidos en la aplicación de las normas y el control sobre los artículos que se pueden vender, y parece ser que hemos sido los únicos porque algunos beneficiarios se quejan y nombran comercios en donde les venden artículos prohibidos. Laura Kobrinsky, integrante de la Comisión Directiva del Centro de Autoservicios y Supermercados de Concordia.
Cuando nos entregaron nos dieron un plan sobre qué comprar para que la alimentación y el crecimiento de los nenes sean buenos. Carla, beneficiaria de la tarjeta alimentaria.

7.500 concordienses

Dentro del plan alimentar, unos 7.500 concordienses recibieron su tarjeta. En los indicativos que se entregaron a los beneficiarios, las reglas están claras: "La tarjeta será precargable, y todos los meses acreditará en la cuenta del beneficiario una suma de $4.000 para familias con 1 hijo de hasta 6 años, y de $6.000 para familias con 2 o más hijos. Funcionará financieramente como una tarjeta de crédito en 1 pago, pudiendo los comercios operar con la cuenta bancaria que ya poseen en cualquier institución financiera". Además, todos los comercios que tengan una terminal de captura electrónica (Posnet/Lapos) habilitada para operaciones con Mastercard, y sean del rubro alimenticio, podrán aceptar este medio de pago.

Aprender a comer y darse un gusto

Del otro lado del mostrador se encuentran quienes recibieron la tarjeta. Entre quienes hacen filas para comprar en supermercados, carnicerías o ferias de la economía popular están los padres que exprimen hasta el último centavo de lo que les acreditan.

Carla tiene 24 años, es mamá de Nehemias, de 3 años, y Elian, de 1. Vive con los padres de su pareja luego de que quedaran desempleados. Para ella, la tarjeta resulta una bocanada de aire fresco. "Nos llegó y comenzamos a utilizarla para comprar alimentos que nos hacían falta. Conseguimos más leche, yogures, frutas y verdura. También comer un poco más de carne", aseguró en diálogo con este semanario.

"Los nenes tienen lo que necesitan, su papá siempre está trabajando aunque ahora de manera informal, pero creemos que será posible conseguir algo. La tarjeta nos permite sentirnos seguros de darles buenos alimentos y, de vez en cuando, darles algún gustito con algunas galletitas o algo así para la merienda", explicó y aseguró: "Igualmente recorremos varios lugares para ver precios, no es fácil hoy pero hay que saber buscar".

Por último, la joven señaló: "Cuando nos entregaron nos dieron un plan sobre qué comprar para que la alimentación y el crecimiento de los nenes sean buenos. Nos dijeron que habría un control médico pronto así que cumplimos con todo y esperamos que los doctores los encuentren bien".


 



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