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13-02-2020
Un apostolado en el extranjero

De misión en Chipre, con la noble tarea mantener la paz en el mundo

De misión en Chipre, con la noble tarea mantener la paz en el mundo
El Padre Leandro Maggioni, oriundo de Hernández, se encuentra en la isla europea realizando una misión junto con los Cascos Azules. En enero, una delegación de la Fuerza de Tareas Argentina 54 viajó al Vaticano para participar de una audiencia con el Papa Francisco, con quien pudieron intercambiar unas palabras, tomar mates y hasta sacarse unas selfies. "Nos agradeció mucho el trabajo que hacemos en la isla y subrayó nuestro servicio en bien de la paz", expresó el sacerdote a Mirador Entre Ríos.

José Prinsich
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La isla de Chipre está situada en el Mar Mediterráneo y se encuentra a 113 km al sur de Turquía, 120 km al oeste de Siria y a 150 km al este de la isla griega de Kastelórizo. El norte de este país está ocupado por los turcos, mientras que el sur forma parte de Grecia. En 1963 tuvo lugar la Navidad Sangrienta y, desde entonces, Chipre se mantiene en permanente conflicto por una disputa territorial entre turcochipriotas y grecochipriotas. Ante esta situación, la ONU adoptó la posición de parcialidad encaminada en la contención, moderación y finalización de contiendas. 

Once años más tarde, tras la intervención de Turquía invadiendo el norte de la isla (en lo que se conoce como Operación Atila) y el establecimiento de la República Turca del Norte de Chipre, la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz (Unficyp en su sigla en inglés) tiene asignada la vigilancia de la línea de alto el fuego entre las partes. La capital, Nicosia, es la única ciudad del mundo que está dividida en dos y el límite lo establece la denominada "línea verde" que se extiende a lo largo de 180 km y que para cruzar de una zona a la otra se exige pasaporte.

Sin lugar a dudas, el mantenimiento de la paz ha demostrado ser una de las herramientas más eficaces a disposición de las Naciones Unidas para ayudar a los países a recorrer el difícil camino entre el conflicto y la paz. En este sentido, los tres principios básicos son: el consentimiento de las partes, la imparcialidad y el no uso de la fuerza, excepto en legítima defensa y en defensa del mandato.

Los principales retos a los que se enfrenta la misión son la prevención de enfrentamientos recurrentes entre las fuerzas de oposición, mantener un ambiente estable y tratar de reducir la presencia militar dentro de la zona de amortiguamiento, a la espera de que se encuentre una solución política duradera al problema de Chipre.

Una ayuda mundial

La bandera argentina flamea en tierra chipriota. Una nueva jornada les espera a los 260 integrantes de la Fuerza de Tareas Argentina (FTA). Esta es la misión número 54 en el país y lo hacen de manera ininterrumpida desde 1993. La delegación, integrada por hombres y mujeres, arribó el 5 de septiembre del año pasado y su objetivo principal es mantener las relaciones pacíficas. El espléndido paisaje costero que rodea a los soldados contrasta con las ruinas de los pueblos abandonados hace varias décadas, producto de la batalla librada.

Ese día el teniente coronel Walter Vitola asumió como nuevo Jefe del Contingente de Cascos Azules argentinos. La ceremonia de cambio de delegación se desarrolló en la Plaza de Armas del Campo "San Martín", ubicada en la parte grecochipriota, y participaron efectivos del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea más personal de las Fuerzas Armadas de Chile, Paraguay y Brasil.

Entre los militares argentinos también se encontraba el Padre Leandro Maggioni, quien fue el encargado de realizar la bendición en aquel acto de relevo y cambio de mandos, que se lleva adelante cada seis meses. El sacerdote oriundo de Hernández, conocido por su labor pastoral en la parroquia Santa Rafaela María del Barrio Lomas del Mirador de Paraná, dialogó con Mirador Entre Ríos sobre esta gran experiencia en el exterior.

-¿Cuáles son las funciones dentro de la isla?

-Nuestro trabajo consiste en hacer patrullas y tener puestos de observancia para mantener el status quo, es decir un estado de paz entre el norte y el sur. Nosotros hace cinco meses que estamos desplegados en la isla. Un grupo está en el campo San Martín, ubicado en la parte grecochipriota, y otro en el campo Roca, posicionado en la otra zona. Estaremos hasta los primeros días de marzo. Ahora estamos transitando el último mes de misión, esperando la fuerza n°55 de Argentina, que vendrá a fines de febrero. Nosotros partiremos en tres vuelos diferentes a partir del primero de marzo.

-¿Y en lo pastoral?

-Mi misión es acompañar, escuchar, aconsejar, sostener y celebrar la fe. Por eso celebro semanalmente la misa en los distintos campos y en la capital. En cada campo hay una capilla. Tenemos la del Espíritu Santo (San Martín), Nuestra Señora del Luján (Roca) y la de San Bernabé en Nicosia. Mi misión es hacer una presencia espiritual. Acá no solamente hay católicos sino también de otras religiones y algunos que no profesan nada. La cuestión es entablar un vínculo de confianza para cuando se necesite hablar con alguien que no sea un par o un jefe. En definitiva, mi rol es prestar el oído a las diferentes situaciones que se presenten durante este tiempo.

Preparación intensa

El entrerriano también se desempeña como capellán auxiliar del Ejército, donde su tarea es acompañar a los enfermos del Hospital Militar Regional Paraná como así también a los médicos, personal civil, militares y familiares. Para llegar en óptimas condiciones a la misión de paz tuvo que hacer un arduo entrenamiento durante tres semanas en Campo de Mayo (Buenos Aires). Por cuestiones de tiempo, disponibilidad y organización no pudo estar presente en la preparación intermedia de La Pampa.

La posibilidad de integrar los Cascos Azules llegó de la mano del Obispo castrense Monseñor Santiago Olivera, quien invitó a Leandro a sumarse a esta iniciativa internacional. El pedido se lo hizo en el encuentro del clero castrense, que se concretó en marzo del 2019 en Pilar. Pero para poder concretar el sueño de bregar por la paz, Maggioni tuvo que pedir autorizar al Arzobispo de Paraná, Monseñor Juan Alberto Puiggari, quien accedió rápidamente a la solicitud.

El presbítero se enfrentaba a un desafío totalmente nuevo, con muchas ilusiones, pero también con algunas dudas, las cuales se fueron despejando con el transcurrir de los días. Nunca estuvo en sus planes cruzar el charco para toparse con esa realidad en un ambiente que no es hostil o bélico pero que tiene sus particularidades, ya que es una zona militar cien por ciento. "Lo acepté con ganas y entereza. Fui preparando a mi comunidad también para despegarme, esperando la llegada del Padre Julio César Cabrera", describió a más de 13.000 kilómetros de distancia.

"Desde que llegué a la isla veo que es muy ordenada, pintoresca. La parte griega que es la que más conozco es muy atractiva, limpia, la gente muy amena, me sorprendió. La parte turca que es al norte la conozco muy poco, la parte del sur tiene toda una connotación y un sello muy europeo", dejó en claro.

Una experiencia religiosa

Las buenas noticias siguieron llegando para el presbítero hernandense, quien fue designado para formar parte de la comitiva que el 8 de enero pasado mantuvo un encuentro con el Papa Francisco. El mismo tuvo lugar en la Sala Pablo VI en la audiencia general de los días miércoles. Los peregrinos castrenses viajaron durante unas cinco horas para estar presentes en el Vaticano (Roma), donde estuvieron acompañados por el rector de la catedral castrense Stella Maris, presbítero Diego Pereyra y el capellán castrense, Alberto Barda. En la delegación, integrada por 10 militares, también estuvo el cabo primero Gustavo Daniel Gallegos, oriundo de Federal, quien señaló que "fue muy emocionante visitar al santo padre, un orgullo".

"El Santo Padre nos saludó e intercambiamos unas palabras. Había mucha gente así que no podíamos estar mucho tiempo con él pero agradeció mucho el trabajo que hacemos en la isla y subrayó nuestro servicio en bien de la paz. Fue un encuentro muy fraterno, donde pudimos saludarlo y estrecharle la mano. Estar con el Papa Francisco, el sucesor de Pedro, fue una gracia para los que fuimos y también para toda la fuerza de tarea en Chipre", reconoció el sacerdote quien por primera vez tuvo un mano a mano con Su Santidad.

-¿Cómo se gesta la visita al Papa?

-Desde hace varias misiones, se ha hecho una tradición visitar al Santo Padre. Nosotros cuando desplegamos el equipo en la isla, ya teníamos previsto el viaje, que lo organice con el obispo Santiago Olivera. Él fue quien gestionó un lugar privilegiado en la audiencia, que se hizo en la Sala Pablo VI por ser invierno, sino se hace afuera. Todos pueden entrar pero hay un cupo limitado. Nosotros estuvimos adelante, al lado de la valla, y una vez que finalizó la audiencia, que dura aproximadamente una hora, la Guardia nos hizo pasar a los 10 militares junto a sus familias. La verdad que al ser argentinos eso genera una cercanía considerable, incluso con el gesto de compartir del mate. Dentro del grupo de los militares teníamos dos matrimonios y eso también fue un manifiesto simbólico de la unión de las familias. Estamos agradecidos, muchos de los que participamos hablamos con el Santo Padre y la verdad es que para cada uno de nosotros fue una gracia muy particular.

Durante su estadía, los integrantes de la FTA 54 que peregrinaron desde Chipre al Vaticano fueron recibidos en la casa de las Hermanas Pobres Bonaerenses de San José, institución argentina fundada por la venerable Camila Rolón.


 



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