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16-02-2020
35º Fiesta Nacional de la Artesanía

La mayor exposición de artesanos del país se vivió en Colón

La mayor exposición de artesanos del país se vivió en Colón
Año a año, durante la segunda semana de febrero, se desarrollan en la ciudad nueve noches de fiesta y arte en estado puro, en un evento nacional que nuclea a todos aquellos que trabajan con las manos. Este 2020 se destacó el oficio de la luthería y participaron de la feria más de 300 artesanos que llegaron desde distintos puntos del país. La grilla de la fiesta se completó con la presentación de artistas nacionales y regionales, y con diversas actividades culturales que se sucedieron en distintos puntos de la ciudad.

Silvia Simmone
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Con un amplio marco de público y la presencia de funcionarios municipales y provinciales, el pasado 8 de febrero quedó inaugurada la 35º edición de la Fiesta Nacional de la Artesanía que tendrá su culminación esta noche con la presentación de Los Auténticos Decadentes en el escenario mayor Ramón Cabrera.

El evento, que se desarrolla desde la década del 70' en la ciudad de Colón, es una de las más importantes del país en lo que refiere a manualistas, y aunque en diferentes períodos su locación fue modificada, desde 1990 el histórico Parque Quirós se mantiene como la sede central de las celebraciones e intervenciones que realiza el artesanado para la exposición y el reconocimiento de su oficio.

Hugo Da Silva, coordinador de artesanos en la fiesta, indicó a Mirador Entre Ríos que "la de Colón debe ser la feria que más exige a los artesanos para su incorporación al certamen, pero que ésta exigencia da sus frutos en la calidad de los trabajos que se presentan". Asimismo, el funcionario municipal y encargado de hacer la selección de los participantes, consideró que dado al contexto económico en el que se desarrolló la 35º edición, ésta ha cumplido las expectativas de la organización nucleando aproximadamente a 350 artesanos y manualistas que llegaron desde diferentes lugares del país para mostrar sus producciones.

En el año de la luthería como oficio motivador, se destacó el trabajo de reconocidos hacedores de instrumentos de viento, cuerda y percusión y se realizó la "Marcha de los Bombos", una propuesta típica de Catamarca que fue impulsada por el reconocido luthier "Indio" González Froilán, que produjo la participación de vecinos, artesanos y artistas de la región que se sumaron al recorrido por las principales arterias de la ciudad al ritmo de bombos y bailes folklóricos. Además, este año se impulsó la ocupación de una de las plazas de Colón para que algunos artesanos muestren el proceso de sus trabajos en cestería, cuero crudo, arte en chatarra o cobre batido, pintura con vino, entre otras expresiones.

Sobre el escenario

Como cada año la apuesta artística sobre el Ramón Cabrera, tuvo géneros variados en donde se destacó el folklore, el rock, el pop melódico y la cumbia con artistas de renombre como Abel Pintos, Luciano Pereyra, Los Auténticos Decadentes (se presentan este domingo) y los uruguayos de La Vela Puerca. Una de las novedades de esta edición fue la incorporación del espacio de Peña de los Artesanos, donde también se montó un escenario menor para la presentación de artistas locales y regionales.

Sobre las diversas propuestas añadidas por la nueva gestión municipal, Da Silva ?vinculado a la organización de la fiesta desde sus comienzos? señaló: "La feria es un espacio muy dinámico que puede tener transformaciones pero sin perder de vista la identidad y la simbología que tiene la artesanía que allí se expone. La propensión turística que genera un evento de estas características hace que se deba trabajar con mucho orden y equilibrio, porque acá puede ocurrir lo que pasa en otras ferias, que es la incorporación de emprendedores o de las industrias culturales a la exposición, que son las que lamentablemente matan a las ferias artesanales auténticas como la que tenemos en Colón", remarcó el funcionario.

Manos hacedoras

La Fiesta Nacional de la Artesanía es una oportunidad única para descubrir y conocer sobre las técnicas del arte ancestral o decorativo, ya que detrás de los stands en donde se exponen los trabajos y producciones que están a la venta, se pueden observar las manos hacedoras que hilan, trenzan, encastran, anudan o tallan mientras la gente recorre los puestos de la feria.

Es que los oficios que se destacan en esta celebración son los de las "artes menores", en las que se trabaja con materiales nobles que se extraen de la naturaleza como la arcilla, la madera, la piedra, el vidrio, el tejido con materia prima natural y el metal en sus diferentes aleaciones para dar forma a objetos utilitarios o decorativos que tienen una impronta propia.

Mirador Entre Ríos recorrió los puestos y conoció a diferentes artesanos. Algunos tejían en su puesto, como la artesana tucumana Rosa Pedraza de 83 años, quien participa de la Fiesta desde hace más de 15 años para compartir la técnica ancestral de la randa. "Lo que yo traigo para esta exposición es un trabajo de tejido que se hereda de generación en generación y que aprendí cuando era muy chica. La randa viene de la época precolombina, de la época de la conquista, cuando los colonizadores españoles encuentran que los aborígenes tejían redes con las fibras de los árboles que servían para diferentes usos cotidianos y de vestimenta. Entonces las damas castellanas que llegaron desde Europa, se mostraron interesadas por este tejido y les enseñaron a los aborígenes a hacer motitas (nuditos) que sirvieron para crear muchísimos motivos. Ahí se modificó la técnica original de tejido aborigen pero continuó creciendo a través de la creatividad por la posibilidad de hacer diferentes figuras, y porque un tiempo después se introdujeron los bastidores, que originalmente se hacían con la rama de un árbol, lo que dio nacimiento a la randa bordada", relató la artesana que en ediciones anteriores fue premiada con las Ruecas de oro y plata como signo de reconocimiento a su trabajo excepcional.

Rosa recordó que aprendió la randa gracias a su tía, quien la motivó a hacer tejidos para vestir a sus muñecas y aunque el trabajo es lento, porque no se parece en nada al crochet, ella asegura que uno se acostumbra a hacerlo. "Empecé jugando y hoy voy por todo el país contando sobre esta técnica que es un patrimonio cultural de Tucumán. Mi deseo es que la randa se conozca, yo estoy orgullosa de este trabajo que persiste en mi pueblo y quiero que en el futuro lo aprendan mis nietos", destacó Pedraza.

En la feria resulta grato descubrir este tipo de historias junto con otras que se combinan con motivaciones modernas como la de Elvis Pérez, quien con sus manos trabaja la cerámica para realizar piezas típicas de la arqueología catamarqueña. La artesana explicó a este medio que su trabajo con el material empezó en un taller común en donde se enseñaba a moldear con la cerámica.

"Ahí aprendí sobre el esmaltado, el encolado, el dibujo y todo eso, pero un día me enamoré de un jarrón, de una urna tipo arqueológica que hizo una chica que conocía y como en el taller que yo iba no permitían hacer eso, me volví autodidacta y empecé a investigar. Dejé la cerámica blanca de lado y empecé e trabajar con la arcilla roja de la zona, que se extrae de las montañas y que tiene todo un proceso que conlleva la preparación del material para poder comenzar con el trabajo, como ponerla a madurar, colarla, secarla y amasarla. Con mi trabajo yo represento a Catamarca, sus formas y colores porque la arcilla colorada que hay allí es un material muy noble, que puede moldearse como uno quiere y si estudias vas aprendiendo las técnicas como la planchita, el chorizito, el modelado a mano que es lo que a mí más me gusta. Es un trabajo de mucha paciencia porque yo no me dedico a lo utilitario, no hago platos, vasijas, tazas, sino que hago cerámica escultórica. Me gustan los motivos, las representaciones con caras y expresiones, lo ceremonial y todas las figuras que representan la transición entre el ser humano y el animal", detalló la artesana que participó por tercera vez de la Fiesta Nacional.

Los más de 300 puestos que se ubican en dos carpas climatizadas y preparadas para exposición, destacan las artesanías típicas de cada una de las regiones argentinas y sus materias primas características aunque hoy es común encontrar además, artesanías realizadas con materia prima industrial. El recorrido se completa con una carpa de sabores típicos regionales de la Costa del Uruguay y otra de representación institucional en donde participan provincias, municipios y escuelas de artesanías para mostrar sus producciones.

Reconocimientos

Desde los inicios de la Fiesta Nacional, las Ruecas de oro y plata representan el galardón máximo que pueden recibir los artesanos que participan como reconocimiento a sus trabajos. Se entregan tres tipos de rueca de plata: una al Maestro Artesano, que es aquel que entre las artesanías tradicionales transmite una técnica determinada a cierto número de aprendices para preservar la cultura popular; otra al Artesano Calificado a quien se premia por la correcta utilización de la técnica, la calidad de sus producciones, la creatividad y el estilo en sus diseños; y una última categoría dentro de las ruecas de plata que se corresponde con la producción artesanal, que se otorga a quien realice obras excepcionales que contengan valores culturales, estilísticos, técnicos y artísticos.

Una vez obtenido el reconocimiento en alguna de las ruecas de plata, el artesano puede aspirar a la rueca de oro, que en caso de obtenerla, es un reconocimiento que le vale la participación en las próximas ediciones de la fiesta. Da Silva, destacó que para llegar a ganar una rueca se le hace un seguimiento al artesano, "si sos nuevo es muy difícil que la ganes, porque el cuerpo técnico que evalúa para las premiaciones hace un seguimiento de tres o cuatro años del trabajo de la persona para poder registrar su evolución que la hace merecedora del premio. No es fácil elegir porque hay trabajos muy buenos, pero principalmente se valora la calidad de la producción, la técnica y la artesanía porque si no hay oficio no hay artesanía", concluyó el funcionario.

Desde el norte y el Impenetrable Chaqueño

Mención aparte merecen los orfebres jujeños que trabajan con una dedicación exquisita las piezas de arte en plata de filigrana que se exponen generalmente combinadas con la piedra nacional argentina, la rodocrosita, o en finísimas mayas que asemejan encajes con diferentes motivos. Pero también vale todo el reconocimiento a las decenas de familias artesanas que llegan desde las comunidades QOM del Impenetrable (zona de Chaco y de Formosa) a mostrar sus artesanías figurativas que evocan jaguares, tatú-mulitas, garzas y homínidos que se exponen junto con la cestería típica y los elementos sonoro-decorativos realizados con semillas nativas. 

De esta zona del país es Alicia Madariaga que realiza cestería con hoja del caranday. "Vivo en Formosa, pero para conseguir mi materia prima tengo que viajar más de cinco horas, porque la planta y las hojas las encuentro bien en el medio del monte. Cuando volvemos a nuestra casa con lo que juntamos tenemos que secarlo y limpiarlo, y después de eso recién podemos trenzar para hacer bolsos, canastos, paneras, floreros, adornos y lo que sea que queramos crear porque no hay moldes, vamos trabajando con nuestras manos y encontramos la forma. Este es un trabajo que se aprende muy de chico porque a mí me lo enseñó mi abuela, ella sabía mucho y yo se lo estoy enseñando a mis hijos", relató la artesana. 


 



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