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21-03-2020
Los Pingüinos, mucho más que una Escuela de Fútbol

Una luz en el camino

Una luz en el camino
Asisten casi 50 niños y niñas -desde los 5 a los 17 años- del barrio Capibá. “El objetivo y la idea es que los chicos no estén todo el día en la calle y tomen el camino de la droga. Lo incentivamos a través del deporte para que asistan a la escuela y no abandonen”, aseguró Graciela Villagra, Coordinadora.

Marcelo Tortul

Emociona, estremece y por supuesto tendría que hacer recapacitar a toda la sociedad la historia de la Escuela de Fútbol Los Pingüinos del barrio Capibá. Rodeada de humildes casas que con mucho esfuerzo y trabajo han construido y en el centro de la placita del barrio se pueden observar dos canchitas de fútbol. Quizás carecen de pasto, pero para los casi 50 niñas y niños que van a practicar se asemeja a un campo de juego profesional. Y es así porque para sus ojos y su vida ese lugar de contención donde todas las tardes juegan, se divierten y corren detrás de la pelota es muy pero muy importante. Dicen que la ilusión y esperanza para que las cosas en lugares donde existen muchos chicos con situaciones límites es lo último que se pierde, pero además la gente por más pequeño que sea su granito de arena no debe mirar para otro lado y contribuir a que todo sea un poquito más justo. Y justamente así lo entiende un grupo de personas que son vecinos del barrio y que también tienen sus necesidades pero comprenden y con claridad que con muy pocos recursos se puede hacer mucho.

“No tomar el camino de la droga”

En el medio de la práctica y entre risas de los chicos y fútbol, Graciela Villagra le contó a Mirador Entre Ríos cómo funciona la Escuela de Fútbol y los principales objetivos: “En la actualidad tenemos sumando las nenas y varones casi 50 chicos desde los 5 hasta los 17 años. Comencé hace un año sola con 5 niños y luego se sumó el profe Sebastián. Como se amplió rápidamente la cantidad que venían a practicar formamos un lindo grupo de trabajo junto con otros tres profes: César, Germán y Santiago. Trabajamos día a día por y para los niños y esperando que todos los que puedan nos den una mano para poder brindarles muchas más cosas.

Tenemos algunas colaboraciones pero son muy pocas y no suficientes. Necesitamos que la gente se acerque ya que no cobramos cuota y nos dé una mano por los chicos del barrio. El objetivo y la idea es que los chicos no estén todo el día en la calle y tomen el camino de la droga. Lo incentivamos a través del deporte para que asistan a la escuela y no abandonen. Es fundamental la educación y que ellos tengan la mente ocupada haciendo algo bueno”.

“Es un espacio de contención -agregó Graciela- y la verdad que si no existiría la Escuela de Fútbol los chicos no podrían jugar, porque los papás no pueden pagar en ningún club ni algo parecido. Algunos fueron a los clubes pero a sus padres no les da el bolsillo y volvieron con nosotros”.

Además de practicar en las canchitas del barrio de a poco y dentro de las posibilidades participan en algunos torneos y encuentros y sociabilizan con otros chicos. La Coordinadora se refirió al respecto: “El 28 por segundo año consecutivo participaremos del Torneo EFA. En certámenes barriales como por ejemplo y le agradecemos a la Escuela Ruso y Laté y donde los chicos salieron segundos y terceros. Ellos se ponen felices y les gusta que vayamos a otros lugares. El tema es que la mayoría de las veces tenemos que ir y volver caminando. No tenemos plata como para pagar un colectivo o una camioneta. A veces algunos vecinos nos hacen la gauchada y por 200 o 300 pesos nos llevan, pero también debemos tenerlo. Y lamentablemente y generalmente no nos queda otra y junto a los papás y los otros profes que ir caminando”.

Una dura realidad, una esperanza

Graciela Villagra más que nadie, ya que vive en el barrio, conoce la difícil y complicada realidad. Pero también sabe que el futbol es una esperanza para salir adelante. Y el testimonio se lo dan los propios chicos: “Muchas veces cuando le decimos que vamos a participar de algún torneo, a las 6 de la mañana ya están golpeando la puerta de mi casa. Les preparo la leche si tengo y si no tomamos unos mates. Es tan emocionante verlos y estoy orgullosa de Los Pingüinos porque ellos nos ofrecen todo su amor a mí y a los profes. Algunos papás nos acompañan y otros no pueden y no los conozco, pero les agradezco y mucho por la confianza que tienen en nosotros de darnos a sus hijos con la responsabilidad que eso significa”.

Necesidades y cómo colaborar

“Cuando tengo -aseguró la Coordinadora- y como muchos de los chicos van a la práctica sin haber comido lo necesario les hago leche y tortas fritas. También cuando les consigo zapatillas, ropa, guardapolvos, útiles escolares… se los doy a los que más necesitan. Aunque la realidad muestra que todos necesitan. Muchos papás no tienen trabajo y en el barrio Capibá se nota la pobreza y la gente de afuera no lo ve. Todo con lo que quieran colaborar sirve y desde ya vamos a estar muy agradecidos. Se pueden comunicar al 0343 155308417 y sino en la página de face Capibá, Los Pingüinos”.


 



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