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21-05-2020
Viñedos en Victoria

En la misma tradición, conviven nuevos y antiguos sarmientos

En la misma tradición, conviven nuevos y antiguos sarmientos
Se ha mencionado en artículos anteriores la importancia que tuvo la industria calífera en Victoria, explotada por los primeros inmigrantes europeos, en su gran mayoría provenientes del País Vasco. Pero el desarrollo económico y productivo de una ciudad, en paralelo con un país que se encontraba en los mismos momentos fundacionales, no se genera con la explotación de un único recurso, por más preciado que sea. Es en la diversidad que se encuentra la verdadera riqueza.

Ignacio Etchart y Ezequiel Rubattino
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Las olas inmigratorias hacia la Argentina de fines del siglo XIX eran en su mayoría oriundas de España e Italia, y la ciudad de Victoria no fue su excepción. Ubicada al suroeste de la provincia de Entre Ríos, su economía se nutre en gran parte del río y de sus tierras. Pero estas ramas productivas, ricas e identitarias de la zona, también tienen su cuota de tradición.

El primer barrio industrial de la antes llamada La Matanza, hoy Victoria, estaba ubicado a orillas del Riacho Victoria. En sus orígenes se lo conocía como El Barrio de las Caleras, por la gran cantidad de hornos de cal y la numerosa cantidad de faenas producidas en la época. Hoy este barrio se llama Quinto Cuartel y sólo quedan reliquias y relatos del intenso motor económico que fue la cal. Pero no era la única actividad en aquellos días.

Mientras los vascos consolidaban sus hornos, una nueva oleada europea desembarcaba en Victoria. En su gran mayoría italianos, principalmente genoveses. Y junto con las floras traídas del Viejo Continente, como los olivos y las parras, también trasladaron sus costumbres y relatos.

Tradición navegante

Los genoveses que se asentaron en Victoria desde 1831 eran avezados barqueros. Un ejemplo de sus facultades fueron los nombres que les otorgaban a las calles donde construían sus enormes casonas. Un importante bulevar, que aún divide el viejo barrio con los demás cuarteles de la ciudad, se llama Almirante Brown, famosísimo oficial irlandés. Otras calles llevaban los nombres de Comandante Obligado y Comandante Espora. También había calles que homenajeaban a los marinos Garibaldi y Murature. Un detalle es que, tanto Obligado como Murature fueron veteranos de las guerras contra López Jordán. Pero no fueron sólo nombres e historias que acompañaron a los inmigrantes genoveses. También desembarcaron conocimientos, folklores y tecnologías que inauguraron una nueva forma de aprovechar las riquezas del Paraná.

Casi el 60% de la superficie total del departamento Victoria está compuesto por un extenso predelta tejido por pequeños riachos y arroyos denominado Sección Islas. Hombres y mujeres de los siglos XIX y XX instalaron pesquerías destinadas a la producción de aceite de pescado que era envasado en tambores y trasladado al puerto de Buenos Aires.

La primera pesquería le perteneció a don Miguel Lanieri, quien ya era dueño de un banco y de varios hornos de cal, y posteriormente instaló factorías de aceite y jabón. Las pesquerías eran transportables, lo que le permitía a esta industria moverse donde la riqueza ictícola era más abundante. Además, los pescadores se enfocaban principalmente en los grandes cardúmenes de sábalo, pues su porcentaje de grasa (más del 3% de su composición) es la mayor entre todas las especies de la zona. El aceite extraído era utilizado en curtiembres, jabonerías, fábricas de pintura o directamente exportado hacia Buenos Aires. Con el material sobrante de la pesca se realizaba guano fertilizante que era enviado también en su mayoría a Buenos Aires, aunque podía encontrar algún mercado más allá de los mares, como fueron los puertos de Holanda.

Lo más dificultoso de este emprendimiento era el transporte. Sólo existía una flota mercante capaz de transportar semejante cantidad de producción y era La Flota de Navegación Reggiardo. Por lo tanto, en su privilegio monopólico, dicha empresa era quien fijaba las fechas de partida de las embarcaciones. La complejidad residía en la inconsistencia de cumplimiento de los días acordados, por lo cual más de un negocio fructífero debió presentar bancarrota.

Y de otra dulce

Pero además de técnicas e historias, los italianos importaron un nuevo cultivo que trajo fama y riqueza a la ciudad de Victoria. Plantaciones de vides alimentaban la incipiente industria vitícola de la zona a tal nivel que en octubre de 1881, el entonces Jefe de la Policía don Francisco Acebal comunicaba al Ministro de Gobierno que “se ha ensayado en el ejido urbano el cultivo de la vid gracias a la iniciativa del vecino Dr. Remigio Bravo”. En dicho predio, ubicado en el actual terreno de la Abadía del Niño Dios, el Dr. Bravo llegó a tener 40 mil cepas. Pero esto no es todo.

Las plantaciones del Dr. Bravo eran famosas pues eran de pequeña escala pero de especies muy selectas. Entre sus mayores logros obtuvo la medalla de plata en la Exposición Continental por la calidad de sus productos. Además el periódico Prensa Libre le dedicó una serie de ocho artículos titulados “La viticultura y vinicultura en nuestro departamento” donde ilustraba sobre la siembra, cultivo, poda, recolección, plagas y variedades de uva y su aclimatación en la zona.

En ellos se destacan también fragmentos donde se mencionan otros cultivadores de la época. “En Victoria tenemos ya algunos viñedos de consideración y ha sido uno de los primeros departamentos de la provincia en que se ha elaborado vino del país. Dan muy buen resultado la blanca moscatel produciendo un rico vino blanco como el renombrado Blanco Victoria de los Sres. Vela y Martino, cuya fama y buen nombre ha salvado los límites de la provincia y han llegado a la Capital Federal. Tenemos plantaciones de alguna consideración de cepas de Nebiolo, Barbera, Grignolino y otras provechosas uvas italianas cuyo resultado nos lo han puesto de manifiesto los progresistas vinicultores Bravo, Róvere, Balbi y Affranchino”. Los vinos victorienses fueron premiados en la Primera Exposición de Entre Ríos en 1887 con el primer premio y la distinción La Champagne Entrerriana a toda la industria departamental.


 



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