Ariel Gustavo Pennisi
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¿Porqué es necesario leer el libro Vecino, de Cecilia de Michele? El poemario de la joven autora residente en Rosario, es un fiel testimonio de las coyunturas contextuales que atravesaron los vínculos humanos en el siempre olvidable año 2020. Muchas cosas se han dicho y escrito desde los medios de comunicación acerca del cómo cuidarnos y vincularnos, mostrando la cara más hostil de la desigualdad a la cual es sometida la raza humana por las lógicas vinculares del capitalismo tardío. La sociedad posmoderna es la sociedad del vínculo licuado, todo parece efímero, espontáneo, donde el otro simplemente sostiene algún tipo de fantasía, ya sea detrás de una pantalla, aplicación, pared o balcón.

Las necesarias medidas de confinamiento agudizaron las desigualdades sociales, sobre todo aquellas pocas veces abordadas, la que conforman la brecha que separa los solos de los acompañados. Los medios ofrecían innumerables recetas de cómo amar y gozar desde la desvinculación. Conocimos términos como sexting, generando nuevos formatos de lo erótico y de las formas de amar.

¿Existe amor en lo erótico? La mayoría de las veces quizás no, pero si hay formatos pre establecidos, doy por hecho que hay cualquier cosa menos amor.

El entramado comunicacional sumergió al hombre en una trampa lingüística, se naturalizó el tabú del encuentro de los cuerpos desde lo erótico, donde el vecino, el afecto o quien sea, se convertía en la siniestra personificación del representante del aparato legal que ahí estaba para controlarlo todo, observar la cama y recordarte que te has convertido en un sicario social si rompiste la norma.

No hay dudas de que la cuarentena no es el mal del sufrimiento social al cual fuimos sometidos, está claro que fue un instrumento que vino a combatir la pandemia. La historia nos demuestra que fueron las grandes pandemias las que desde la bio-política crearon dispositivos de control social que vinieron para quedarse, esperemos sea este un tiempo de excepción.

Desde esta óptica, el libro es no solo un hecho estético sino político en sí. Poemario escrito en forma de breve historia, dejándose leer como al lector mejor le guste hacerlo ya sea modo poesía o cuento.

Fue escrito durante el período de aislamiento social y obligatorio decretado para la prevención de la propagación del Covid-19.

Nos avisa que los hechos y personajes son ficticios, siendo pura coincidencia O NO, la similitud con la realidad, lo cual sumerge al lector en la aventura incierta del incógnito generado por el fino filo que separa la realidad de la ficción. A mi criterio, poco importa si existieron los acontecimientos, es una radiografía de época, conmovedora y reveladora. La soledad fue habitada de múltiples formas durante el cruel 2020 y esta historia es una de ellas.

La autora nos avista entre líneas que es ante todo un libro político, elige la hermosa consigna del mayo francés para hacerlo, "tomo mis deseos por realidades, porque creo en la realidad de los deseos" y nos regala una obra que se presenta con un bello formato libro/objeto que penetra de forma rupturista como lo hacen los hechos políticos.

La protagonista es una mujer, con un cuerpo gozante. Un cuerpo que pide sexo, y que sabe cómo disfrutar del mismo. Poner en letra, visibilizar el goce femenino no siempre fue tarea sencilla, es una conquista que merece ser cerebrada. Sostenerla es un posicionamiento político. Historias ficticias o reales, que muestran por medio del arte cuerpos gozantes con el goce escópico hay a patadas, pero la frecuencia del que habla y goza, históricamente parecía ser un rol destinado para el hombre.

Para pensar algunos ejemplos, tenemos la memorable obra cinematográfica Rear Window (1954) aquí conocida en castellano como La ventana indiscreta, del genio Alfred Hitchcocks, donde el fotógrafo profesional LB Jeff (James Stewart) goza mirando a sus vecinos.

Le Cri du hibou (1987) del maestro francés Claude Chabrol, es una película basada en la novela de Patricia Highsmith, la historia en castellano titula El grito de la lechuza. En este caso el rol del voyerismo también es realizado por un hombre.

Podemos irnos a nuestras tierras, con El hombre de al lado (2009) de la genial dupla Mariano Cohn y Gastón Duprat. La trama gira en torno al conflicto entre vecinos generado por la rivalidad varonil de quien se muestra gozante, Víctor (Daniel Aráoz) y Leonardo (Rafael Spregelburd) que no puede dejar de mirar cómo goza.

En vecino hay un desnudamiento de este tabú artístico, hay una mujer que mira, fantasea, accede a sus deseos, primero en sus sueños, luego en sus fantasías para concretarlos en su realidad vivencial.

Lo escrito, lo colectivo, lo político
Los hechos políticos alimentan los sueños revolucionarios que al decir de Andrés Rivera suelen ser un sueño eterno, quizás el amor también comparta la naturaleza onírica y en tiempos de soledades simplemente se es revolucionario si se esta dispuesto a pagar el precio del amor.

La pulsión escópica (goce por mirar) ocupa el lugar central de la historia narrada mediante la continuidad de sucesivos poemas escritos por Cecilia que se entremezclan con el arte gráfico de Milagros Pochat. La dupla es fantástica, la conexión de los cuerpos siempre es fallida, esta atravesada por los agujeros que el lenguaje deja en las personas, aquello que no se puede decir. Ambas lo muestran en su arte, los cuerpos dibujados de forma incompleta con simples contornos y los textos poéticos que comienzan a ser habitados mediante tachones que convocan al rol activo del lector.

Aquel que quiera leer el libro deberá comprometerse dándole cierre imaginario, formando parte del trabajo que se presenta como colectivo, porque así son los hechos políticos, construcciones colectivas.

Bio

Cecilia De Michele (1984). Nació en Concepción del Uruguay, ciudad de Entre Ríos. Es Politóloga egresada de la Universidad Nacional de Rosario (U.N.R). Posee un posgrado en Política y Gestión en Cultura y Comunicación FLASCO. Su principal espacio de formación e intercambio poético es el taller dictado por Tomás Boasso. Entusiasta de lo público, la cultura y la vida en común, vive en Rosario desde el 2003. Vecino es su primer libro de poemas.

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Cecilia de Michele, en primera persona

"Lo escribí durante la primera etapa del período ASPO. Formo parte de un grupo de poesía, que surge del taller de Tomás Boasso al que concurro hace años. El taller me ayudó a corregir, editar un poco y darle forma de historia.

Yo escribo poemas desde hace mucho, pero esto de armar una serie o historia fue nuevo para mi. Algunos los fui publicando en las redes sociales y me resultaba divertido los comentarios que recibía de mis amigues, me preguntaban si era cierta o no la historia, hasta me daban consejo!"

"Vino la idea de publicarlo, sumarle ilustraciones, sobre todo como un proyecto afectivo con Remanso (la editorial). Así que convocamos a Milagros Pochat que le sumó esas ilustraciones preciosas, trabajamos juntas el concepto y desde la editorial sumaron la propuesta de tamaño. Tipo de hojas y distintas cosas del diseño."

"La realidad y la fantasía, también se vincula con lo dicho y no dicho. Creo que Milagros lo super interpretó y lo trabajamos juntas. Lo concreto y explícito por un lado y dejar a su vez vacíos para quien lee y observa."

"Avisamos por las redes quiénes lo querían comprar a modo de preventa y tuvimos buena repercusión. Ahora nos estamos encargando de repartirlos y hacer envíos a otras ciudades. Todo fue una experiencia muy colectiva y creo yo, una excusa para salir del soliloquio que imponía la pandemia, y entrar a conversar con otros."

"¡Mucha gente me dice que se ríe de la historia! Y eso la verdad que me gusta, se asocia la poesía y la literatura con lo solemne o lo serio. Yo creo que entretener puede ser una función de la poesía, e incluso permitir que llegue a nuevos ámbitos y públicos."

Nos informa: "con el grupo de poesía también recibimos una buena noticia, ganamos el subsidio para Editorial Línea Producción, dentro del Plan de Fomento de Industrias Creativas de la Provincia de Santa Fe".

Algo de arena y barro

Acompaña la edición del libro una serie de poesías en formato folleto titulada "Algo de arena y barro". Angélica Pedemonte y su arte tienen lugar mediante ilustraciones. En el mismo podemos leer bellos fragmentos, como:

"han armado una balsa/ y junto a las cajas hay/ una rama de romero, un casset/ las fotos recortadas/ cartas, un pañuelo/ flores robadas de un cantero/ y así nomás las dejamos ir/ que se vayan/ en la balsa de madera/ que mas que flotar/ parece hundirse de a poco"

"abajo se escucha un ronquido lejos/ las burbujas de mi respiración retumban/ esto floja y llevo la cabeza a mis rodillas/ el río mueve los brazos, las piernas, la remera me acaricia/ tengo una única certeza: mi corazón late bajo el agua"

"La segunda maniobra es/ despedirse de las dos cajas/ de las cenizas/ de nuestros padres/ porque así lo determinamos ayer".