Patricio Dobal [email protected]


Si bien los merenderos, comedores sociales y las propias escuelas cumplen un rol finalmente para ayudar a paliar el déficit nutricional en las porciones de la población más vulnerable, muchas veces no logran cubrir con una ración diaria la carencia de nutrientes que se observa en los niños en pleno crecimiento. Frente a este panorama, un equipo de trabajo surgido bajo en amparo de la Universidad Nacional de Rafaela (Unraf) ya estudia la formulación de una premezcla que luego de pasar por los hornos de cada institución barrial pueda emular una barra de cereal hiperproteica.

Para lograr el objetivo, los integrantes del proyecto recibieron fondeo nacional del Programa Ciencia y Tecnología contra el Hambre que lanzaron en forma conjunta el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, junto con el Ministerio de Desarrollo Social y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales para educar con la técnica desarrollada.

"Partimos de la base que nos indica que los niños en edad escolar muchas veces se alimentan mal. Si bien en los merenderos y en los comedores los pequeños con escasos recursos económicos reciben un soporte alimentario fundamental, muchas veces cuando vuelven a casa no terminan completando el aporte de nutrientes que deberían para su etapa de desarrollo, allí entraríamos nosotros con la barra de cereal", explicó Andrea Bernacchia, ingeniera en alimentos, docente de la casa de estudios rafaelina y quien lidera el equipo que está integrado por nutricionistas, referentes del área de extensión de la institución universitaria y los propios estudiantes.

Ahora bien, si bien está en plena etapa de desarrollo, la pregunta surge inmediatamente respecto de cómo sería el preparado en cuestión. "Pensamos en un producto que aporte proteínas y algunos minerales que generalmente no se tienen en cuenta en la dieta como zinc, calcio y hierro", planteó la académica, quien aclaró que "el esquema no solo apunta a crear una fórmula rica y sana, también integra un plan de extensión para divulgar cómo preparar el alimento en las cocinas de los comedores comunitarios, merenderos y establecimientos escolares".

Una vez desarrollado, el programa se encargará de patentar el preparado que vendrá añadido de un protocolo de cocción y hasta los utensilios para fijar las raciones que respetarán las necesidades nutricionales de cada niño promedio. "Es un plan ambicioso pero tenemos el aporte económico que es vital para llevarlo adelante, además de que manejamos ya cierto recorrido debido a que esta iniciativa tiene un antecedente", mencionó la ingeniera.

Es que Bernacchia ya trabajó en un formulado similar, pero para alumnos de colegio secundario. "Me tocó una primera experiencia en el marco de una escuela técnica que se basó en desarrollar una barra para los estudiantes de nivel medio. En aquel entonces la receta además del aporte nutricional tuvo en cuenta una experiencia sensorial basada en los sabores de los snacks como el queso, el jamón y la pizza. Sobre dicha tarea ahora se sustenta la receta para los más pequeños", sostuvo.

Los sabores que integran jerarquizar ahora son muchos de los ya conocidos por los niños como la vainilla y la frutilla. "Entendemos que el producto debe ser sabroso para los chicos sobre todo para lograr que finalmente lo coman cuando se lo llevan a casa. Ahí está el punto diferencial, más allá del contenido proteico que nos permitirá solucionar en parte la problemática de la alimentación", puntualizó Bernacchia.

El equipo de trabajo de la Unraf es el primero que recibe fondos del Programa Ciencia y Tecnología contra el Hambre que también distribuyó aportes para soluciones nacidas de laboratorios de institutos del Conicet que funcionan en la provincia, además de los proyectos que se crearon en la Universidad Nacional de Rosario y la Universidad Nacional del Litoral. "Para nosotros como universidad nueva, que está en constante construcción es fundamental haber sido estimulados con este aporte económico que nos hace pensar que estamos en el camino correcto, ahora tenemos varios meses de arduo trabajo por delante", expresó la docente.

El plazo para arribar a la formulación es de un año y medio y en este tiempo el grupo recibirá un monitoreo constante que permitirá ir liberando los aportes de dinero que hacen en forma conjunta los ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y de Desarrollo Social de la Nación

El plazo para arribar a la formulación es de un año y medio y en este tiempo el grupo recibirá un monitoreo constante que permitirá ir liberando los aportes de dinero.