Conrado Berón
[email protected]

Leonela Ferreyra, por sobre todas las cosas es artista, más allá que su currículum diga que se recibió de periodista en ETER o que está estudiando profesorado de Teatro en la Uader. Es artista y se le nota al hablar, al actuar y por sobre todas las cosas, al bailar.

Esta puntana por nacimiento y paceña por adopción, que tiene 24 años y llegó a La Paz a sus tres años, baila folclore desde la panza según sus propios dichos.

De su mamá heredó las ganas de bailar y la pasión por esa actividad. De su papá, mamó peñas, festivales y mucha chamarrita y río, como le gusta decir.

Su historia, una experiencia transformadora en Cosquín, el concurso que ganó en Caseros para llegar al Nacional y mucho más, en esta nota de MIRADOR ENTRE RÍOS.

—¿Cuándo arrancaste en el folclore?

—Desde muy chiquita, creo que desde antes de nacer, porque mi vieja bailaba a pleno, siempre le gustó. Mis hermanos también fueron bailarines, así que pasaba mucho tiempo bailando en la academia y escuchando ese estilo musical por mi padre. En la adolescencia me tiré más por la danza clásica, el contempo o el jazz y hasta hice acrobacia en tela.

—¿En algún momento no bailaste?

—Sí, cuando terminé el secundario y me fui a Paraná a estudiar Periodismo en ETER, esos tres años no hice nada de baile. Pero un día me encontré con Franco Zaragoza que es de Crespo y fue al toque que tiramos unos pasos de chamamé y nos dimos cuenta de que teníamos que seguir juntos y laburar. Hoy somos como hermanos, ya que nos dimos cuenta que compartíamos la pasión y las ganas de llevar la danza de nuestra región a lo más alto. Porque queremos que el chamamé se conozca en todo el país, y destacar que no sólo es un pintoresco baile a los saltos. Porque tiene una historia tremenda dentro de la población litoraleña.

Antes y después

—¿Cómo llegaron a Cosquín?

—Sin dudas que fue un antes y un después. Yo veía en enero los dos festivales más emblemáticos que son Cosquín y Jesús María, y sentía que iba a bailar ahí, pero pensaba que lo iba a hacer dentro de un ballet, nunca me imaginé que iba a representar a Entre Ríos siendo parte de una pareja de baile. Con Franco fuimos a la sede Villaguay del pre-Cosquín en 2019 y nos anotamos en pareja de danza tradicional.

Clasificamos a Cosquín y estábamos dentro de las 23 parejas que llegaban a la final. Después superamos una instancia y logramos posicionarnos entre las primeras 12 del país, lo que para una pareja primeriza dentro del certamen es un logro inmenso, ya que hay chicos que se pasan años intentando llegar y nosotros en nuestro primer intento lo logramos. Fue hermoso, imponente, y movilizador haber bailado para la plaza Próspero Molina, cumpliendo el sueño de toda mi vida. Ahí pensaba que yo iba a seguir con periodismo, pero haber llegado tan lejos me abrió de nuevo el corazón para darme cuenta que lo mío iba por la escena, por el baile y por las tablas por sobre todas las cosas. Por eso arranqué teatro, que es algo que me está haciendo muy feliz, estoy extasiada de aprender.

—¿Qué te gusta del Profesorado de Teatro?

—La verdad es que estoy envuelta en una burbuja donde estoy muy feliz, no sólo por aprender lo que genera la intención corporal o la dicción que genera una frase. Además, la parte pedagógica o didáctica me intriga mucho, ya que la enseñanza me moviliza un montón, el hecho de poder llegarle al otro a través del conocimiento que voy adquiriendo.

—¿Cómo llegaste al malambo?

—Siempre lo vi por las competencias, pero nunca había probado hacerlo. Yo hago Malambo Sureño que de los dos (el otro es el Norteño) es el que más me atraía. En la pandemia, que emocionalmente fue un montón para mí, hacía cursos a cada rato y me llegué a plantear si iba a seguir bailando ya que estuve mucho tiempo sin hacerlo y dudaba. Con Marcelo (Chelo) Acuña que es mi maestro, surgió la idea. Él es campeón provincial de Malambo y lo hace muy bien, entonces cuando acordamos ya estábamos haciendo un par de “mudanzas” como se le dice a estas estructuras que tiene el malambo. Así fuimos empezando en octubre del año pasado, en un año llegué a esta instancia provincial que se disputó en Caseros (departamento Concepción Uruguay) donde por segunda vez recién se realizaba el campeonato de femenino, antes las mujeres pertenecíamos a un rubro o estábamos dentro de una categoría, no existía el campeonato exclusivo para nosotras. Ahora sí y en noviembre voy a ser una de las dos entrerrianas que vamos a estar en Carlos Paz, la otra chica es de Larroque y se llama Nerea Burgos.

Preparativos

—¿Cómo se preparan para el Nacional?

—Es el fin de semana largo de noviembre (del sábado 20 al lunes 22) y seguramente el 17 andaremos por allá, a ver si nos dejan ensayar en el escenario para tener conciencia espacial que es muy importante para saber dónde y cómo nos vamos a poder desenvolver.

—¿Cómo se financia el viaje?

—Tenemos que pagarnos todo nosotros, es la triste realidad del artista argentino. Tenemos que bancarnos el costo de los pasajes, del hospedaje. Quiero sumar otro guitarrista a la propuesta que queremos presentar, ya que es una puesta en escena. Hay que juntar mucho dinero para lo que se me ocurrió hacer una rifa, para potenciar el apoyo de la familia, que está siempre. La organización nos dio la posibilidad de vender otra rifa para disminuir los costos, pude vender todo esos y ahora estoy de lleno buscando gente que me quiera comprar algunos números de la mía para poder viajar tranquila y sólo pensar en dejar bien arriba a la provincia.

El sorteo de mi rifa lo voy a hacer el 19 de noviembre en mis redes sociales, para poder agradecer a todos los que me apoyan. Quiero jugar y estar en contacto un poco con mi gente que la verdad me banca en todas. La idea es que llegue también el afecto a horas de bailar.

El malambo

Se denomina malambo a una danza que forma parte del folclore argentino. Se trata de un tipo de baile que desarrollan los hombres y las mujeres, caracterizado por el zapateo. Surgido en torno al siglo XVIII en la llanura pampeana, la musicalización del malambo se realiza con guitarra y un instrumento de percusión conocido como bombo legüero. Es importante señalar que las canciones de malambo son instrumentales: es decir, carecen de letra.

La base del malambo, que también se baila en algunas regiones de Uruguay y de Chile, es el movimiento de los pies y de las piernas. Los bailarines pueden ejecutar los pasos de manera individual o en grupo.