A 40 años de la guerra

El recuerdo de las Islas Malvinas que perdura en un ex combatiente

La Guerra de Malvinas vive en el recuerdo de aquellos que empuñaron las armas por la causa argentina. Un conflicto bélico que marcó la existencia de cientos de personas a partir de 1982. El testimonio de aquellos días de un ex soldado que estuvo en las trincheras.
02-04-2022 | 8:06 |

Foto:Mirador
asaron cuatro décadas y el recuerdo de aquel conflicto bélico, el último de la historia argentina, perdura entre los más grandes. Aquellos que vivieron aquel otoño de 1982. Una jugada política riesgosa que sólo trajo dolor. Los soldados que estuvieron en las Islas Malvinas aquel año fundaron organizaciones que los agruparon en distintos puntos del país. Raúl Gómez peleó por la causa argentina en aquellas tierras y forma parte de la entidad en Rosario. Habló extensamente con Mirador Provincial en el Centro de ex Soldados Combatientes de Malvinas.

-¿Qué recuerdo te queda de aquellos días?

-Los recuerdos son permanentes. Uno se pone a hablar de Malvinas y la mente viaja en fracciones de segundo y se empiezan a revivir momentos. Y más para estas fechas.

-¿Cómo fue tu experiencia personal de la guerra?

-Yo tenía 18 años. Antes se hacía el servicio militar obligatorio. La incorporación mía fue el 5 de enero de ese año en la primera brigada aérea de El Palomar en Buenos Aires. Para el 2 de abril tenía tres meses nada más de instrucción. Nos dieron un franco interno para el 2 de abril. Yo salí en Buenos Aires en ese franco interno y la gente en la calle movilizada que se había recuperado Malvinas.

-Vos estabas en la colimba. ¿A vos te mandaron a las islas?

-El día 4 de abril nos dan otro franco interno. Volvemos el 5. Nos reúnen en el patio de armas del escuadrón y nos comunican que nuestro próximo destino iba a ser Malvinas. Nos prepararon, nos inspeccionaron a nivel médico a ver si teníamos algo y nos cortaron el pelo. El día 6 de abril al mediodía salimos para Malvinas. En un avión Boeing 707. Fuimos (desde El Palomar) con rumbo a Malvinas, pero por desperfectos del avión aterrizamos en Comodoro Rivadavia. Ahí nos quedamos tres días. Hicimos instrucción militar y el día 9 de abril salimos para Malvinas. Llegamos a las 6 de la tarde en un Fokker 27 y un Fokker 28. Aterrizamos en el aeropuerto de Puerto Argentino. Como era 9 de abril y el enemigo todavía no estaba viniendo, nos distribuyeron en carpas militares. Nos quedamos en la zona del aeropuerto. No había nada. Hasta Puerto Argentino hay cuatro o cinco kilómetros. En ese tiempo promediaban los 7, 8 grados bajo cero. Íbamos con una remera, una camisa, una tricota y una chaquetilla. Nada más. Guantes y una gorra.

-¿Tuvieron principios de congelamiento?

-En ese momento todavía no porque dentro de todo estábamos secos, en una carpa, dormíamos. Eso duró hasta que empezó la guerra.

-¿Tenían algún elemento para calentar el ambiente?

-Nada. Estaba la cocina de rancho. Esa cocina se utilizaba y después distribuían la comida por compañías. Ahí recibíamos algo caliente, pero en realidad lo tenías que comer muy caliente porque si se enfriaba, lo tenías que cortar en porciones por la grasa que tenía. Así estuvimos hasta fines de abril. Ahí empezamos a tomar posición de guerra y nos hicieron hacer pozos de zorro. Es al nivel del piso un pozo y una socavación hacía adentro que eso nos permitía dormir los primeros días que nos íbamos a resguardar de las bombas y del ataque enemigo. Hasta que después esos pozos se empezaron a inundar. Recién al otro día, cuando aclaraba podíamos salir de los pozos. Eran 7 grados bajo cero más el agua en el pozo. Los británicos llegan el 1º de mayo, 4.30, 4.45 de la mañana cuando fueron los primeros bombardeos. Ahí recién sabíamos lo que era comenzar el tema de la guerra. Ahí fue donde cayó Guillermo García, que fue un compañero nuestro de la Fuerza Aérea que vivía en Buenos Aires. Fue el bautismo de fuego. La onda expansiva de una bomba de 500 libras lo mató.

-¿Qué recuerdo tenés de aquel mayo?

-Uno no sabía cuándo iban a ser los bombardeos y aparte no teníamos experiencia de guerra. Se nos ocultaban un montón de cosas. Nosotros nos enteramos de nuestro compañero caído recién como a las 7 de la tarde. No nos habían dicho que había fallecido.

-¿Cuántas personas componían tu grupo?

-El grupo en el que yo estaba éramos cinco. Un cabo primero y cinco soldados. Tres con ametralladoras, yo lanzando granadas antitanques y granadas antipersonal, y otro compañero mío que era fusilero.

-¿Hubo combates cuerpo a cuerpo?

-No. En la zona donde estuve yo fue todo bombardeo naval y bombardeo aéreo. Como querían destruir la pista de aterrizaje venían bombardeando mañana, tarde y noche. Ellos querían hacer cabecera en el aeropuerto y además inutilizar la pista de aterrizaje porque ellos creían que nosotros operábamos con los aviones desde ahí. Y en realidad se operaba desde Puerto San Julián. La pista de aterrizaje de Malvinas era muy corta.

-¿Estuviste ahí hasta la rendición?

-Estuvimos ahí hasta que hubo un cese del fuego el 14 de junio y ahí nos dijeron que no podíamos disparar nada ni a nadie. Después de ahí estuvimos tres días hasta que cuando caímos prisioneros nos trasladaron hasta el pueblo donde quedamos en un hangar.

-¿Tuviste algún problema de salud?

-En una oportunidad me estaba agarrando una gangrena en un dedo de la mano. Me daban pastillas cada 12, luego cada 24 horas. Es lo único que tuve. Gracias a Dios no caí herido ni nada.

-Las balas te pasaron cerca.

-Todo era cerca. En ese momento y en el lugar en donde estábamos, no había nada lejos. A la primera de cambio caías como si fuera acá. Caía una bomba y desaparecíamos. El 25 de mayo me salvó la vida un compañero de Misiones porque hubo bombardeos de un buque. Me dijo: “Metete adentro del pozo”. Después de tres trazantes me metí adentro y ahí escuché un bombardeo que rompió el techo donde estábamos en el pozo.

-¿Sobrevivieron los seis del grupo?

-Sí. Los seis. Uno murió de cáncer hace unos años.

La vida después de Malvinas

-¿Tu vida fue un antes y un después de la guerra?

-De los 18 para atrás no soy. Fuimos de una manera, volvimos de otra. No nos victimizamos. Lo que se ha vivido fue terrible porque sabemos lo que deja una guerra. El horror de una guerra. Deja heridas en el cuerpo y en lo psicológico, pero lo más importante de todo es lo que deja en el alma. No se cura, se sobrelleva. Cuando estoy hablando de Malvinas, mi mente automáticamente viaja con mis compañeros y estoy en Malvinas.

-¿Cuál es tu opinión personal con respecto a lo que fue el enemigo? ¿Le guardás odio, rencor?

-Odio la mayoría no tenemos. Rencor tampoco porque (la guerra) no construye, destruye. Se destruye uno mismo. El inglés por mostrar poderío, por apoderarse como hacen siempre los ingleses de ocupar cosas que no les corresponden y nosotros por ahí por defender nuestro derecho nada justifica la pérdida de una vida humana. Estábamos en una guerra y en ese momento estaban en una guerra ellos también. Lo que predomina era la vida de cada uno. Yo no maté a ninguno. Es la supervivencia misma del hombre. Es matar o morir. Si uno no se defiende, lo matan porque estamos en una guerra.

Muchos de mis compañeros se enfrentaron a una primera potencia y no fueron capaces de soportar la indiferencia, la marginación, el famoso “loquito de la guerra” y lamentablemente tomaron la mala decisión de quitarse la vida. Tenemos 632 compañeros caídos en combate y llevamos cerca de 1.000 suicidios. Hace poco hubo un par de suicidios de compañeros. Pega muy duro, no tanto el enemigo, sino el retorno y ver que acá a nivel gobierno no hacen nada. A nosotros nos marginaron. Nos trataron de fachos, de militares. Nos dijeron que no tendríamos que haber vuelto ninguno porque nos asociaban a los militares para no hacerse cargo de determinadas cosas.

Los políticos dicen: “Hay que copiar a San Martín y a Belgrano”. ¿Y cuándo van a empezar? Yo estoy hablando de mi historia. Esta es tu historia. Es la historia de tus pibes. Es la historia de todos. Yo fui parte activa nada más. Hoy nos reciben con palos, con indiferencia. Somos capaces de unir un pueblo cada cuatro años (en los mundiales de fútbol) y ¿no somos capaces de acordarnos de nuestros compañeros? El que se olvida de Belgrano se está olvidando de su bandera. El que se olvida de Malvinas se está olvidando de su historia. Esta es una historia contemporánea. Nos tiene que hermanar y hacer reclamar por la vía pacífica. No estoy diciendo que nos armemos y recuperemos (las islas). Ya sabemos lo que deja una guerra.

-¿Pudiste reconstruir tu vida en estos 40 años? ¿Pudiste trabajar?

-En esta marginación que yo te decía yo empapelé medio Rosario con los diplomas de honor. Hasta que un día los rompí. Porque me sentía agredido, que me daban la espalda. Y yo estaba pidiendo trabajo, reinsertarme en la sociedad. Toda mi vida mis viejos laburaron. Buscaba trabajo, nada más. Yo hablaba de Malvinas y era el loquito de la guerra. Me empecé a ocultar yo mismo. Hasta eso llegamos a hacer. No hablar de que estuvimos en Malvinas. Fui a la Fuerza Aérea porque quería trabajar, quería sentirme útil. Nunca viví de arriba. Fui a la Fuerza Aérea y como estaba cerrada la inscripción hice los papeles dentro de la Policía de la Provincia de Santa Fe. Me llamaron y empecé a trabajar de policía. En ningún momento dije que estuve en Malvinas. Fíjate lo ridículo de esto. No tuve que decir nada, ponerme una pistola en la cintura y trabajar. Y estuve 27 años. Después de 25 falleció mi señora. Por problemas cardiológicos falleció hace 14 años. Tuve que jubilarme de la Policía y quedarme con mis hijos. Mi hija tenía 12 años y mi hijo, 9.

-¿Ustedes tienen una pensión que les da el Estado nacional?

-Eso salió en el ’91. Nueve años de abandono y fue en el gobierno de (Carlos) Menem. Cuando salió, que lo dio Menem, eran 145 pesos. Una pensión graciable. Gracias a eso se pudo acceder a la obra social. Es vitalicio.

-¿Los que fueron a las islas o los que se quedaron acá en el continente?
-No. Que haya combatido. Hay compañeros que se quedaron acá. Ellos se hacen llamar combatientes continentales. Nosotros no decimos a quién le tienen que pagar y a quién no. Lo que sí decimos es que no tienen que estar bajo las mismas leyes nuestras.

-¿Cuánto cobran en la actualidad?

-Tres pensiones mínimas. 60.000 pesos. A nosotros nos correspondía más. En realidad, no le cobramos al Estado. Yo quería trabajar. No me dieron trabajo. En esos nueve años de abandono un montón de compañeros se suicidaron. Acá hubo uno emblemático. (Eduardo “Tachi”) Paz se tiró del Monumento Nacional a la Bandera en el ’99.

-¿Cómo se recuperan las Malvinas?

-No soy político y no tengo las herramientas como para decir cuál es la forma ideal como para recuperarlas. La guerra no. Primero porque ya sabemos lo que deja. Segundo, este ha sido siempre un país pacífico. Por la vía diplomática. Un país no siempre se defiende empuñando un arma. A nosotros nos tocó. Se defiende desde la solidaridad, estudiando, poniéndole el pecho, trabajando en conjunto y saliendo adelante como país. Trabajar desde los colegios, que esté dentro de la currícula estudiantil esta historia. Las charlas en los colegios las impulsamos nosotros golpeando puertas.

Homenajes

El recuerdo por los 40 años comienza este viernes 1º de abril con la vigilia en el Monumento Nacional a la Bandera desde las 16 hasta llegar a las 24. El acto central está previsto para el sábado 2 de abril a las 18 en el cenotafio.

Según los registros del Centro de ex Soldados Combatientes de Malvinas, de Rosario, 1.225 santafesinos viajaron a las islas a defender la causa nacional aquel ya lejano 1982.
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