Música argentina

Los 40 años de la Trova Rosarina se celebran con un tour por la ciudad que la vio nacer

El circuito turístico de la Trova Rosarina se puede realizar de manera autoguiada y permite acercarse a la historia de un movimiento que marcó con fuerza la música argentina.
05-04-2022 | 11:20 |

En Rosario hay un recorrido disponible que permite recordar y transitar espacios representativos de la Trova Rosarina.
Foto:Gentileza.
Lucía Dozo


Hace 40 años, un grupo de jóvenes artistas rosarinos comenzaron a confluir en diversos ambientes musicales y, enmarcados en los complejos comienzos de los ’80, conquistaron al público con su poética popular. En el marco de un nuevo aniversario del álbum Tiempos difíciles, de Juan Carlos Baglietto, el conjunto celebró con varias funciones en Rosario y en Buenos Aires.

En Rosario hay un recorrido disponible que permite recordar y transitar espacios representativos del colectivo artístico. Cada uno de los puntos de la ciudad está señalizado con baldosas en donde puede leerse “Trova”.

La Trova Rosarina fue un movimiento espontáneo de músicos que se consolidó tras la presentación de Tiempos difíciles, el disco de Baglietto, en el estadio de Obras Sanitarias de Buenos Aires en 1982. Al año siguiente, en recitales realizados en el estadio cubierto de Newell’s Old Boys de Rosario y en Obras, ofrecidos por un grupo de artistas rosarinos que incluía canciones de Fito Páez, Adrián Abonizio, Rubén Goldín y Jorge Fandermole, se cimentó esa construcción colectiva caracterizada por una música que sumaba elementos de la bossa nova, del folklore y del rock, con algunas pinceladas tangueras, con letras reflexivas y de gran contenido poético.

El circuito turístico de la Trova Rosarina se puede realizar de manera autoguiada y permite acercarse a la historia de un movimiento que marcó con fuerza la música argentina.

Sala Lavardén
La histórica sala fue un espacio que los músicos de la década del ’70 y el ’80 tuvieron como objetivo y destino. En las tablas de La Lavardén, nombre que impuso el boca en boca rosarino, actuaron todos y cada uno de los artistas que luego la historia incluiría en la Trova. Particularmente, en 1981 cobijó a quienes luego desembarcarían en Buenos Aires. Fito Páez colaboró en la restauración para convertirla en un ámbito apto para grabar en condiciones óptimas. Allí grabó Circo Beat, en 1994.

Actualmente, Plataforma Lavardén (en Mendoza y Sarmiento) es un complejo cultural integrado por el teatro, salas para espectáculos e innovadores espacios donde se desarrollan numerosos talleres y actividades.

Teatro El Círculo
La sala rosarina con fama mundial era un ámbito casi impensado para los músicos jóvenes que pujaban por tocar en la ciudad. Tras la exitosa presentación del disco Tiempos difíciles en el estadio de Obras el 14 de mayo de 1982, la historia cambiaría. Una semana después, el fenómeno se repitió en el teatro El Círculo de Rosario (Laprida y Mendoza). Fue una especie de reivindicación ante una ciudad que, en general, había ignorado a esos jóvenes que volvían consagrados y cuyo disco vendería cerca de 120 mil placas. A metros de allí, en el desaparecido Café de la Flor (Mendoza 862), un año antes Baglietto grababa junto a su banda el demo que posibilitó un contrato con el sello EMI.

Estadio Cubierto de Newell’s Old Boys
El estadio cubierto del parque Independencia (av. Int. Morcillo 2.675) fue elescenario elegido para la presentación histórica de los protagonistas del boom musical de los ’80 que instaló a la trova en el escenario nacional.

Litto Nebbia, Baglietto, Fito Páez, Abonizio, Lalo de los Santos, Silvina Garré, Ethel Koffman y la banda del puerto, Fandermole, Juan Monfrini y Myriam Cubelos, Acalanto y Boulevard convocaron a una multitud en el famoso concierto Rock Rosario 83 que duró más de ocho horas, con una impresionante convocatoria de público que respaldó el trabajo de los músicos de Rosario, además de ser la ocasión para grabar un álbum en vivo de colección.

Sala Luz y Fuerza
En los años ’70 y ’80, esta sala (ubicada en Paraguay 1.135) brindó su escenario a los músicos ávidos de mostrar sus trabajos. Por ahí pasaron, entre otros, los integrantes del grupo Irreal, liderado por Baglietto que, en distintas etapas, estuvo integrado por recordados músicos como Beto Corradini, Daniel Wirtz, Abonizio, Juan Chianelli, Hugo García, “Muerto” Sainz, “Piraña” Fegúndez y Jorge Llonch. A pocos metros de allí, en Corrientes y San Juan, funcionaba la revista Risario, una de las pocas publicaciones que se hacía eco del movimiento musical local, y en Corrientes y Mendoza el viejo teatro Olimpo, donde se realizaron grandes recitales de rock con los que se inició la Trova.

Sala de calle Tucumán
En esta casa de Tucumán 1.764 vivía el músico Maxi Ades (baterista de varios de los grupos de la Trova) y esa circunstancia derivó en que los ensayos de las bandas en las que tocaba se realizaran allí. Con el tiempo, todo fue ensayos y la vivienda dejó paso a un depósito de instrumentos y equipos de la empresa Triamp, que solía ser solicitada con preferencia por los músicos porque Juan Monfrini y Tuti Branchessi, los operadores de sonido, conocían los especiales requerimientos de cada banda, además de ser músicos ellos mismos. Allí ensayaban, entre otros, Abonizio, Iván Tarabelli, Tuti Branchesi, Fandermole y Maxi Ades.

Sala Udecoop
Entre las múltiples propuestas que se vieron en la sala Udecoop (Entre Ríos 435) no faltaron las de los músicos jóvenes de Rosario que se sumaban al fervor expresivo que manifestaba la sociedad de los primeros años 80. Fue escenario insoslayable de aquellos años de la reconstrucción cultural de Rosario. Se recuerda el ciclo Música en viernes, donde actuaron músicos de la Trova como Fandermole, Abonizio, Ethel Koffman, Juan Monfrini junto a Myriam Cubelos, Patricia Larguía e Irene Cervera y el grupo Acalanto. Fito Páez presentó allí, durante dos fines de semana consecutivos, el material que incluyó en Del 63, su primer disco solista.

El Altillo
En la terraza del palacio Remonda Monserrat (Entre Ríos 583) nació y funcionaba El Altillo Producciones, primera productora artística rosarina que comenzó representando al grupo Acalanto. También funcionaba ahí una sala donde ensayaban, además de Acalanto, las bandas de Fandermole -quien compuso en ese lugar su Candombe de la azotea-, Abonizio, Ethel Koffman y el grupo de jazz El Umbral, del compositor Fernando de la Riestra. En esa sala de ensayos Fito Páez le hizo escuchar por primera vez a Pichi De Benedictis La vida es una moneda y Del 63.

Laurak Bat y Saudades
En los años previos a la democracia, las reuniones en sitios públicos eran riesgosas, más aún para los jóvenes que se dedicaban a la música o cursaban en Filosofía y Letras, y Bellas Artes (hoy Facultad de Humanidades y Artes). El Laurak Bat y Saudades, bares que se encontraban uno frente al otro, en Entre Ríos y Santa Fe, eran refugios de los creativos rosarinos. Allí se debatía sobre los nuevos instrumentos o las canciones que cada uno componía en la intimidad y sometía a la opinión de sus colegas. Entre otros, solían intercambiar ideas Baglietto, Goldín y un muy joven Páez.

Auditorio Fundación Héctor I. Astengo
El ex teatro Odeón (actual Astengo, Mitre 754) es una de las salas teatrales más importantes de Rosario y, como tal, era un espacio casi inalcanzable para los músicos que transitaban por la zona en los ’70, sin sospechar que allí iban a pasar horas de gloria presentando sus obras. A fines de la década del ’80 se realizaron dos recordadas funciones de La Música del Rosario, espectáculo que reunió en el escenario a Fandermole, Abonizio, Ethel Koffman, Acalanto y Pablo El Enterrador, grupos que cerraron ambas presentaciones con una versión conjunta del tema Corazón americano.

Bar Savoy
En los años ’70 el viejo bar del hotel Savoy (San Martín y San Lorenzo) era uno de los puntos de reunión para los jóvenes músicos. Allí solía recalar un grupo de dibujantes, músicos y allegados que reunía a Claudio Cardone, Iván Tarabelli, el Pájaro Gómez, Carlos Belloso Colombres, Rubén Goldín, Maxi Ades y Axel Giudice. También frecuentaban el Savoy dibujantes como Manuel Aranda, Jorge Santa María y redactores como Horacio Vargas, quienes darían vida a la mítica revista Risario. En ese espacio se compartían proyectos y algunos lograban concretarse gracias a las gestiones de productores locales, tales como Ricardo Alongi.

Bar El Cairo
El histórico bar, ubicado en la esquina de Santa Fe y Sarmiento, convocaba a un público variado. Era reconocible, entre otras, la mesa de los galanes, con Roberto Fontanarrosa a la cabeza. En otras se daban cita los músicos de la ciudad, ya que era un lugar de paso obligado antes y después de los ensayos y los conciertos. Allí se respiraba una atmósfera que exigía la visita de quienes tenían algo para decir en Rosario. En este y otros bares hoy desaparecidos (Café de la Flor, Café del Este, Saudades), los músicos de la Trova se contaron sus planes y fue madurando el carácter de “ciudad de músicos” que hoy ostenta Rosario.



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