Diego Sebben, director ejecutivo de Rosario 2022.
Foto:Gentileza: prensa Juegos Suramericanos de la Juventud.
Concluyeron los Juegos Suramericanos de la Juventud. Un espectáculo deportivo de nivel que representó un desafío para toda la organización en Rosario. La serie de competencias conformó a propios y extraños.
Una de las decisiones más acertadas fue el concentrar toda la actividad en el Parque de la Independencia. Eso permitió ahorrar costos en traslados con el consiguiente ahorro energético y ecológico de nuclear todo en un mismo espacio.
El tiempo acompañó. No hubo días lluviosos. Algunos fueron más frescos, especialmente en las primeras jornadas, y otros más tibios. Esas condiciones otoñales invitaron al público a llegarse a ver el evento que contó con las competencias per se y un fan fest muy bien armado. Aquí los visitantes más chicos pudieron experimentar cómo es practicar los deportes en competencia y otros más como el ajedrez.
Diego Sebben, director ejecutivo de Rosario 2022, habló con Mirador Provincial sobre las conclusiones que dejó esta competencia polideportiva en la Cuna de la Bandera.
-¿Qué balance se puede hacer de estos juegos?
-Para arrancar desde el comienzo, estos juegos estuvieron a punto de no realizarse producto de la pandemia durante varias oportunidades. La última fue noviembre y diciembre del año pasado. Todas las personas que trabajaron son de la ciudad y de la región. Parte del poder hacerse implicó hacerlo en el parque, en un espacio único. Estos eventos traen gente de afuera que vive de estos eventos, que cada cuatro años se va mudando de país en país, que tiene un know how de alguna experiencia previa de lo que es esto. Ninguna ciudad tiene esas condiciones para llevarlo adelante. Si bien acá había antecedentes de haber organizado otros eventos, nada comparado con esto.
Si uno toma todas esas evaluaciones, la crisis económica, que los tres niveles del Estado se han podido alinear para poder llevar esto adelante, la cantidad de gente que participó del evento marca la pauta de lo que fue. Un evento extraordinario desde el punto de vista de la situación previa para poder llevarlo adelante. Después terminó siendo un fenómeno social donde cientos de miles de personas, independientemente de ver el deporte o no, disfrutaron de un parque que se transformó durante 11 días en un parque único suramericano de una ciudad que todos queremos.
-El gran acierto fue quizás concentrar todo en un parque único. En eventos como este las sedes de las disciplinas están a mucha distancia, pero acá se logró centralizar en un parque grande, pero en un mismo sector sin desplazamientos. Con el ahorro ecológico y energético que eso implica.
-Sí. Y producto de la pandemia porque en realidad el programa original era mayor en cantidad de deportes distribuidos en diferentes espacios como sucede en el 100 por ciento de los eventos que son multideportivos organizados en el marco de los anillos olímpicos. Los Juegos (Olímpicos) de la Juventud de Dakar (2022) se suspendieron producto de la pandemia. Como ese evento hay un montón más que llevaron ese camino. Parte de sostenerlo fue centralizar todo en las 126 hectáreas del parque. Esto termino siendo una variable potencial a la hora de reunir a todo en un solo lugar.
Cuando planteamos esto, tuvimos dos grandes ejes a la hora de llevarlo adelante. Estuvo planificado. El primero fue optimizar recursos, humanos y materiales. El otro eje fue que esa optimización nos permitiese elevar la calidad del servicio. Para un jefe de misión de cualquiera de los 15 países que estuvo, incluso de Argentina, participando del evento que dentro de los cinco edificios del hipódromo pudiese llevar adelante todos los trámites administrativos que tiene que llevar, porque esa gente trabaja y mucho durante todo el evento, en un solo lugar permitió mejorarle sustancialmente la calidad de servicio que nosotros brindamos. Ni que hablar la posibilidad de llegar caminando a los espacios deportivos donde podían ver y trabajar con todos sus atletas. En ese sentido, esos dos ejes fueron de la mano.
El centro principal de premiación fue otro de los grandes ejemplos. Resolvimos unificando en un solo lugar (para algunos deportes). Mejorando sustancialmente la calidad de esa premiación del deportista, de un espacio transitorio en su escenario de competencia donde ese armado, como sucede en el mundo, lleva 15, 20 minutos, donde la gente se empieza a ir.
-¿Qué pasó con la pileta planificada y por qué la pileta de Newell’s no se cubrió en otoño?
-Se rompieron muchos paradigmas deportivos en este evento producto de la pandemia. La pileta original no avanzó lógicamente por la contextura presupuestaria que la pandemia derivó. En ese esquema, la pileta no llegaba. Y fuimos a estudiar. Estas propuestas nuevas fueron producto de estudios en Europa. De hecho, con temperaturas mucho más bajas a nivel internacional se compite de esta manera con la pileta abierta y el agua calefaccionada a los 26 grados que pide la FINA (Federación Internacional de Natación). No tuvimos queja de ningún tipo de ningún deportista ni delegación.
-La brasileña Stephanie Balduccini sacó 11 medallas. Eso da la pauta que quizás no fue un factor desventajoso tan grande.
-Ese es el claro ejemplo de la situación. La carpa no se puso a propósito para darle un marco de mayor magnitud y que las tribunas pudiesen participar de mayor manera. Con la cobertura de la carpa no había manera de llegar a las casi 1.000 personas que había en la pileta. Hubiese sido un evento mucho más acotado.
-¿Qué fue lo que más te gustó a nivel deportivo?
-Estos eventos de la juventud tienen tres ejes. El deportivo, el educativo y el cultural. Todos los deportistas tienen que pasar obligadamente por talleres en donde se les generan herramientas para su futura vida mayor profesional, en el caso de que lleguen. Que se puedan desenvolver de mejor manera. Hoy manejar bien las redes (sociales) implica un ingreso de dinero que antes no sucedía. Lo que más nos llevamos desde lo deportivo es verle las caras todo el tiempo de disfrutar de algo extraordinario porque para muchos de ellos era la primera vez que salían de su país producto de la pandemia. Poder convivir, compartir en un solo lugar con gente de su deporte, con gente de otros países de su deporte y con gente de otros deportes porque todos comían en el mismo lugar transformó realidades. Por eso el título de fenómeno social aplica para Rosario y también a esas delegaciones de los 15 países que vinieron.
-¿Puede haber un legado de los juegos pensando en el incentivo que pudo haber generado para chicos que vinieron al fan fest y conocieron una disciplina deportiva?
-Seguramente. Nosotros hace más de dos años estamos trabajando en el Centro Regional de Alto Rendimiento deportivo que es el CReAR, en donde la instancia de poder tener una base sólida para absorber todo lo que este evento dejó como legado alcanzó y con creces. De hecho, los juegos pre deportivos que sucedieron en el fan fest de deportes que había oficialmente y de deportes que no había eran parte de ese legado. Los tres congresos internacionales. Las jornadas de charlas de los olímpicos a todo nivel en el Museo de la Ciudad. El CReAR estuvo dos años antes construyéndose, estuvo presente en los Juegos y es el que queda como buque insignia de este gran legado que no tiene tanto que ver con los grandes elefantes blancos en estructura, pero sí tiene que ver con el capital humano. Sea entrenador, dirigente, deportista.
-Toda la infraestructura se va a seguir usando. No hay nada que se descarte. ¿La zona de skateboarding se va a aprovechar?
-Sí. Los clubes (Provincial y Newell’s) tuvieron una remodelación de sus gimnasios para apoyar ante cualquier evento. La pileta tiene que ser construida. Todo eso queda como un legado en cuanto a infraestructura.
-¿Cuáles son los próximos eventos que tienen de acá en adelante?
-Hoy nos encontrás en pleno desarme. Hoy estamos desarmando. Nos quedan dos semanas más de arduo trabajo de devolver. Y después será momento de hacer la evaluación final de este evento con todo eso terminado. A partir de ahí evaluaremos posibilidades futuras. Sigue subiendo el nivel de la ciudad a la hora de la prestación de este tipo de eventos.
Una de las decisiones más acertadas fue el concentrar toda la actividad en el Parque de la Independencia. Eso permitió ahorrar costos en traslados con el consiguiente ahorro energético y ecológico de nuclear todo en un mismo espacio.
El tiempo acompañó. No hubo días lluviosos. Algunos fueron más frescos, especialmente en las primeras jornadas, y otros más tibios. Esas condiciones otoñales invitaron al público a llegarse a ver el evento que contó con las competencias per se y un fan fest muy bien armado. Aquí los visitantes más chicos pudieron experimentar cómo es practicar los deportes en competencia y otros más como el ajedrez.
Diego Sebben, director ejecutivo de Rosario 2022, habló con Mirador Provincial sobre las conclusiones que dejó esta competencia polideportiva en la Cuna de la Bandera.
-¿Qué balance se puede hacer de estos juegos?
-Para arrancar desde el comienzo, estos juegos estuvieron a punto de no realizarse producto de la pandemia durante varias oportunidades. La última fue noviembre y diciembre del año pasado. Todas las personas que trabajaron son de la ciudad y de la región. Parte del poder hacerse implicó hacerlo en el parque, en un espacio único. Estos eventos traen gente de afuera que vive de estos eventos, que cada cuatro años se va mudando de país en país, que tiene un know how de alguna experiencia previa de lo que es esto. Ninguna ciudad tiene esas condiciones para llevarlo adelante. Si bien acá había antecedentes de haber organizado otros eventos, nada comparado con esto.
Si uno toma todas esas evaluaciones, la crisis económica, que los tres niveles del Estado se han podido alinear para poder llevar esto adelante, la cantidad de gente que participó del evento marca la pauta de lo que fue. Un evento extraordinario desde el punto de vista de la situación previa para poder llevarlo adelante. Después terminó siendo un fenómeno social donde cientos de miles de personas, independientemente de ver el deporte o no, disfrutaron de un parque que se transformó durante 11 días en un parque único suramericano de una ciudad que todos queremos.
-El gran acierto fue quizás concentrar todo en un parque único. En eventos como este las sedes de las disciplinas están a mucha distancia, pero acá se logró centralizar en un parque grande, pero en un mismo sector sin desplazamientos. Con el ahorro ecológico y energético que eso implica.
-Sí. Y producto de la pandemia porque en realidad el programa original era mayor en cantidad de deportes distribuidos en diferentes espacios como sucede en el 100 por ciento de los eventos que son multideportivos organizados en el marco de los anillos olímpicos. Los Juegos (Olímpicos) de la Juventud de Dakar (2022) se suspendieron producto de la pandemia. Como ese evento hay un montón más que llevaron ese camino. Parte de sostenerlo fue centralizar todo en las 126 hectáreas del parque. Esto termino siendo una variable potencial a la hora de reunir a todo en un solo lugar.
Cuando planteamos esto, tuvimos dos grandes ejes a la hora de llevarlo adelante. Estuvo planificado. El primero fue optimizar recursos, humanos y materiales. El otro eje fue que esa optimización nos permitiese elevar la calidad del servicio. Para un jefe de misión de cualquiera de los 15 países que estuvo, incluso de Argentina, participando del evento que dentro de los cinco edificios del hipódromo pudiese llevar adelante todos los trámites administrativos que tiene que llevar, porque esa gente trabaja y mucho durante todo el evento, en un solo lugar permitió mejorarle sustancialmente la calidad de servicio que nosotros brindamos. Ni que hablar la posibilidad de llegar caminando a los espacios deportivos donde podían ver y trabajar con todos sus atletas. En ese sentido, esos dos ejes fueron de la mano.
El centro principal de premiación fue otro de los grandes ejemplos. Resolvimos unificando en un solo lugar (para algunos deportes). Mejorando sustancialmente la calidad de esa premiación del deportista, de un espacio transitorio en su escenario de competencia donde ese armado, como sucede en el mundo, lleva 15, 20 minutos, donde la gente se empieza a ir.
-¿Qué pasó con la pileta planificada y por qué la pileta de Newell’s no se cubrió en otoño?
-Se rompieron muchos paradigmas deportivos en este evento producto de la pandemia. La pileta original no avanzó lógicamente por la contextura presupuestaria que la pandemia derivó. En ese esquema, la pileta no llegaba. Y fuimos a estudiar. Estas propuestas nuevas fueron producto de estudios en Europa. De hecho, con temperaturas mucho más bajas a nivel internacional se compite de esta manera con la pileta abierta y el agua calefaccionada a los 26 grados que pide la FINA (Federación Internacional de Natación). No tuvimos queja de ningún tipo de ningún deportista ni delegación.
-La brasileña Stephanie Balduccini sacó 11 medallas. Eso da la pauta que quizás no fue un factor desventajoso tan grande.
-Ese es el claro ejemplo de la situación. La carpa no se puso a propósito para darle un marco de mayor magnitud y que las tribunas pudiesen participar de mayor manera. Con la cobertura de la carpa no había manera de llegar a las casi 1.000 personas que había en la pileta. Hubiese sido un evento mucho más acotado.
-¿Qué fue lo que más te gustó a nivel deportivo?
-Estos eventos de la juventud tienen tres ejes. El deportivo, el educativo y el cultural. Todos los deportistas tienen que pasar obligadamente por talleres en donde se les generan herramientas para su futura vida mayor profesional, en el caso de que lleguen. Que se puedan desenvolver de mejor manera. Hoy manejar bien las redes (sociales) implica un ingreso de dinero que antes no sucedía. Lo que más nos llevamos desde lo deportivo es verle las caras todo el tiempo de disfrutar de algo extraordinario porque para muchos de ellos era la primera vez que salían de su país producto de la pandemia. Poder convivir, compartir en un solo lugar con gente de su deporte, con gente de otros países de su deporte y con gente de otros deportes porque todos comían en el mismo lugar transformó realidades. Por eso el título de fenómeno social aplica para Rosario y también a esas delegaciones de los 15 países que vinieron.
-¿Puede haber un legado de los juegos pensando en el incentivo que pudo haber generado para chicos que vinieron al fan fest y conocieron una disciplina deportiva?
-Seguramente. Nosotros hace más de dos años estamos trabajando en el Centro Regional de Alto Rendimiento deportivo que es el CReAR, en donde la instancia de poder tener una base sólida para absorber todo lo que este evento dejó como legado alcanzó y con creces. De hecho, los juegos pre deportivos que sucedieron en el fan fest de deportes que había oficialmente y de deportes que no había eran parte de ese legado. Los tres congresos internacionales. Las jornadas de charlas de los olímpicos a todo nivel en el Museo de la Ciudad. El CReAR estuvo dos años antes construyéndose, estuvo presente en los Juegos y es el que queda como buque insignia de este gran legado que no tiene tanto que ver con los grandes elefantes blancos en estructura, pero sí tiene que ver con el capital humano. Sea entrenador, dirigente, deportista.
-Toda la infraestructura se va a seguir usando. No hay nada que se descarte. ¿La zona de skateboarding se va a aprovechar?
-Sí. Los clubes (Provincial y Newell’s) tuvieron una remodelación de sus gimnasios para apoyar ante cualquier evento. La pileta tiene que ser construida. Todo eso queda como un legado en cuanto a infraestructura.
-¿Cuáles son los próximos eventos que tienen de acá en adelante?
-Hoy nos encontrás en pleno desarme. Hoy estamos desarmando. Nos quedan dos semanas más de arduo trabajo de devolver. Y después será momento de hacer la evaluación final de este evento con todo eso terminado. A partir de ahí evaluaremos posibilidades futuras. Sigue subiendo el nivel de la ciudad a la hora de la prestación de este tipo de eventos.
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