Fotografía

Maximiliano Tineo: la fotografía como estética del abandono

El fotógrafo nacido en Rosario en 1988, y afincado en París desde hace unos años, presenta su segundo libro de fotografías urbanas, donde el abandono es la síntesis de la búsqueda estética. “A quinientos metros del derrumbe” es el título. Fue impreso en febrero del 2022 en Paris, Francia. En diálogo con Mirador Provincial abordamos su mirada, las experiencias del desarraigo, y los proyectos a futuro.
24-06-2022 | 11:52 |

Foto:Gentileza.
Alvaro Javier Marrocco


Cartas de tarot, persianas plegadas con inscripciones de flores, motores V8, dragones en parques de diversiones, conos de transito aplastado, escaleras señalizadas, calesitas cerradas, motos rotas y sin tren delantero, murales apuntalados; basura y belleza, conjugan este juegos de luces y sombras entre París y Bruselas, ambas ciudades comerciales, que ante la óptica de Tineo salen a la luz, un corpus de fotografiás urbanas del abandono.

La exploración de estructuras en ruinas o abandonadas, con el propósito de descubrir la belleza oculta, y el olvido a través del lente del fotografo, tiene sus orígenes en Japón, en las décadas del 60 o 70, donde la rápida industrialización y la guerra habían dejado muchos lugares en ruinas -como la Isla de Hashima-, y la identificación es tal que la palabra japonesa Haikyo, que literalmente significa ‘ruinas del castillo’, llegó a ser sinónimo de la exploración urbana. El método más común para documentar estas experiencias es la fotografía con pretensiones artísticas, agrupándose en el género denominado “abandonado”.

A quinientos metros del derrumbe

Los abandonos y las ruinas son parte del paisaje fotográfico que conforman las imagenes de Maximiliano Tineo. En este caso, la decadencia y el olvido se convierten en objeto de reflexión-creación sobre las costumbres de transformar, construir y habitar. De este modo, Tineo construye la memoria sobre la huella, fijando todo su interés en las paredes, objetos, viviendas en ruinas, deshechos que el hombre ha considerado inservibles e inútiles y que se convierten en naturalezas muertas espontáneas.

Llega un momento en el que los bienes dejan de ser útiles para la sociedad, por obsolescencia, por falta de mantenimiento, por dejadez o por la economía. A partir de aquí empieza a contar el tiempo con que el abandono comienza a devorar poco a poco las entrañas de las cosas, regurgitando todo aquello que estaba muy adentro, dejando visible lo invisible. El trabajo que lleva adelante Maximiliano Tineo se observa, y posa su mirada en calles, esquinas, techos, y demás instancias de la vida urbana capitalista, pero cuando éstas se han abandonado luego de ser utilizadas.

En el libro de fotografías se ve naturaleza que irrumpe en la ciudad (aves, plantas) objetos desechables del capitalismo (paraguas, carritos, almohadas) y construcciones en franco abandono. ¿Hay una denuncia en esa búsqueda de imágenes, una mirada estética del abandono, u otra lectura? Maximiliano dice: “El abandono es un gran tópico para muchos fotógrafos y personalmente también es un gran tema recurrente que siempre estuvo presente en mis trabajos: el abandono, la soledad, el deterioro, el desahucio… Trato de generar una mirada estética y poética de estos conceptos”. Se podria decir que Tineo va creando, en una suerte de obsesión, y una necesidad por poner de manifiesto la fotografía como medio conservacionista de los espacios en situación de abandono.

Consultado acerca del título del libro Tineo respondió: “Es una metáfora para insinuar una distancia critica al colapso: 500 metros son cinco cuadras, una distancia que es muy fácil de imaginar, palpable, y que, sin ponernos al borde mismo del precipicio, tampoco nos hace ajenos a él. En el manifiesto del libro también se puede leer: “Intenta crear un retrato de la tensión que existe entre dos puntos irremediablemente cercanos: uno de ellos es el colapso. Utilizando monstruos, velos y cuerdas, luces y sombras y olas que chocan contra las piedras en medio de la noche, el camino visual propuesto en la publicación invita a un viaje de ida y vuelta entre estos dos puntos conectados por una tensión inconmensurable”.

-¿Qué mirada fotográfica, social y cultural propones en tu nuevo libro de fotografías A quinientos metros del derrumbe?

-Creo que hay una contemplación y una metáfora de un modo de vida general de todos, tengo la impresión de que vivimos individual y colectivamente muy cerca de un hipotético colapso.

-¿Por qué elegiste hacer el ensayo fotográfico entre Bruselas y París?

-La mayor parte de las imágenes fueron, efectivamente, tomadas entre estas dos ciudades, es más que nada una cuestión de casualidades, yo vivo en Paris, pero por mi actividad laboral tengo que pasar 2 o 3 días por semana en Bruselas, digamos que vivo un poco entre las dos ciudades y lo que se ve en el trabajo es un poco también lo cotidiano, lo que tengo a mano.

-Muchos escritores, músicos, artistas plásticos migrantes han realizado obra pensando siempre en su tierra natal, lengua y cultura. Ahora, ¿Hay destierro en tu mirada fotográfica?

-No lo llamaría “destierro”, pero quizás “desarraigo”. Me cuesta percibirlo yo mismo en este trabajo, pero entiendo que quizás se interpreten algunas vetas. Quizás en mi publicación anterior “Llegar al puerto y esperar que la ciudad despierte” esté mucho mas presente esta sensación de “desarraigo”.

-Qué lugar ocupa la fotografía en tu vida ¿Es hobby, trabajo o algo más?

-Lo posicionaría en el rango de lo “algo más”, algo intrínseco, como si fuera una manera de percibir, representar, pensar y comunicar.

-¿En qué proyectos estás trabajando en este 2022?
-Aquí vamos fuerte con la idea de “desarraigo” (risas). Estoy en plena investigación y desarrollo de un proyecto que seguramente va a tardar un tiempo largo y algunas idas y vueltas a Argentina, relacionado con la cuestión de identidad nacional y teniendo como eje de partida al rio Paranà. Espero poder tener algo medianamente armado y que empiece a parecer consistente para mediados de 2024.

Referentes

“Han ido cambiando mucho con el tiempo, pero puedo nombrar al Alberto García Alix de los ’80 por la forma en que retrataba ese universo pegajoso donde se movía, una cierta época de Eduardo Gil con la serie ‘Aporias’. Stephen Shore, William Eggleston y Martin Parr, los tres por sus retratos de lo banal. Y un poco más contemporáneo lo tengo a Juan Brenner, con sus retratos sociales en trabajos como ‘Tonatiuh’ o ‘The Ravin, the Virgin & the Spring’”.

Llegar al puerto y esperar que la ciudad despierte

Su primer libro de fotografías se editó en el 2021 y su título en francés fué (Arriver au port et attendre que la ville s’eveille), en una entrevista anterior comentaba: “Es un trabajo que reúne imágenes tomadas entre 2019 y 2021, todas hechas con el celular, una colección cargada de banalidad e ironía, de objetos, escenas y espacios comunes, de decadencia, con un carácter despojado de toda técnica, sin edición ni reencuadres: lo más crudo que pude”.

Biografía


Estudió en la escuela de Fotografía del ISET 18. Tomó cursos de Ttller en Imagen y obra con el reconocido fotógrafo rosarino Norberto Puzzolo. En el año 2014 expuso una muestra fotográfica titulada “Nous avons acheté une Yuca” (Nosotros compramos una Yuca) en la Maison d’Arts Plastiques de Rhone-Alpes (Lyon, Francia). En 2016 presentó: “Todo pende de un hilo” en el primer Funzilla Fest, Roma, Italia. Su primer libro de fotografías salió al mercado en 2021 y se titula: “Llegar al puerto y esperar que la ciudad despierte”; Seleccionado para el fotofanzine colectivo Schlass N° 2 – Julio 2022 – Paris, Francia. Seleccionado para el 1° retiro editorial de fotografia organizado por Zone Magazine, Yogurt Magazine y The Toscane of Photograpy, Mayo 2022 – Toscana, Italia. “A quinientos metros del derrumbe” es su último libro impreso; febrero de 2022; París, Francia.



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