Los protagonistas Mayer y Francella en las escalinatas de Tribunales Provinciales.
Foto:Gentileza.
Hagar Blau Makaroff
La flamante avant premiere fue el jueves pasado en la ciudad donde ocurrió todo -el caso y ahora la filmación-, donde los miembros de la producción y el autor celebraron que finalmente será de la partida en las carteleras comerciales del país, y luego se podrá ver por HBO. Su director Lucas Combina, el productor rosarino Juan Pablo Buscarini, los actores protagonistas Nicolás Francella y Matías Mayer, y el autor de la novela Sietecase dieron algunas apreciaciones sobre este caso y lo que les produjo haber creado arte a partir de una tragedia afamada en Rosario.
“Sin cuerpo no hay delito”, fue la idea de Juan Carlos Masciaro (interpretado por Darío Grandinetti), el autor del asesinato del comerciante rosarino Jorge “Chiche” Sauan (Pablo Tolosa) en el centro rosarino allá por 1980 en plena dictadura cívico militar. La investigación fue liderada por dos jóvenes secretarios de un juzgado de instrucción (Mayer y Francella) a pocos días de la Nochebuena. En una carrera contra el tiempo los juristas buscan resolver prolijamente el caso, presionados por la cúpula policial represora y sus métodos no convencionales.
Con muchas locaciones rosarinas, se destaca un extraño Palacio de Los Leones de color gris (arte digital que lo volvió a como era en los años ’80), la plaza Santos Dumont, los Tribunales Provinciales, “El Pozo” de la ex Jefatura de Policía donde hoy es Sede del Gobierno Provincial, la plaza Montenegro.
El elenco es protagonizado por Nicolás Francella (como Carlos Triglia), Matías Mayer (González Rímini), Malena Sánchez (personaje ficticio de empleada del juzgado), Luis Luque (como el juez Jorge Juárez), Alberto Ajaka (como un jefe policial), Rita Cortese (personaje feminizado del químico policial Eduardo Gobby), César Bordón (como el jefe de la UR2 Jorge Moore), y la participación especial de Darío Grandinetti (como el enigmático asesino Juan Carlos Masciaro). Entre los actores locales se encuentran Luis Rubio, Héctor Molina, Lala Brillos, Miguel Bosco, Roberto Moyano, Juan Nemirovsky y Romina Tamburello.
La película es dirigida por Lucas Combina y producida por Juan Pablo Buscarini, guion a cargo de Sebastián Pivotto, Jorge Bechara, Matías Bertilotti, bajo la producción de Particular Crowd, Mediabyte, Pampa Films, Warner y HBO, que hicieron posible el rodaje ya que “la película estuvo por filmarse tres veces (una de ellas justo al comenzar la pandemia), y finalmente se concretó el año pasado”, precisó Sietecase, artífice de la investigación periodística sobre el asesinato de Sauan, que luego fue novela ficcional.
“Entendí que la hipótesis era que las sociedades, entre otras cosas, se definen por su modo de matar, y la desaparición en Argentina es una marca muy potente. El juego que construí del personaje de Juan Carlos Masciaro y ficcionalicé fue una historia de su adolescencia con una desaparición y muerte como móvil personal”, dijo el autor de la novela homónima, el periodista y escritor rosarino Reynaldo Sietecase sobre cómo construyó la historia de este macabro asesinato y desaparición.
Según el propio autor, “es un sueño que se haya realizado a 20 años de mi novela y 42 años del crimen, y es un gesto muy lindo que el avant premiere se haga en Rosario. Me da una alegría enorme, fueron grandes actuaciones, con la esencia de la historia muy respetada y con diferencias ficcionales en la novela”.
Para el realizador de origen cordobés Lucas Combina se trata de un film especial por ser su ópera prima, “con mucha expectativa a flor de piel de escuchar lo que digan los rosarinos, porque es mi primera película como director y es una historia de acá”. Destacó que en la producción hubo porteños y cordobeses pero mayoría de rosarinos: “Gracias a Buscarini un 80% de los técnicos eran rosarinos, y en el elenco también. Se hizo casting acá y son muchos actores los que participaron. El cine es un montón de tareas mancomunadas para que se pueda entender una historia”.
Filmar en la escala rosarina
Los protagonistas Matías Mayer y Nicolás Francella casi no llegaban al avant premiere del pasado jueves porque un incendio en la rueda de un avión que provocó columnas de humo en el Aeropuerto de Rosario les postergó el arribo, que finalmente sucedió al atardecer, donde relataron sobre su experiencia en el set local.
Mayer recordó sobre la construcción del personaje: “Buscamos vaciarnos de la historia que ya teníamos contada y procesada, para sorprendernos con el público a medida que investigaban los personajes”. Francella reconoció no haber hecho antes películas de thriller judicial, y sobre esto confesó: “Los policiales siempre son temas que me resultan ajenos, así que fue una experiencia totalmente nueva para mí. Los dos personajes están en momentos clave de sus vidas, y el personaje de Matías está plantado con más seguridades que el mío”.
Una de las escenas más resonantes fue un operativo para dar con el asesino, que sería en Laurak Bat, y sobre esto Francella aseguró: “Fue buenísima esa filmación, mucha gente, muchas horas. Y ahí en el vínculo con mi compañera le dimos credibilidad al personaje sobre la vida privada del protagonista más allá de la historia del crimen”.
Quien logró que este film haya sido realizado es el reconocido cineasta y productor Juan Pablo Buscarini, nacido en Rosario, y que desde hace unos 40 años que no filmaba en su propia ciudad. Sobre esto reflexionó con este medio: “Venía de filmar para Star+ en Colombia, viví haciendo cosas afuera, y volver para filmar a la vuelta de casa y con los afectos fue muy lindo volver a filmar en Rosario. Me encanta que acá hay una escala muy fácil de llegar de locación en locación, algo imposible en Buenos Aires, y los actores no lo podían creer. Se iban de filmar en la Jefatura y venían caminando al hotel felices”.
La ambientación de hace 40 años fue difícil y está muy cuidada, en el vestuario y escenografía, y para Buscarini “fue un desafío elegir bien los lugares porque la ciudad cambió mucho su fisonomía, y conseguir los autos en buen estado con coleccionistas fue difícil”. Fue filmada totalmente en Rosario, y “de mil planos, sólo 150 tienen retoque digital, por lo que es casi todo filmación y montaje. Las tomas en el Palacio de los Leones hicimos el efecto en color gris claro como era esa época, pero no muchos más retoques de efectos más que desaparecer algún aire acondicionado del juzgado”.
Sobre la historia destacó el contexto nada menor: “El crimen ocurrió en la etapa tardía de la Dictadura, que ya había ocurrido el Mundial y mermaron las desapariciones, pero aun antes de la decadencia que devino en la guerra de Malvinas. Era un tiempo de cierta comodidad, con una economía controlada que daba tranquilidad. La idea de un secuestro incomodaba porque no querían que pareciera un caso del Estado”.
Buscarini tenía 18 años recién cumplidos cuando ocurrió el crimen de Sauan, y recordó que él tuvo oportunidad de conocerlo en la noche rosarina: “Era salidor y te lo encontrabas en las barras. Me acuerdo de cuando desapareció y pasaba el tiempo que no se sabía nada, y la idea que dijo Masciaro del supuesto autosecuestro pero que en realidad el tipo se fue a otro país”.
Este film lo tenía entre ceja y ceja desde hace casi 20 años, de cuando Reynaldo ya había sacado su novela. “Nos juntamos en mi casa a ver el clásico rosarino y me contó cómo investigó y reconstruyó la historia ficcionalizada. Yo recordaba bien el caso y e dije que acá hay una gran película. Pero en los tiempos del cine no era tan fácil conseguir una producción así, que es por arriba del costo promedio de una película. Tenía que esperar su momento, y fue ahora pospandemia”.
La flamante avant premiere fue el jueves pasado en la ciudad donde ocurrió todo -el caso y ahora la filmación-, donde los miembros de la producción y el autor celebraron que finalmente será de la partida en las carteleras comerciales del país, y luego se podrá ver por HBO. Su director Lucas Combina, el productor rosarino Juan Pablo Buscarini, los actores protagonistas Nicolás Francella y Matías Mayer, y el autor de la novela Sietecase dieron algunas apreciaciones sobre este caso y lo que les produjo haber creado arte a partir de una tragedia afamada en Rosario.
“Sin cuerpo no hay delito”, fue la idea de Juan Carlos Masciaro (interpretado por Darío Grandinetti), el autor del asesinato del comerciante rosarino Jorge “Chiche” Sauan (Pablo Tolosa) en el centro rosarino allá por 1980 en plena dictadura cívico militar. La investigación fue liderada por dos jóvenes secretarios de un juzgado de instrucción (Mayer y Francella) a pocos días de la Nochebuena. En una carrera contra el tiempo los juristas buscan resolver prolijamente el caso, presionados por la cúpula policial represora y sus métodos no convencionales.
Con muchas locaciones rosarinas, se destaca un extraño Palacio de Los Leones de color gris (arte digital que lo volvió a como era en los años ’80), la plaza Santos Dumont, los Tribunales Provinciales, “El Pozo” de la ex Jefatura de Policía donde hoy es Sede del Gobierno Provincial, la plaza Montenegro.
El elenco es protagonizado por Nicolás Francella (como Carlos Triglia), Matías Mayer (González Rímini), Malena Sánchez (personaje ficticio de empleada del juzgado), Luis Luque (como el juez Jorge Juárez), Alberto Ajaka (como un jefe policial), Rita Cortese (personaje feminizado del químico policial Eduardo Gobby), César Bordón (como el jefe de la UR2 Jorge Moore), y la participación especial de Darío Grandinetti (como el enigmático asesino Juan Carlos Masciaro). Entre los actores locales se encuentran Luis Rubio, Héctor Molina, Lala Brillos, Miguel Bosco, Roberto Moyano, Juan Nemirovsky y Romina Tamburello.
La película es dirigida por Lucas Combina y producida por Juan Pablo Buscarini, guion a cargo de Sebastián Pivotto, Jorge Bechara, Matías Bertilotti, bajo la producción de Particular Crowd, Mediabyte, Pampa Films, Warner y HBO, que hicieron posible el rodaje ya que “la película estuvo por filmarse tres veces (una de ellas justo al comenzar la pandemia), y finalmente se concretó el año pasado”, precisó Sietecase, artífice de la investigación periodística sobre el asesinato de Sauan, que luego fue novela ficcional.
“Entendí que la hipótesis era que las sociedades, entre otras cosas, se definen por su modo de matar, y la desaparición en Argentina es una marca muy potente. El juego que construí del personaje de Juan Carlos Masciaro y ficcionalicé fue una historia de su adolescencia con una desaparición y muerte como móvil personal”, dijo el autor de la novela homónima, el periodista y escritor rosarino Reynaldo Sietecase sobre cómo construyó la historia de este macabro asesinato y desaparición.
Según el propio autor, “es un sueño que se haya realizado a 20 años de mi novela y 42 años del crimen, y es un gesto muy lindo que el avant premiere se haga en Rosario. Me da una alegría enorme, fueron grandes actuaciones, con la esencia de la historia muy respetada y con diferencias ficcionales en la novela”.
Para el realizador de origen cordobés Lucas Combina se trata de un film especial por ser su ópera prima, “con mucha expectativa a flor de piel de escuchar lo que digan los rosarinos, porque es mi primera película como director y es una historia de acá”. Destacó que en la producción hubo porteños y cordobeses pero mayoría de rosarinos: “Gracias a Buscarini un 80% de los técnicos eran rosarinos, y en el elenco también. Se hizo casting acá y son muchos actores los que participaron. El cine es un montón de tareas mancomunadas para que se pueda entender una historia”.
Filmar en la escala rosarina
Los protagonistas Matías Mayer y Nicolás Francella casi no llegaban al avant premiere del pasado jueves porque un incendio en la rueda de un avión que provocó columnas de humo en el Aeropuerto de Rosario les postergó el arribo, que finalmente sucedió al atardecer, donde relataron sobre su experiencia en el set local.
Mayer recordó sobre la construcción del personaje: “Buscamos vaciarnos de la historia que ya teníamos contada y procesada, para sorprendernos con el público a medida que investigaban los personajes”. Francella reconoció no haber hecho antes películas de thriller judicial, y sobre esto confesó: “Los policiales siempre son temas que me resultan ajenos, así que fue una experiencia totalmente nueva para mí. Los dos personajes están en momentos clave de sus vidas, y el personaje de Matías está plantado con más seguridades que el mío”.
Una de las escenas más resonantes fue un operativo para dar con el asesino, que sería en Laurak Bat, y sobre esto Francella aseguró: “Fue buenísima esa filmación, mucha gente, muchas horas. Y ahí en el vínculo con mi compañera le dimos credibilidad al personaje sobre la vida privada del protagonista más allá de la historia del crimen”.
Quien logró que este film haya sido realizado es el reconocido cineasta y productor Juan Pablo Buscarini, nacido en Rosario, y que desde hace unos 40 años que no filmaba en su propia ciudad. Sobre esto reflexionó con este medio: “Venía de filmar para Star+ en Colombia, viví haciendo cosas afuera, y volver para filmar a la vuelta de casa y con los afectos fue muy lindo volver a filmar en Rosario. Me encanta que acá hay una escala muy fácil de llegar de locación en locación, algo imposible en Buenos Aires, y los actores no lo podían creer. Se iban de filmar en la Jefatura y venían caminando al hotel felices”.
La ambientación de hace 40 años fue difícil y está muy cuidada, en el vestuario y escenografía, y para Buscarini “fue un desafío elegir bien los lugares porque la ciudad cambió mucho su fisonomía, y conseguir los autos en buen estado con coleccionistas fue difícil”. Fue filmada totalmente en Rosario, y “de mil planos, sólo 150 tienen retoque digital, por lo que es casi todo filmación y montaje. Las tomas en el Palacio de los Leones hicimos el efecto en color gris claro como era esa época, pero no muchos más retoques de efectos más que desaparecer algún aire acondicionado del juzgado”.
Sobre la historia destacó el contexto nada menor: “El crimen ocurrió en la etapa tardía de la Dictadura, que ya había ocurrido el Mundial y mermaron las desapariciones, pero aun antes de la decadencia que devino en la guerra de Malvinas. Era un tiempo de cierta comodidad, con una economía controlada que daba tranquilidad. La idea de un secuestro incomodaba porque no querían que pareciera un caso del Estado”.
Buscarini tenía 18 años recién cumplidos cuando ocurrió el crimen de Sauan, y recordó que él tuvo oportunidad de conocerlo en la noche rosarina: “Era salidor y te lo encontrabas en las barras. Me acuerdo de cuando desapareció y pasaba el tiempo que no se sabía nada, y la idea que dijo Masciaro del supuesto autosecuestro pero que en realidad el tipo se fue a otro país”.
Este film lo tenía entre ceja y ceja desde hace casi 20 años, de cuando Reynaldo ya había sacado su novela. “Nos juntamos en mi casa a ver el clásico rosarino y me contó cómo investigó y reconstruyó la historia ficcionalizada. Yo recordaba bien el caso y e dije que acá hay una gran película. Pero en los tiempos del cine no era tan fácil conseguir una producción así, que es por arriba del costo promedio de una película. Tenía que esperar su momento, y fue ahora pospandemia”.
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