Conrado Berón
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En diciembre de 2012, frente al acceso a las Termas de La Paz se produjo un socavón muy grande, producto del colapso del sistema de cloacas que derivaba hacia el río. El arreglo “provisorio” –que duró diez años– implicó un “catéter” a cielo abierto que iba hacia el polideportivo de la ciudad y desaguaba todos los efluentes cloacales a 200 metros arriba de la playa La Curtiembre.

Esto hizo que, durante todo ese tiempo, el agua que corría por la arena del lugar estuviera totalmente contaminada. La playa se cerró y La Paz estuvo diez años sin aprovechar ese lugar paradisíaco.

Pasaron gestiones comunales y provinciales, hasta que por fin se pudo realizar el ensamble del colector a la red y todo volvió por fin a la normalidad.

El sábado 13 de agosto, con la presencia del intendente de La Paz, Bruno Sarubi; del titular del Enohsa, Enrique Cresto; y el diputado provincial Sergio Castrillón, entre otras autoridades, se inauguró oficialmente el colector cloacal, detrás del polideportivo municipal.

Claro está que la cuestión ambiental es la más importante en esta obra, ya que los vecinos de la ribera del Paraná, más precisamente los del barrio Papa Francisco, dejarán de convivir con los olores nauseabundos que atravesaron sus vidas durante este tiempo, con todo el riesgo de salud que esto conlleva.

Pero también, esta reparación postergada da lugar a que se vuelva a contar con un lugar tan emblemático como potencialmente productivo para el turismo, como lo es el complejo de playa y camping “La Curtiembre”.

La infancia de muchos paceños y paceñas estuvo marcada por decenas de veranos disfrutando de un lugar que, si bien está alejado del centro de la ciudad, se erigió siempre como un sitio de encuentros, pesca, turismo, camping, asados y música.
Geográficamente, La Curtiembre está al sur de la ciudad, detrás del complejo Termas de La Paz.

El lugar

En uno de los pocos cortes de la barranca se produce una bajada natural rodeada de bosque nativo o “en galería” lo que deja ver una playada única en la zona, ya que los otros lugares que se utilizan como balneario tienen una pendiente más pronunciada en el lugar de los bañistas.

Supo tener un mirador sobre la barranca que daba una vista hermosa del lugar y que por la erosión del viento y el agua se derrumbó hace muchos años. Ojalá los gobernantes tomen nota de esto y sea uno de los lugares a restaurar.

La arboleda que cubre el acceso al lugar data de muchos años y casi tapa una casona antigua que restaurada puede ser una gran opción para el turismo, ya que se puede implementar un restaurant o un museo.

A pocos metros del río cuenta con una edificación que hace las veces de cantina que supo ser un parador muy concurrido, donde todas las noches había fiesta en temporada de verano.

Este año, aprovechando la bajante pronunciada del Paraná, se mejoraron las condiciones de una bajada pública de lanchas, hecha en cemento, que da la alternativa gratuita a los pescadores de acceder fácilmente al río.

Un poco de historia

Una de las primeras industrias de mayor importancia establecidas en la ciudad fue una curtiembre, ubicada al sur oeste del pueblo, sobre la ribera del río Paraná. De aquel viejo establecimiento quedó el nombre Parque la Curtiembre.

Carlos Harteneck instaló en el año 1881 un aserradero y curtiembre en La Paz. Este establecimiento se encargaba del curtido de cueros vacunos, especialmente para suelas. Durante 20 años fue un gran emporio, absorbió la casi totalidad de los cueros del departamento, sobre otras curtiembres menores existentes en la zona.

El aserradero estaba destinado a la producción de aserrín de quebracho colorado. La madera en vigas provenía del Chaco.
Durante los años que permaneció en la ciudad, Carlos Harteneck fue un próspero industrial, y en el año 1898 vendió su establecimiento a los señores Meir y Maas, de quienes sus herederos continuaron con la empresa hasta el año 1950.

Parque La Curtiembre

El Parque Municipal La Curtiembre fue creado el 26 de mayo de 1993, según ordenanza municipal, donde se establecía la conservación de la naturaleza del lugar bajo una eficiente utilización para actividades recreativas de la sociedad, la educación ambiental y la industria del turismo.

La zona posee especies de árboles autóctonos de la región fitogeográfica Selva en Galería, como también gran variedad de avifauna regional.

Dicho parque reviste las características de Área Natural Protegida, quedando terminantemente prohibido dañar árboles y plantas, cazar, transportar hacienda, y toda otra actitud o hecho que dañe el área.

El lugar está rodeado de senderos cubiertos de vegetación, lo que lo hace un verdadero paraíso para caminantes, ecologistas y corredores.

Tiene un balcón al río con una vista privilegiada de las islas, el cauce del Paraná y de las serpenteantes barrancas, que ofrece los mejores atardeceres sobre el río.