José Prinsich
[email protected]

El ensamble de guitarras que conformó Carlos Aguirre para encarar el proyecto musical “Va siendo tiempo” cumple al pie de la letra lo que establece una de las leyes de la Gestalt: el todo es más que la suma de las partes. Cada vez que el quinteto se presenta frente al público, sea en la ciudad que sea, nada que librado al azar. Todo está perfectamente calculado, los detalles no pasan por alto y la armonía se percibe a simple vista. Nadie es más que nadie y todos los integrantes de la banda aportan su granito de arena para que la música salga de la mejor manera posible.

Así lo demostraron en la gira que realizaron por el interior de Entre Ríos y Santa Fe durante el mes de agosto. Con las expectativas colmadas, los músicos difundieron su repertorio en Federación, General Ramírez, Santa Fe capital y Rafaela. Previamente habían estado en el sur argentino, visitando localidades como Viedma, Tres Arroyos, Bahía Blanca y Olavarría.

“Estamos muy contentos porque salimos a compartir con el público de distintas ciudades. Después tenemos en agenda varias presentaciones, te diría que para todo lo que resta del año. En septiembre vamos a hacer la presentación oficial en Buenos Aires en el Centro Cultural Borges. En realidad, todas son presentaciones oficiales, pero esa en particular tiene la importancia de la cobertura de distintos medios de comunicación para que logre cierta visibilidad el material y poder de esta manera tocar en otras provincias más distantes”, dejó en claro Aguirre en diálogo con Mirador Entre Ríos.

La conformación está integrada por Luis Medina (Santa Fe), Sebastián Narváez (Mendoza) y los entrerrianos Mauro Leyes, Mauricio Laferrara y el propio Negro Aguirre.

El álbum “Va siendo tiempo” incluye trece composiciones basadas en diferentes especies musicales del folclore argentino: “Va siendo tiempo”, “Siempre azul”, “Color despedida”, “Los amores de Cabré”, “Chaya errante”, “Zamba de los almacenes”, “Nini”, “Don Ángel Borda”, “Siesta de domingo”, “A gatas”, “Camino a Puerto Alvear”, “Puerto Soledad” y “Canción por Santiago”. Todas las canciones son de autoría de Carlos Aguirre, con la excepción de “Los amores de Cabré” que pertenece al compositor venezolano Enrique Hidalgo.

La génesis de este ambicioso material se remonta al 2017. Fue en Paraná donde el compositor seguiense decidió convocar a destacados guitarristas para conformar un laboratorio con la idea de evocar diversas sonoridades. El disco se grabó en Paraná, entre febrero y septiembre de 2021 en Estudio La Playa, con el técnico Eduardo Vilar y en Estudio El muelle, con Sebastián Narváez como técnico, donde también se realizó la edición, además del Estudio El mangrullo, de Santa Fe, con Luis Medina como técnico. La mezcla y masterización se hizo entre febrero de 2021 y durante un año, en Estudio La casa del Tano, en Mendoza, con el técnico Gustavo Bruno. El diseño gráfico del disco es de Martín Aguilini, sobre fotografías de Carlos Aguirre.

Sensaciones

-¿Cómo nace este nuevo material?

-Para este proyecto yo fui experimentando con determinadas sonoridades y formas que son bastante tradicionales al principio. La idea era evocar un poco esos ensambles de guitarras típicos de la región de Cuyo. Yo me acuerdo del cuarteto Zitarrosa en Montevideo (Uruguay), por ejemplo, y partimos de esa idea. Después de unos años de experimentación donde ensayamos mucho, yo me aboqué a componer y empezar a aparecer nuevas canciones con piezas instrumentales, pensando siempre en este ensamble de cinco guitarras. Al cabo de unos años nos dimos cuenta que habíamos reunido un repertorio como para grabar un material. Así que nos metimos de lleno en la grabación, que fue un proceso de un año prácticamente – entre grabación, edición, mezcla, masterización y diseño. Hace dos meses atrás tuvimos la suerte de lanzar este disco en las plataformas virtuales.

-¿Cómo diste con este grupo de guitarristas?

-Con Luis Medina vengo trabajando hace 15 años. A los otros chicos los fui conociendo gracias a la escuela de música que hay en Paraná, donde hay un semillero muy importante y que tiene que ver un poco con la figura de Eduardo Isaac, el gran guitarrista que le ha dado a la ciudad varias camadas de guitarristas. Uno siempre está atento, escuchando. Yo voy mucho a recitales y así fui conociendo a los integrantes de la banda. Cuando estuve seguro de las personas, hice una convocatoria con todos juntos. Justo, en ese momento, estaba Sebastián Narváez viviendo en Paraná. Él es un guitarrista de Mendoza y que actualmente sigue integrando el grupo. Sebastián se fue a Mendoza pero viaja cada tanto con nosotros. Estoy muy contento con el grupo no sólo con la parte musical sino también humanamente. Se da un lindo vínculo con los muchachos.

-En este proyecto dejás por unos momentos las teclas y te abocas a las cuerdas

-En realidad, el vínculo con los dos instrumentos (piano y guitarra) es un vínculo que sostengo desde hace muchos años. Yo no me considero un guitarrista pero si me gusta escribir para la guitarra, más bien como compositor. He escrito una serie de piezas para la guitarra y que la tocan muchos intérpretes pero yo no porque no tengo la técnica suficiente como para resolverlo. Si me gusta pensar arreglos. En este proyecto toco una guitarra más base, rítmica y que acompaña pero los guitarristas de verdad son ellos. Siempre sigo vinculado al piano. En mi casa, incluso, muchas veces compongo desde el piano para la guitarra. El piano es el instrumento con el que más intimidad tengo porque es el que estudié más. A la vez estoy integrando un sexteto en el que yo compongo para otra formación. Es un grupo con bajo eléctrico, guitarra eléctrica, batería. Ahí yo toco el piano. Es un proyecto que se llama Almalegría. Esto es un laboratorio donde voy buscando otro tipo de cosas.

-¿Cómo lo definirás a este proyecto?

-Es difícil la pregunta porque, a veces, uno como que no puede tomar distancia de uno mismo para ver lo que uno está haciendo. A grandes rasgos esto es un ensamble de guitarras con sus ampliaciones, en el sentido de que no son sólo guitarras sino que también intervienen otros familiares como el caso de la guitarra piccolo, la mandolina, el guitarrón, una guitarra afinada como un bajo, el acordeón y un bombo. Armamos un familia un poco más ampliada y todo el material ha sido concebido en base a ritmos del folclore de nuestro país. Me ha gustado la idea de tomar distintas regiones. Acá hay sambas, chacareras, hay mucho litoral. Hay canciones más urbanas. Son 13 canciones, de todas maneras cuando tocamos siempre hacemos algunas cosas más fuera de programa, cosas que vinieron después y que quizás podamos grabar el año próximo o más adelante.