Islas

Un día en una escuela del delta entrerriano

En el delta entrerriano funcionan ocho escuelas primarias y una escuela secundaria. La única manera de llegar a clases que tiene la mayoría de los alumnos es a través de la lancha escolar que sale desde Villa Paranacito y va levantando chicos en el recorrido. En esta edición de MIRADOR ENTRE RÍOS contamos cómo es un día en la escuela rural e isleña “Vicente López y Planes” Nº 4, del arroyo Brazo Largo.
29-08-2022 | 18:17 |

Todo listo para empezar otra jornada escolar, aunque el frío se haga sentir en el sur entrerriano.
Sabina Melchiori
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Son las 8 de la mañana de un viernes de agosto y el frío cala los huesos. Sobre el muelle ubicado frente a la escuela primaria Nº 1 “Gregoria Matorras de San Martín”, en Villa Paranacito, un grupo de gurises de entre 4 y 12 años espera para subir a la lancha que los llevará a su escuela del Arroyo Brazo Largo. Están quietos, con cara de dormidos y muy, muy abrigados. Todos tienen gorros y guantes de lana, camperas gordas y, arriba de todo eso, sus chalecos salvavidas.

El recorrido es de una hora, y casi el total de los 27 alumnos –tanto de nivel inicial como primario– de la escuela Nº 4 “Vicente López y Planes” realiza este viaje todos los días, dos veces por día: una hora para ir a la escuela y otra para volver a casa.
La lancha que les corresponde tiene 50 años y es de las más viejas que aún quedan en funcionamiento. Cuando se rompe el motor, la única persona capaz de repararla es un señor de Villa Paranacito que ya tiene más de 80 años.

El horario de salida es 8.10, y se cumple a rajatabla. El lanchero se llama Daniel Traba. Él también creció allí, yendo a la escuela en lancha, y desde hace 14 años se ocupa de llevar y traer alumnos a las escuelas de las islas.

En el trayecto, es obligación que permanezcan sentados. Algunos levantan un poco la lona que recubre la embarcación para protegerlos del frío, y por un rato se entretienen mirando el paisaje, saludando a los vecinos o a los chicos que viajan en otras lanchas... Conversar es un tanto dificultoso por el ruido del motor, pero ellos de algún modo se entienden igual. También hay quienes van callados, casi sin interactuar con nadie y quienes aprovechan para revisar sus cuadernos.

En un cajón sin tapa, en el centro de la lancha, hay muchísimas revistas infantiles a disposición. A Valentino, uno de los alumnos de cuarto grado, le encanta leer las historietas de esas revistas.

La seño los espera


En otros tiempos, las escuelas de las islas tenían muchos más alumnos, de hecho, la Escuela Nº 4, fundada el 17 de agosto de 1921, cuenta con 101 años de historia. Su directora actual es Vanesa Gaona. Ella vive muy cerca, en la misma isla junto a su familia, y sus dos hijos más chicos, Bautista y Catalina, son alumnos de la escuela, como también lo fueron los tres mayores.

A Vanesa le gusta ir temprano, sobre todo en invierno para empezar a calefaccionar las aulas y el comedor. “Me gusta que sientan que la seño los espera para pasar una jornada hermosa”, dice a modo de explicación, y cuenta que es hija de maestra rural, que como tal creció viviendo en una casa escolar y que siente la vocación desde que estaba en la panza de su mamá.

Cuando la lancha se aproxima al muelle, Vanesa se acerca a recibir a los alumnos. Los saluda uno por uno y ordenadamente, sin siquiera quitarse los chalecos, se van ubicando frente al mástil para izar la Bandera. Es maravilloso escuchar ese puñadito de voces frescas honrando a la Patria en medio del verde frondoso del delta entrerriano.

Además de Vanesa, en la escuela los esperan la seño de primer ciclo, la maestra de apoyo, la seño de jardín, la cocinera y la ayudante de cocina. Todas tienen un vínculo muy estrecho con los chicos y a ninguna parece agobiarle su trabajo. “Me siento muy cómoda, disfruto de mis alumnos, del cariño y de cómo se trabaja en la comunidad”, señala Verónica, quien tomó el cargo de maestra de primero, segundo y tercer grado en agosto de 2013 y según dice, no se arrepiente.

La más nueva allí es Eugenia Porqueres, la cocinera. Ella les sirve el desayuno ni bien termina el izamiento de la Bandera y paralelamente, junto con una ayudante, comienza a preparar el almuerzo. Para esa jornada despejada pero muy fría, Eugenia cocinó Spätzle, un tipo de pasta muy popular en la cocina alemana del sur. También amasó pizettas y con esa misma masa envolvió salchichas para quienes prefieran comer panchitos. De postre, ofreció un flan delicioso con caramelo.

La escuela Nº 4 “Vicente López y Planes” acaba de sumar una hora más de clases. Ese viernes se utilizó ese tiempo para compartir una ronda de mates (cada uno con el suyo para evitar cualquier contagio), y terminar la torta que había sobrado del cumpleaños de la escuela.

Lancha escolar


En Islas del Ibicuy funcionan ocho escuelas primarias: la N° 4, la N° 5, la N° 6, la N° 7, la N° 14, la N° 20, la N° 21, y la N°23. Además, hay una escuela secundaria, la N° 5. Quienes asisten a estos establecimientos educativos son niños entrerrianos que no tienen otra forma de llegar que no sea a través de la lancha escolar. Cuando las partidas presupuestarias que envía el Gobierno provincial para comprar combustible no lleguen a tiempo, o la lancha se rompe, se quedan sin ir a clases.

Cada mes, la Dirección Departamental de Escuelas de Islas del Ibicuy necesita 6.500 litros de gasoil y 10.000 litros de nafta para las lanchas y los transportes terrestres escolares.

El 10 de agosto, se le abonó a la firma Los Pinos el importe de $2.925.880,00 correspondientes al combustible que la empresa le había estado fiando a la Dirección Departamental para que los chicos no se queden sin ir a clases.
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