Aldana Badano
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Verónica Zandomeni es terapeuta holística, estudió terapias florales de Bach, es maestra Aqualead, una técnica canalizada por Sabine Blais, hizo la maestría en sanación angelical y se formó en satori shihan, que es un nivel de maestría de reiki. Además, estudió tarot raider waite, se trata de una baraja pensada por un rosacruz llamado Arthur Waite y dibujada por Pamela Colman. Es licenciada en gestión ambiental y explica que “esa mirada también se refuerza en todos los cursos esotéricos complementarios que hago, porque todos ellos tienen un profundo respeto por la madre tierra, por sus frutos, por sus ciclos y por la forma en que agradecen y son conscientes del gran regalo que es nuestra experiencia en la Tierra. Es más, creo que uno está más atento a los ciclos lunares porque descubrimos la visión mística que acompaña a cada ciclo, y de paso ya recuerdo qué lunas son mejores para sembrar, podar, etc.”

En cuanto a su formación, indicó que “los títulos significan que tomé las formaciones y completé las instancias formales de escucha y práctica, ahora el camino a seguir luego es otro cantar, porque para llegar a ser un verdadero maestro hay que tener mucha, pero mucha intención y trabajo duro”.

Ante la incógnita sobre que significan las terapias complementarias, MIRADOR ENTRE RÍOS puso bajo la lupa las flores de Bach, uno de los métodos más utilizados para tratar dolencias tanto físicas como emocionales.

–¿Cómo definirías a la terapia con flores de Bach?

–Las flores de Bach no es una alternativa a una visita al médico ni a los chequeos o controles que sabemos que previenen enfermedades. Son una ayudita, un método muy suave y natural para tratar las emociones y los estados de ánimo negativos… por eso se habla de terapia complementaria.

La toma de elixires florales nos puede ayudar a reducir síntomas emocionales que surgen de manera temporal o permanente. Pero lo más lindo de esta terapia es la filosofía que la respalda: buscar la autocuración a través de la autoobservación.

El origen

–¿Quién era Bach?

–Bach era un médico y homeópata muy observador tanto del mundo natural como de las miserias humanas, y queriendo ayudar a mucha gente que no podía acceder a veces a una consulta médica, buscaba una forma de aliviar sus estados anímicos. Luego de un larguísimo camino nace esta terapia de flores de Bach.

–¿Qué tipos de situaciones se pueden tratar con flores de Bach?

–Pueden ser muy distintos “momentos” o motivos: en algunos casos solo estás trabajando en tu crecimiento personal y detectando cosas a pulir; otras veces te das cuenta de que hay cosas que te molestan y te cuesta hablar, y aquí la energía amorosa de las flores interviene ayudándote a expresar aquello que te angustia. También existe el llamado “remedio de emergencia” que se toma en situaciones donde uno necesita ayuda inmediata porque sufriste un golpe emocional, algo que te desestabiliza fuerte en una determinada situación. Y también encontramos la toma para prevenir enfermedades, sabiendo que nuestro sistema inmunitario está ligado a nuestra sique. Bach creía que la medicina tradicional trataba la enfermedad haciendo desaparecer sus síntomas físicos, pero que la razón de que ésta aparezca está oculta en nuestro interior.

Si tuviera que nombrarte situaciones puntuales en las que se inicia esta terapia podrían ser millones, algunas de ellas pueden ser: miedo a enfrentarse a grandes desafíos como exámenes, separaciones o cambios rotundos en nuestra rutina, inseguridades, exceso de trabajo o responsabilidades, y así se van sumando…

En esos casos se puede recurrir a las flores de Bach. ¡Y lo más importante! No tienen contraindicaciones.

–¿Qué tipos de flores se utilizan?

–Bach era inglés, pero sus primeros descubrimientos los hizo en Gales, así que las flores que él estudió son de allá. Hay 38 elementos vegetales… las que nos pueden resonar más son el pino, la madreselva, el roble. Estas flores se organizaron de acuerdo a grandes grupos emocionales, como son temor, desinterés, sufrimiento por los otros, soledad, entre otros.

–¿Qué otro tipo de terapias florales?

–Hay terapias de flores californianas, orquídeas del Amazonas, que en realidad parten de los principios de flores de Bach, sólo que han estudiado otras plantitas y elementos. Te diría que ante estas situaciones nombradas todo tipo de terapia puede ayudar, pero es muy importante la confianza que te inspire el terapeuta que te acompaña en lo que elijas.

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Intercambio

–¿Por qué creés que es importante volver a este tipo de conocimiento práctico sobre las plantas que nos rodean?

–Me gusta la palabra volver, porque estamos recordando la sabiduría de la naturaleza. Cuando la gente piensa en las plantas se hace una idea de seres insensibles e inmóviles y en realidad está más que demostrado que esto no es así. Las plantas tienen desarrollados más sentidos que los cinco que nos vanagloriamos tener. Según mis lecturas, desarrollan 15 sentidos, y son altamente sensibles a un montón de cambios a su alrededor que le permiten la supervivencia. En este mundo, ellas sin nosotros pueden vivir perfectamente… y nosotros creemos que estamos arriba de la pirámide mirando a todos hacia abajo, ¿cuánto tiempo pensamos que nos queda en el mundo sin ellas? Hay que aprender a ser más humildes y tomar lo que nos ofrecen como un regalo.

Entonces podemos verlo como un intercambio, tenemos la responsabilidad de cuidarlas y ellas nos ofrecen el alimento, la belleza y, a través de esta terapia floral, nos ofrecen hasta consuelo para situaciones que no sabíamos podían aliviarse de forma amorosa y simple.

–¿Creés que para sanarse mediante estos métodos es necesario creer en ellos?

–Pienso que el mundo es mágico. La magia funciona con varios elementos, por ejemplo, la intención y el trabajo duro. Si alguien llegó a simplificar cualquier proceso de sanación, o de lo que fuere, es porque trabajó mucho tiempo una determinada técnica y la perfeccionó con la práctica. Así que creer que el mundo es mágico es saber que esa magia que todos tenemos y que tiene nuestro planeta está ahí esperando que nos despabilemos y que la re-descubramos. Para ello hay que estar en estado de contemplación y también estudiar, leer y formarse.