Experiencia in situ

Pedro Von Eyken y un libro sobre el fracaso económico de la revolución cubana

El libro “Testigo de una revolución traicionada” se publicó en abril de este año y se presentó en la última Feria del Libro de Buenos Aires. Es una versión breve de la tesis doctoral en Ciencias Políticas del exembajador argentino en Cuba, Pedro Von Eyken.
16-09-2022 | 19:19 |

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Portada del libro escrito por el diplomático argentino tras tres años de experiencia como embajador en Cuba.


Ceferino Azambuyo
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Pedro Von Eyken, autor del libro “Testigo de una revolución traicionada”, en diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS contó que se interesó en el tema cuando estuvo destinado en la embajada argentina en La Habana, entre 2006 y 2009.

“No sabía que unos años después iba a hacer el doctorado en Ciencias Políticas. La fuerte impresión que me causó recorrer la isla me hizo preguntarme si la revolución cubana se había hecho para llegar a esa grave situación económica y social. Esa impresión y las charlas con cubanos fueron lo que me decidieron a completar mis observaciones personales in situ con una investigación académica rigurosa sobre el camino económico elegido por la revolución. Cuando inicié los seminarios de doctorado dudaba entre hacer un estudio del caso sobre Cuba o uno comparativo con Finlandia, país que había sucedido a Cuba como destino diplomático y de donde había llegado a Buenos Aires un año antes”.

“En Helsinki (Finlandia) comprobé que había alimentos, salud y educación para todos sin renunciar a la libertad. Finalmente, un profesor del doctorado me recomendó acotar la tesis a Cuba. De todos modos, un capítulo de la tesis y del libro están dedicados a comparar a Cuba con Vietnam. El país asiático mantuvo el sistema político marxista-leninista desde 1985 pero dio un fuerte golpe de timón en la economía, hacia el capitalismo y la iniciativa individual, verdaderos tabúes en Cuba. Los resultados ampliamente favorables a Vietnam son elocuentes. Por eso elegí la economía antes que las libertades individuales y los derechos humanos, aunque mi opción no signifique en absoluto un desdén hacia esos valores y principios básicos del sistema político republicano que prefiero y represento como diplomático argentino”.

Sobre los ejes de investigación para darle rigurosidad a la información recogida, Von Eyken señaló: “Siempre me ha gustado desmitificar relatos. En paralelo a mi actividad en la Cancillería me he dedicado a dar charlas en universidades sobre la realidad de la actividad diplomática y consular. Allí comprobé que había –aún hay– un gran desconocimiento de lo que hace un diplomático, sobre todo en el exterior. Hay muchos mitos y prejuicios. Lo mismo, básicamente, hice en mi tesis doctoral y en el libro más breve: desmitificar lo que una enorme corriente de opinión en todo el mundo sostiene sobre Cuba. Uno de esos mitos es que el ‘bloqueo’ estadounidense (que en realidad es un embargo) es el causante de todos los males de Cuba, es decir, que las causas externas se imponen sobre las internas, discurso típico de la izquierda y no sólo en Cuba. Yo sostengo lo contrario: son las causas internas, las políticas económicas personalistas, erráticas, contradictorias y excesivamente dogmáticas durante 60 años las que han llevado a Cuba a padecer la grave crisis que se inicia en 1991, con la caída de la URSS. La implosión soviética, en primer lugar y luego el embargo norteamericano, condicionaron severamente dicha crisis, pero no la causaron. Esa obsesión de Fidel Castro por el centralismo y el igualitarismo empobrecieron la isla peor de lo que estaba en 1958. Hoy la situación es mucho peor que cuando yo me fui de la isla en 2009”.

Ciencia política


En otro pasaje de la entrevista el exembajador de Cuba dijo que “básicamente, la Ciencia Política brinda principios y teorías, comparación histórica y rigor sistémico para ordenar datos en cualquier tipo de tesis, ya sea de grado, master o doctorado. Cuanto más elevadas son las exigencias académicas, como ocurre con un doctorado, mayor es el rigor que requiere la metodología de investigación, la recolección de datos y la utilización de las fuentes primarias y secundarias. Mi caso es singular ya que, de hecho, yo hice primero lo que podríamos llamar ‘trabajo de campo’ de una tesis, cuando estuve en Cuba, al recorrer bastante el país y hablar con muchos cubanos. Eso no es algo fácil en Cuba si uno va a la isla, exprofeso, para un trabajo de campo, ya que el sistema político desconfía mucho del contacto de extranjeros con locales, sobre todo si se trata de un diplomático”, contó.

“Lo que vi y comprobé con la gente común me sirvió como base. Además, al no regresar a Cuba desde 2009, debí valerme de entrevistas a cubanos que conocí en la isla y luego marcharon al exilio o de los que conocí ya en el exterior de Cuba. Una dificultad académica adicional para investigar seriamente en ciencia sociales sobre Cuba es la escasa credibilidad de sus estadísticas. Finalmente, si bien utilicé fuentes primarias y secundarias oficiales cubanas, he debido recurrir a las miradas académicas de cubanos ya exiliados o a observadores extranjeros. La revolución cubana no es muy objetiva consigo misma y la autocrítica es casi inexistente”, definió.

Diferencias


En relación a la consulta sobre qué grado de incidencia tiene Estados Unidos, dijo que “se hace necesaria una diferenciación importante ya que las primeras sanciones económicas a Cuba, dispuestas por el presidente republicano Dwight Eisenhower en 1960, consistieron en la reducción y luego eliminación de la cuota de azúcar que le compraba EE.UU., se debieron a las expropiaciones de activos norteamericanos decididas por Fidel Castro entre 1959 y 1960 sin indemnización. Estados Unidos fue el único país cuyas propiedades en Cuba, tierras o empresas de servicios públicos, no fueron indemnizadas nunca, como sí ocurrió con activos de otros países. Esa es una asignatura pendiente para Cuba. Otro mito es que la mayoría de las empresas privadas cubanas en 1958 eran estadounidenses. No es así, eran cubanas. El mayor barón del azúcar, Julio Lobo, era cubano de origen sefardita y nacido en Caracas en 1898”.

“El embargo norteamericano dispuesto por John Kennedy el 3 de febrero de 1962, que luego se fue ampliando con normas adicionales gravosas como las leyes Torricelli y Helms-Burton en 1992 y 1996 sí fueron políticas para derrocar el régimen y/o mejorar la situación de los derechos humanos en la isla. De todos modos, Cuba es un global trader y puede importar y exportar al resto del mundo. La URSS reemplazó a EE.UU. desde 1961 a 1991 y desde 1999, de distintas maneras, Venezuela, China y Brasil fueron en auxilio de Cuba. Hasta Estados Unidos aligeró el embargo de 2000, al exceptuar del mismo la venta de alimentos y medicinas a Cuba, a condición de que fueran al contado. Yo mismo lo observé en las ferias industriales y agrícolas cubanas FIHAV entre 2006 y 2009, donde asistían gobernadores de Estados Unidos para presionar a Washington con el fin de las sanciones. El mayor daño que causa el embargo es el que conduce a la falta de crédito, al negársele a Cuba el acceso a los organismos multilaterales. Otros daños, visibles en el cubano común, son las medidas que restringen los montos de remesas de los cubanos residentes en EE.UU. a sus familiares en la isla, aunque este perjuicio es causado a los particulares y también al gobierno cubano, al reducirse el porcentual que le queda al Estado”.

La traición a los ideales


Von Eyken señala que “fue una doble traición. La primera: a diferencia de las revoluciones de Rusia en 1917, de China con Mao, de Corea con Kim il Sung y de Vietnam con Ho Chi Minh, que de entrada se declararon marxistas-leninistas, Fidel no dijo de entrada que la suya sería socialista o comunista. Desde antes del triunfo de la revolución, en 1953 con su famoso alegato ‘La historia me absolverá’, luego en la lucha en la Sierra Maestra y en el gobierno de 1959 a 1961, el líder de la revolución prometía elecciones libres y el regreso a la constitución de 1940. Si bien la deriva comunista del movimiento ya era advertida dentro y fuera de Cuba en 1959, ya que Raúl Castro y el Che Guevara eran comunistas confesos, Fidel negaba esos propósitos. Recién la invasión de tropas cubanas exiliadas en EE.UU. de abril de 1961 le sirvió de excusa a Castro para declararse marxista-leninista pero antes, en febrero de 1960, cuando sucedió la visita a Cuba del viceprimer ministro soviético Anastas Mikoyan, se suscriben importantes tratados que dan origen a la asistencia soviética. Una asistencia que, con el paso del tiempo y hasta 1991, generará una dependencia mucho mayor, en todo sentido, que la que Cuba tenía respecto de EE.UU. hasta 1958. La segunda traición se da al fracasar el modelo marxista-leninista en 1991, al caer la URSS, cuando se vio el grado de dependencia de Moscú creado por decisión de Fidel Castro. Cuba fue retrocediendo en los elevados indicadores de desarrollo que tenía en 1958 hasta el colapso de 1991, que hoy se ha agravado. Fidel Castro y su hermano Raúl son los mayores responsables de ese fracaso, no el embargo norteamericano”, afirmó el exdiplomático.

Definición del sistema y posibles salidas


“Aunque no se reconoció de entrada, el punto de partida fue conduciendo lentamente del mero relevo del presidente de facto Fulgencio Batista en 1959, sin la pronunciada conculcación de las libertades, al modelo que se admitió en 1961. El primer paso del cambio en ciernes lo constituyó la primera reforma agraria de 1959, con las confiscaciones. Hoy Cuba es una dictadura militar totalitaria de izquierda, en la que los comandantes sobrevivientes de la revolución, los cuadros máximos del Partido Comunista y los generales que manejan la economía de la isla, todos ellos muy por encima del presidente Díaz-Canel, cuyo rol se parece al de los reyes y presidentes de la Unión Europea, deciden los destinos de más de once millones de cubanos”, enfatizó Pedro Von Eyken, autor del libro “Testigo de una revolución traicionada”.

Finalmente, el doctor en Ciencias Políticas remarcó que “mientras Cuba siga gobernada por los resabios revolucionarios de 1959, lo que parecería que va a continuar con Alejandro Castro Espín, hijo de Raúl Castro y siga asistida por Venezuela, Rusia, China, Irán y otros países enemigos de EE.UU. y de los valores occidentales, no hay esperanza de cambio radical alguno”.

DATOS

Nació en Buenos Aires el 1° de noviembre de 1957. Es casado y tiene una hija. Habla inglés, alemán y portugués. Licenciado (1981) y doctor (2021) en Ciencias Políticas por la Universidad Católica Argentina. Ingresó por concurso público a la carrera diplomática en 1981. Se retiró voluntariamente en 2021.

En la Cancillería Argentina, entre otras oficinas, cumplió funciones en las áreas de América del Sur, Asuntos Nucleares y Espaciales, Apoyo al Comercio Internacional, Asuntos Consulares, Europa Comunitaria y África Subsahariana. Se desempeñó en el consulado general en Hamburgo y en las embajadas en Alemania, Cuba y Finlandia. Fue embajador en Haití de 2017 a 2019.
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