Poca lluvia, poca agua

Bajante del río Paraná, el fenómeno más largo de la historia que empieza a encender las alarmas

Desde 2020 que se viene sosteniendo la sequía en la región del Litoral. Si bien se esperaba una recuperación, los especialistas advierten que podría extenderse, por lo menos, hasta fin de año. Esto, conjugado con una temporada de verano con pocas lluvias, comienza a generar serias preocupaciones en un sector clave.
26-09-2022 | 13:38 |

Esta situación de bajante histórica tuvo su inicio en marzo del 2020, un año más tarde recuperó una tendencia alcista sin alcanzar su normalidad, volvió a caer a fines del 2021, y se sostiene así a lo largo de este 2022.
Foto:Archivo/Marcelo Manera.
Ignacio Pellizzón


La bajante del río Paraná parecía ser un fenómeno pasajero, que se había profundizado por el cambio climático, pero nadie esperaba que la sequía se sostuviera durante casi tres años alcanzando a ser la más extensa de la historia desde 1884, que se comenzó a registrar la altura del agua. Este contexto está generando una preocupación en diversos sectores, pero sobre todo en la empresa Aguas Santafesinas que está operando a niveles muy estresantes. "Deberíamos estar por encima de los 2,5 metros y estamos en 0,67 centímetros", advierten.

Esta situación de bajante histórica tuvo su inicio en marzo del 2020, un año más tarde recuperó una tendencia alcista sin alcanzar su normalidad, volvió a caer a fines del 2021, y se sostiene así a lo largo de este 2022, provocando notorios cambios en la vida ambiental, económica, productiva y social de la provincia de Santa Fe.

De características extraordinarias por su "magnitud y persistencia", la bajante fue calificada como el estiaje "más largo de la historia" (desde 1884) y "seguirá siendo motivo de especial monitoreo", apuntó el INA (Instituto Nacional del Agua). Si bien podrían registrarse lapsos con una recuperación "acotada y efímera", hasta al menos el 31 de octubre del 2022 no se espera un "rápido retorno a la normalidad, con probabilidad de extenderse durante el último bimestre del año".

Para registrar una situación peor a esta bajante, hay que remontarse a 1944 cuando el río marcó 1,40 metros por debajo del nivel frente a la ciudad de Paraná, en la provincia de Entre Ríos, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).

"Si bien las condiciones son en general mejores que las observadas en 2020 y 2021, la perspectiva climática aún no permite establecer un límite temporal del escenario de aguas bajas predominantes iniciado en marzo de 2020", añadieron desde el INA.

El proceso de bajante del río se enmarca en una extensa sequía marcada por tres años de La Niña, que anticipa menos lluvias al menos hasta fin de año. Ese escenario, inclusive, agrava los incendios en las islas y el ecocidio sin control desde 2020.

Monitoreo

La bajante del Paraná es una situación problemática que no es muy distinta a la que se viene atravesando en los últimos dos años (casi tres). Hasta el momento, el río nunca recuperó su nivel de marcas históricas. Para esta temporada "debería estar arriba de 2,5 metros" y alcanzar niveles de los más cercanos a las máximas, pero "hoy estamos en 0,67 centímetros", muy por debajo de cualquier medición anterior, alertó a Mirador Provincial el gerente de Relaciones Institucionales de Aguas Santafesinas, Guillermo Lanfranco.

Haciendo una revisión, "no hay antecedes de una continuidad en estos niveles". Desde 1884, que se toman registros, no hay un hecho similar a estos casi tres años de bajante que viene padeciendo la región. Lo máximo que se ha alcanzado fue rozar el 1, 50 metros "y no mucho más".

Según Lanfranco, los especialistas "todavía no tienen muy en claro si se trata de una situación que se va a revertir en algún momento". Por eso, están "siempre renovando los pronósticos a corto y mediano plazo sobre falta de agua".

De hecho, "el INA está hablando de que para los meses de septiembre, octubre y noviembre y, probablemente diciembre, estemos siempre con río bajo con un contexto de poca lluvia". Y esto "nos preocupa realmente", porque hay componentes que tienen que ver con la captación del agua.

"Nosotros seguimos tomando el agua con equipos que están trabajando de forma forzada, en algunos momentos, por la diferencia de altura en la que tienen que captar el agua; si bien hemos agregado equipos e incrementado la capacidad de captación en un 15%, sin dudas que los equipos grandes -que son los que sostienen prácticamente el 80% de la captación- están operando al límite siempre", explicó.

Se trata de un escenario complicado en caso de que se siga sosteniendo en el tiempo este trabajo estresante por parte de la maquinaria. Es que, por un lado, esto "provoca mayor desgaste de materiales, mayor riesgo de roturas", mientras que, por el otro lado, "las perspectivas de un verano con pocas lluvias tampoco son buenas".

"Cuando tenemos esas olas de calor con temperaturas que llegan a 40 grados durante varios días, siempre es bueno para nuestro servicio que se interrumpa por alguna lluvia, y si esto no sucede el servicio se empieza a resentir", admite el referente de Aguas Santafesinas.

Resulta verdaderamente "complicado" mantener una oferta de agua constante. Entonces "no es solo la bajante del río", sino también es una cuestión "climática" general la que se está viviendo en estos últimos años.

Cuidar el agua, el desafío

Desde la compañía afirman que "hay una disminución en el consumo de agua". En base a la información que vienen recolectado, por ejemplo, los hogares que tienen medidores "nos arrojan una baja en torno a un 5%, 10%". Esto, en base a los volúmenes que distribuimos, "es significativo".

En Rosario, por ejemplo, todos los días se distribuyen cerca de 650 millones de litros de agua, una dotación que está en promedio en los 300 litros por habitante por día. "Si nosotros logramos seguir en esta línea de disminución en producción y consumo, es la diferencia que a veces marca que un sector tenga un problema de servicio", indicó el gerente.

Desde Aguas Santafesinas tienen relación con todos los municipios de su área de servicio. Es que casi todos son accionistas de la empresa y tienen representantes que forman parte del directorio y con ellos están constantemente trabajando.

Sin embargo, el desafío este verano será "tratar el tema del uso de agua en espacios públicos". La idea que están elaborando se basa en bajar un mensaje que persuada a que todos logren "evitar el lavado de veredas todos los días o, inclusive, lavarlas", sobre todo cuando se producen esos días de intenso calor.

También, "proponemos acotar lo que tiene que ver con el lavado de autos". Pero, lo más importante tiene vínculo con "la conducta de cada uno de nosotros en cada hogar". Todo lo que aliente en la regulación del consumo y que genere un uso responsable del agua "es fundamental".

En Rosario la empresa les brinda servicio a 350 mil inmuebles. "Cada uno de ellos puede asumir una conducta responsable y eso va a influir en el estado del servicio", añora Lanfranco con relación al cuidado responsable del agua.

El rol clave de los medidores

Con respecto a los medidores de agua en viviendas es un camino que, según afirma Lanfranco, comenzaron a "intensificar" desde hace cuatro, cinco años, no solo por pedido de los usuarios, que es un derecho que tienen, sino también en campañas masivas de medidores.

"Hemos puesto equipos y micro medidores en barrios que, por sus características, tienen mayor consumo como pueden ser la zona norte, la zona oeste. Cuesta más avanzar en el centro, porque hay inmuebles que tienen servicio compartido, pero se llega a un acuerdo y se instala un solo medidor para todo el edificio".

"Hay que avanzar en este camino y tenemos el desafío de medir lo máximo posible" para que las personas paguen por lo que realmente se consuma y que, además, esto aliente al uso responsable del agua para saber exactamente cuánto se está consumiendo.

De características extraordinarias por su "magnitud y persistencia", la bajante fue calificada como el estiaje "más largo de la historia" (desde 1884) y "seguirá siendo motivo de especial monitoreo", apuntó el INA (Instituto Nacional del Agua).

"Nosotros seguimos tomando el agua con equipos que están trabajando de forma forzada, en algunos momentos, por la diferencia de altura en la que tienen que captar el agua", explicó Guillermo Lanfranco, gerente de Relaciones Institucionales de Assa.




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