Leónidas Velázquez, nació en 1932 en Santa Felicia; Nieves Retamar llegó a este mundo en 1937, en Olgilvie. Foto: Norte24
Esta linda pareja, que un chamamé maceta juntó hace muchos años en un baile de Olgilvie, se dedicó, junto a sus hijos Nélida y Horacio, al cultivo con ahínco de árboles y otras plantas de la zona, que pasaron a ser parte de sus vidas.
Don Nauncho, o mejor dicho Leónidas Velázquez, nació un 2 de Julio de 1932 en Santa Felicia, en la misma casa donde actualmente vive, mientras que Nieves Retamar llegó a este mundo el 5 de Agosto de 1937, en Olgilvie.
En 1948, Nauncho ingresó como "patiero" al vivero provincial de Santa Felicia, cuando la actividad forestal vivía una época de esplendor en Santa Fe. En aquellos años se producían más de 400.000 platines de distintas especies al año. Allí estuvo bajo la tutela de José y Arturo Martí, Avelino Dager, Victor Hugo Favot, José Alberto Pilli y Villafoa dedicándose a esta labor por unos 30 años aprendió su oficio para culminar su carrera como "capataz interino".
En 1978, ya jubilado e influenciado por el Ing. Agr. José A. Pilli, emprendió su actividad privada con un vivero familiar. Como productor forestal reconoció el valor del árbol y su cultivo, y el de la tierra mantilla, esa que se obtiene bajo la copa de los árboles abuelos y la que invariablemente debe, según afirma Nauncho, formar parte de la tierra de macetas y almácigos, con una fórmula sencilla "3 palas de tierra, una de arena y una de tierra mantilla y después vamos a ver cuantos pares son tres botines".
En 1973, participó de la forestación en Estancia Las Gamas y en 1987, por la gestión de Monteverde, desarrolló la producción de miles de plantines de Eucalipto (Eucaliptus rostrata y E. tereticornis), en ambos casos en colaboración con la Provincia de Santa Fe; por eso, mucho de lo desarrollado en la actividad forestal en la zona tuvo relación con la labor de Nauncho y Nieves.
Así sintetizó su biografía el ingeniero Gustavo Marino, promotor de un merecido reconocimiento por su aporte a fomentar la forestación en toda la región.
La Fundación para la Justicia y la Paz (Fundapaz) liderando diferentes iniciativas llevadas adelante por Silvia Pereda, Martín Simón, Pablo Contardo y el Sr. Berni también recurrieron a la sabiduría y los plantines del vivero de Don Velázquez e incluso, en 2005, para un proyecto articulado entre esta ONG y la Universidad Nacional del Litoral del Programa Social de Bosques basado en la puesta en valor de los árboles semilleros -y liderado por Gustavo Marino- también se contó con la participación del vivero familiar atendido por la familia Velázquez.
Son innumerables los viveros y municipios que se han nutrido de plantas criadas por Nauncho, Nieves y familia. Las casuarinas y los algarrobos posiblemente hayan sido las especies más prolíficas pero los quebrachos, los lapachos y otras pueden verse en plazas de localidades como Vera, Margarita, Tartagal y Toba, como también en varias estancias de todo el norte santafesino.
Este reconocimiento se realizó en La Quinta una ONG que funciona en Vera bajo la dirección de Cristian Aranda y de cuyo acto participaron el ingeniero Gustavo Marino, de una fundación conservacionista internacional; el ingeniero Martín Simón, de Fundapaz, quien abogó para que esta iniciativa de La Quinta se traslade a toda la ciudad porque "no somos muchos pero cada vez somos más los que alentamos esta tarea"; también estuvo el ingeniero César Nardín, del Vivero Provincial de Santa Felicia, familiares y vecinos; además del concejal Javier Barbona, quien adelantó su iniciativa para que el Concejo Municipal apruebe la declaración de vecinos destacados para Nieves y Leónidas.
El acto culminó con la colocación de plantines de árboles en el predio de La Quinta donde ya existen varias especies autóctonas y exóticas.
Don Nauncho, o mejor dicho Leónidas Velázquez, nació un 2 de Julio de 1932 en Santa Felicia, en la misma casa donde actualmente vive, mientras que Nieves Retamar llegó a este mundo el 5 de Agosto de 1937, en Olgilvie.
En 1948, Nauncho ingresó como "patiero" al vivero provincial de Santa Felicia, cuando la actividad forestal vivía una época de esplendor en Santa Fe. En aquellos años se producían más de 400.000 platines de distintas especies al año. Allí estuvo bajo la tutela de José y Arturo Martí, Avelino Dager, Victor Hugo Favot, José Alberto Pilli y Villafoa dedicándose a esta labor por unos 30 años aprendió su oficio para culminar su carrera como "capataz interino".
El ingeniero Gustavo Marino fue el promotor del merecido reconocimiento.Foto: Norte24
En 1978, ya jubilado e influenciado por el Ing. Agr. José A. Pilli, emprendió su actividad privada con un vivero familiar. Como productor forestal reconoció el valor del árbol y su cultivo, y el de la tierra mantilla, esa que se obtiene bajo la copa de los árboles abuelos y la que invariablemente debe, según afirma Nauncho, formar parte de la tierra de macetas y almácigos, con una fórmula sencilla "3 palas de tierra, una de arena y una de tierra mantilla y después vamos a ver cuantos pares son tres botines".
Son innumerables los viveros y municipios que se han nutrido de plantas criadas por Nauncho, Nieves y familia. Las casuarinas y los algarrobos posiblemente hayan sido las especies más prolíficas pero los quebrachos, los lapachos y otras pueden verse en plazas y estancias como del norte santafesino.
En 1973, participó de la forestación en Estancia Las Gamas y en 1987, por la gestión de Monteverde, desarrolló la producción de miles de plantines de Eucalipto (Eucaliptus rostrata y E. tereticornis), en ambos casos en colaboración con la Provincia de Santa Fe; por eso, mucho de lo desarrollado en la actividad forestal en la zona tuvo relación con la labor de Nauncho y Nieves.
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Así sintetizó su biografía el ingeniero Gustavo Marino, promotor de un merecido reconocimiento por su aporte a fomentar la forestación en toda la región.
La Fundación para la Justicia y la Paz (Fundapaz) liderando diferentes iniciativas llevadas adelante por Silvia Pereda, Martín Simón, Pablo Contardo y el Sr. Berni también recurrieron a la sabiduría y los plantines del vivero de Don Velázquez e incluso, en 2005, para un proyecto articulado entre esta ONG y la Universidad Nacional del Litoral del Programa Social de Bosques basado en la puesta en valor de los árboles semilleros -y liderado por Gustavo Marino- también se contó con la participación del vivero familiar atendido por la familia Velázquez.
Son innumerables los viveros y municipios que se han nutrido de plantas criadas por Nauncho, Nieves y familia. Las casuarinas y los algarrobos posiblemente hayan sido las especies más prolíficas pero los quebrachos, los lapachos y otras pueden verse en plazas de localidades como Vera, Margarita, Tartagal y Toba, como también en varias estancias de todo el norte santafesino.
Este reconocimiento se realizó en La Quinta una ONG que funciona en Vera bajo la dirección de Cristian Aranda y de cuyo acto participaron el ingeniero Gustavo Marino, de una fundación conservacionista internacional; el ingeniero Martín Simón, de Fundapaz, quien abogó para que esta iniciativa de La Quinta se traslade a toda la ciudad porque "no somos muchos pero cada vez somos más los que alentamos esta tarea"; también estuvo el ingeniero César Nardín, del Vivero Provincial de Santa Felicia, familiares y vecinos; además del concejal Javier Barbona, quien adelantó su iniciativa para que el Concejo Municipal apruebe la declaración de vecinos destacados para Nieves y Leónidas.
El acto culminó con la colocación de plantines de árboles en el predio de La Quinta donde ya existen varias especies autóctonas y exóticas.
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