Literatura

Erwin Cocha: el escritor en su laberinto

Erwin Cocha en dialogó con Mirador Provincial, nos cuenta de cómo exterioriza sus ideas y emociones. Cocha es una de las voces más potentes de la juventud rosarina además de que su libro La casa de la calle Liniers (editorial Ciudad Gótica) fue nombrado como obra de interés municipal por el concejo de la ciudad de Rosario.

02-03-2023 | 15:58 |

“Hoy en día la literatura sigue siendo ese lienzo en blanco donde puedo crear historias”, confiesa Erwin Cocha.
Foto:Gentileza.

Su escritura está compuesta por una serie de relatos asombrosos, pequeñas piezas que forman parte de ese género de terror que invade el hogar que ante los ojos de los lectores aparecen iluminados y se configuran en pasión por los detalles.

Erwin N. Cocha el escritor rosarino, mantuvo una extensa charla con Mirador Provincial donde recorrimos parte de su evolución literaria, Sueños color zafiro y La casa de la calle Liniers.

-¿Qué significa la literatura para vos?

-Por muchos años viví la literatura como un producto de entretenimiento más, en mi primera infancia esa era el lugar que ocupaba. Con el tiempo la significancia de este arte fue aumentando, llegando a un punto en el cual era algo que iba más allá de simple entretención. Ya cerca de los once años, edad en la que comencé a escribir mis primeros cuentos, algo dentro de mí estaba concibiendo la literatura como un mágico escenario de juego, de creación, de posibilidad al poder expresarme de manera más amplia, más profunda. Con la llegada a la adolescencia y con ella el renacer de la literatura en mi vida, la pude vivir como autor material e historias más complejas a mis cuentos que hice de niño. Hoy en día la literatura para mi sigue siendo ese lienzo en blanco donde poder crear historias, pero además es una estela de éxtasis y paz al mismo tiempo, éxtasis por la emoción de vivir la literatura, pero también paz por la tranquilidad espiritual y mental que genera.

-¿Qué te atrapó del género terror?

-A lo largo de mi vida fui variando en los géneros que leía, empezando por novelas de aventura, policiales y hasta medievales, pero sin lugar a duda el género que me terminó de cautivar fue el de terror. Esto fue así por lo que puede generar en nosotros, como lectores (o espectadores) y también como autores de historias de este tipo. Considero como atractivo esa capacidad que tiene el terror de llevarnos a una primitiva instancia de supervivencia, el estar aterrados por algo que leemos al punto de querer escapar del mal como si nosotros estuviéramos dentro de la historia. Sin embargo, lo que más me fascina de este género es esa capacidad de hacernos sugestionar, de con palabras hacernos sentir un miedo tal que pone en jaque nuestros sentidos en la vida real. Esa magia por hacernos voltear en plena lectura, de tener miedo a levantar la vista y ver hacia donde no llega la luz del velador, esa sensación interna de que algo malo esta por suceder, mientras que la piel se nos eriza y se nos acelera el corazón.

-¿De dónde viene y para dónde va Erwin Cocha?

-Contar de dónde vengo es contar la historia de cómo me construí como escritor, de algunas luchas en mi vida que poco he comentado al público, pero creo que es bueno que ahora se me presente la oportunidad de poder hacerlo. Todo lo que refiere a mi primer libro y su proceso de escritura es algo de lo que ya hablé en varias ocasiones en el pasado, ya sea en entrevistas, eventos o conversaciones privadas, sin embargo, no de lo anterior a ello. Cuando terminé la primaria dejé la escritura a un lado para empezar la secundaria en el colegio salesiano San José, de Rosario. Allí comenzaría mis estudios como técnico electromecánico, y los tres primeros años transcurrieron con total normalidad, siendo mis años más cercanos a lo que podría llamarse una adolescencia promedio. La historia que nos interesa es lo que vino después. En cuarto año retomé la lectura y con ella las ganas de crear historias, comencé por escribir una novela inspirada en un videojuego medieval que me gustaba para luego seguir con lo que iba a ser mi primer libro, pero no como lo hacía antes, en esta nueva etapa veía como posible la idea de darle una impronta más seria y hasta publicarlo. El camino hacia la publicación no fue para nada lineal ni exento de conflicto. Las primeas trabas a las que me encontré fue la incompatibilidad entre lo que estudiaba y lo que quería realmente hacer, además, el colegio me demandaba más tiempo de lo habitual ya que había días que tenía doble turno. Como pude escribí mis primeras líneas durante clases, lo cual me ponía en la mira de algunos profesores que no les gustaba esa actitud. A pesar de ello seguí con mi camino y al año siguiente, a los diecisiete sería invitado a formar parte de un círculo de debate filosófico y literario de la escuela de filosofía del instituto Don Bosco. A la par ya estaba bastante más metido en la producción de mis primeros cuentos y la idea de ser escritor. Para poder tener más tiempo y energía para dedicarme a eso tomé la decisión de dejar la técnica y pasarme a la parte de bachiller, y en ese verano entre un año y el otro fue que terminé con La casa de la calle Liniers. En el medio del proceso hubo otro tipo de altercados como discusiones con profesores y directivos que buscaban que me quedase en la modalidad técnica, y también mi decisión género unas malas primeras impresiones por mi casa que luego pude revertir.

Hacia donde voy es una pregunta con una respuesta menos extensa. El camino que sigo hoy en día es el de continuar con mi producción literaria mientras realizo mis estudios de grado, apuesto a por ir llegando a más lectores con el pasar del tiempo, siempre con la mirada fija en ese objetivo y consiente del trabajo y dedicación que eso requiere.

-Como periodista caigo en la tentación de atravesar umbrales ajenos. ¿Qué anécdotas literarias o aventuras de vida te guardas para tu privacidad?

-Una de las aventuras que más me gusta recordar es cuando me escaba del colegio técnico e iba hasta la facultad de humanidades y artes a colarme en algunas clases o simplemente me sentaba en el patio a leer. Anécdotas literarias tengo varias, capaz la más divertida fue cuando en un examen de una materia técnica me pase toda la hora escribiendo la hora, y los compañeros que me vieron hacerlo me felicitaron por ello, sin saber que no había hacho nada del examen y todo lo que había escrito era parte de un cuento.

-Hablemos de tu historia íntima y familiar.

-Mi infancia y mi adolescencia se ven muy atravesada por los libros y la lectura. De muy chico mi mamá me leía cuentos y me ayudaba para que yo aprendiera a leer con ellos. De las primeras obras que leí fueron de Julio Verne, me encantaba escuchar como mi madre me las contaba y me enseñaba a leer. Además, en mi temprana infancia también me ponían audiolibros en formato casete para que escuche. El que más recuerdo y que aun guardo es el de Las mil y una Noches, del lado A estaban los cuentos y del lado B algunas canciones alusivas a las historias. Mi niñez también se ve muy atravesada por jugar mucho por la casa con mis juguetes y consolas de videojuego. Crecí en la línea que divide barrio Ludueña con barrio Belgrano, pasé una infancia que recuerdo como muy bonita ahí, en una casa que fue mutando a lo largo de los años, porque se construían nuevas salas, se las cambiaban de lugar o se añadían cosas como también otras se iban.

Otro actor importante en mi pequeñez fue mi tío y padrino, el hermano de mi mama quien es un segundo padre para mí. Él jugaba conmigo, me enseñaba cosas de computación, historia y hasta ciencias naturales.

-¿Cuáles son los próximos escritos que tienes en mente?

-Entre mis próximos proyectos de escritura se encuentra una lista de relatos de terror y policiales. Además de la novela en la que estoy trabajando, tengo una serie de relatos escritos en el marco del primer mundial de escritura que me gustaría reescribir y darles una actualización o una edición. Además de esto tengo dos historias en mente, una que se sitúa en las fiestas de carnaval de la década de los 30 y otra que toca temas como el encierro y la tortura. No puedo comentar mucho sobre el desarrollo de los hechos de cada historia, pero sí puedo decir que están proyectadas para los próximos años, luego de terminar la historia en la que estoy trabajando actualmente. Los relatos cortos que busco corregir son obras que ya he compartido con el público hace algunos años, historias de terror cortas que busco expandir y darles un lugar en mi universo literario. Otro relato del cual, si puedo contar algo más y en el que pienso realizar en un futuro, es en una historia de un chico que nota una presencia extraña en su hogar y decide documentarla a través de videos que luego subirá a la red. Gente lo intentara desmentir, mientras que otra creerá en él y lo alentara a luchar contra la maldad que se esconde entre las paredes de su hogar.

 


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