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La naturaleza humana en un mundo sin brújula moral

La serie logró convertirse en uno de los títulos más exitosos del catálogo de HBO Max. Adapta la trama del popular videojuego lanzado en 2013 en el que se nos presentaba un mundo devastado por la llegada de un virus. Un producto en el que priman las relaciones humanas por sobre las escenas de acción.

30-03-2023 | 16:49 |

Foto:Gentileza.

La serie “The Last of Us” se erige ante todo como el perfecto ejemplo de cómo adaptar y expandir una historia que tiene su origen en los videojuegos. Un producto inmenso, que roza la perfección y que no ha parado de crecer desde su estreno en el pasado mes de enero en HBO Max.

No es un dato menor, ya que permite poner en debate la importancia del boca a boca en desmedro de las ostentosas campañas publicitarias, que si bien son importantes, claramente no lo son todo. Sin ir más lejos, el primer capítulo de la serie alcanzó a más de 22 millones de espectadores durante su semana de estreno convirtiéndola en el segundo mejor debut de la plataforma (apenas por detrás de “House of the Dragon”), pero obteniendo un crecimiento en audiencia del 22% durante los episodios siguientes que se fueron sucediendo semanalmente hasta su finalización el pasado 13 de marzo. Una escalada iniciada por aquellos amantes del juego original, pero que sin dudas se afianzó con la llegada de esos ajenos totales al producto.

Gentileza.



Lo particularmente interesante es que “The Last of Us” como videojuego se distinguía de sus pares por ofrecer una experiencia similar a la cinematográfica, una construcción que tenía muchos puntos de contacto, tanto por el detalle como por los escenarios presentados, con el mundo audiovisual. Estas sentencias la posicionaron a tope como uno de los productos más requeridos para su traslación como serie o película. Claro que corría el año 2013 y la popularidad de productos en materia apocalíptica como “The Walking dead” estaban en la cresta de la ola.

El tiempo pasó, la popularidad del genero bajo, y quizás empujado por la pandemia del Covid-19 y las sensaciones de incertidumbre, encierro y miedo reinantes (más allá de lo propicio que resulta filmar con escasa gente) el proyecto comenzó a tomar fuerza con la obligación, no menor, de estar a la altura del juego, distinguirse por sobre el resto y romper el estigma respecto al fracaso de este tipo de realizaciones.

El triunfo fue absoluto. “The Last of Us” no solo es una adaptación fiel del material original, sino que ha conseguido diferenciarse del resto de las series de zombies poniendo el acento en las relaciones humanas. Una serie donde la relación que se forja entre sus protagonistas es lo único importante.

La serie
Parte del éxito de la serie se debe a la dupla creativa que la comanda. Por un lado, tenemos a Craig Mazin quien vuelve a trabajar para HBO luego de hacerse cargo en 2019 de “Chernobyl”; y por otro a Neil Druckmann, guionista y director creativo del videojuego. Ambos dieron forma a una historia trágica, por momentos muy angustiante, pero finalmente bella tanto en espíritu como en esencia. Cercana en palabras del propio creador a novelas como “La carretera”, de Cormac McCarthy - adaptada al cine en 2009 - o cintas como “No Country for Old Men” de los hermanos Cohen (también basada en una novela de McCarthy). Trabajos donde la acción esta en segundo plano.

Su trama se desarrolla a través de nueve episodios que rondan la hora de duración. Todos salvo el piloto qué, con una extensión cercana a la de un largometraje, despliega las bases y los personajes sobre los cuales trabajará.



El episodio piloto, dirigido por el propio Mazin, comienza con una entrevista en 1968 donde unos científicos señalan los devastadores efectos del hongo parásito cordyceps (lo escalofriante es que existe en la vida real) en insectos y lo peligroso que pudiera llegar a ser si evolucionará y alcanzará a los humanos.

Finalmente, esta mutación sucede en el año 2003, expandiéndose en cuestión de horas por todo el planeta y convirtiendo a los humanos en una especie de zombies muy violentos que con su ataque pueden contagiar a los demás. Mientras todo esto se inicia, se introducen los personajes de Joel Miller (el chileno Pedro Pascal, también protagonista de “The Mandalorian”) y su hija adolescente Sarah (Nico Parker) quienes junto al tío Tommy viven en las afueras de Austin, Texas. Por supuesto, los personajes no estarán ajenos a esa tragedia mundial, produciéndose situaciones y pérdidas que serán parte constitutiva del Joel vacío y violento que veremos apenas unos minutos más tarde cuando la acción se traslade dos décadas hacia el futuro.

El año 2023 encuentra al mundo devastado, con escasos sobrevivientes que en su mayoría se agrupan en ciudades convertidas en zonas de cuarentena controladas por un gobierno militar totalitario conocido como F.E.D.R.A. Simultáneamente se presenta a “Las Luciérnagas”, un grupo rebelde con ansias de arrebatarle el poder a esa fuerza del estado.

Nuestro personaje Joel es una persona totalmente distinta por todo lo que ha tenido que hacer para sobrevivir y se ha convertido en un avezado contrabandista (de alimentos, drogas y armas) dentro de una de las zonas de cuarentena más pobres de Boston. Se mueve como pez en el agua en ese mundo donde los mercados negros y el espionaje son moneda corriente.

En medio de esas actividades es contratado junto con su socia Tess (Anna Torv) por Marlene (Merle Dandridge) líder del grupo rebelde para trasladar y proteger a Ellie (Bella Ramsey, aquella joven actriz que sorprendiera como Lyanna Mormont en “Game of Thrones”). El destino buscado es un laboratorio donde puedan realizarle las pruebas que certifiquen el porqué de su inmunidad al virus y si es posible generar una cura a partir de ella.

Esa es la base y punto de partida de una serie que durante ocho episodios más avanzará como una suerte de road movie donde la dupla protagonista atravesará los Estados Unidos hallando a su paso ciudades vacías, historias trágicas y personajes nefastos.

Una trama sencilla, casi de manual, que hemos visto en numerosas ocasiones. Un mundo postapocalíptico, la propagación de un virus y grupos de humanos intentando sobrevivir día a día son lugares comunes dentro del género. Sin embargo, hay algo que diferencia a “The Last of Us” de otras franquicias: la idea de sus realizadores es profundizar en el drama humano haciendo gala de una libertad artística y un nivel de realización notables.

El corazón del relato lógicamente es la relación entre un hombre que ha perdido todo y una hija que ni siquiera ha llegado a conocer a sus padres. Joel y Ellie pasaran de ser unos perfectos desconocidos a casi familia. Una relación que se irá transformando hasta ofrecernos momentos emotivos y de mucho humor. Para ello, y para acentuar la empatía del espectador con los personajes, la serie hará uso de múltiples flashbacks que irán reconstruyendo el pasado de los mismos.

La dupla que conforman Pedro Pascal y Bella Ramsey es el mejor hallazgo de la serie, su buena química atraviesa la pantalla dando siempre la sensación de que han nacido para interpretar esos papeles. Más allá de la increíble puesta en escena y del desorbitante presupuesto de HBO -presente en los extraordinarios efectos especiales-, lo que marca la diferencia son esas interpretaciones. Nada puede superar el trabajo de ambos y los espectadores desearan que Joel y Ellie consigan estar juntos por el resto de sus vidas.

El valor humano es a lo que apunta esta temporada y la dureza de las historias presentadas es innegablemente lo que mejor funciona. La serie, fuera del protagonismo de la dupla, brinda tiempo y espacio a los muy logrados personajes secundarios como Tommy (Gabriel Luna), el hermano menor del protagonista; y presencias femeninas fuertes como las de las actrices Anna Torv, Merle Dandridge y Melanie Lynskey como Kathleen, otra líder de la revolución.

Una mención especial merece la actuación del dúo Nick Offerman y Murray Bartlett en el episodio tres de la temporada. Una historia de amor perfecta y arriesgada que no entiende de tiempos ni contextos. Un oasis dentro de la trama, de esos que se cuelan en la memoria y que certifican el acento puesto por el producto en las relaciones humanas.

Un peldaño por debajo se encuentra el episodio ocho en el que, si bien se prioriza la acción, se destaca la presentación y construcción en tiempo record de David, uno de los villanos más despreciables y recordados del videojuego. Personajes profundos que acompañan el relato durante un breve tiempo pero que dejan una fuerte huella.

“The Last of Us” además de sus escenarios oscuros, desoladores y violentos, consigue transmitir con tono cansino y melancólico una historia muy sensible. Su mensaje se aleja del pesimismo para proponernos la idea o sensación de un futuro más prometedor. En ese mundo carente de sentido moral el miedo, las escenas grotescas y la acción si bien no son lo primordial son una parte necesaria para la conformación del relato. La trama fluye con dinamismo influenciada por una magistral banda de sonido orquestada por el argentino Gustavo Santaolalla, responsable también de las BSO de ambos videojuegos. Hay un crecimiento de los arreglos que de manera sutil logran transmitir las tensiones y conflictos de la aventura.

Aquellos que se acercan por primera vez al producto encontraran una historia genuina sostenida principalmente por la inmensa conexión y contención entre sus protagonistas. En concordancia con eso vivenciaran grandes momentos en cuanto a la construcción de la relación paterno-filial entre Joel y Ellie. El despliegue visual como suele ocurrir con cada una de las realizaciones de HBO es imponente.

Para los amantes del videojuego será una adaptación cuidadosa que se encumbra entre las mejores de la historia. Hay reproducciones exactas del vestuario que llevaban los personajes en el videojuego, así como encuadres y tonos de luz presentes en la aventura original. Una adaptación respetuosa que extiende la historia y que es capaz de sorprender sin nunca perder su verdadera esencia.

Ficha técnica

The Last of Us (Estados Unidos/2023)
Showrunners: Craig Mazin y Neil Druckmann.
Dirección: Ali Abbasi, Jeremy Webb, Neil Druckmann, Peter Hoar, Liza Johnson, Craig Mazin y Jasmila Zbanic.
Elenco: Pedro Pascal, Bella Ramsey, Gabriel Luna, Anna Torv, Nico Parker, Murray Bartlett, Nick Offerman, Melanie Lynskey, Storm Reid, Merle Dandridge, Jeffrey Pierce, Lamar Johnson, Keivonn Woodard, Graham Greene y Elaine Miles.
Fotografía: Eben Bolter, Ksenia Sereda y Nadim Carlsen.
Música: Gustavo Santaolalla.
Duración: 9 episodios de entre 43 y 80 minutos.
Disponible en HBO Max.

 

 


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