Entrevista

Sabatino Palma y la despedida de su última criatura itinerante

 Un trío de funciones en distintas localidades marcan la despedida de 22 de agosto, una obra que recorrió más de 60 escenarios nacionales e internacionales. El dramaturgo realiza un balance en un encuentro a fondo.

12-09-2024 | 15:51 |

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22 de agosto es una obra que invita a los espectadores a pensar el presente desde las propias heridas tanto individuales como sociales. Foto: Gentileza.


 Las presentaciones en Rosario del próximo jueves 26 de septiembre en Teatro El Rayo, en la Hendija de la ciudad de Paraná el domingo 13 de octubre y en Venado Tuerto a mediados de noviembre, marcarán la despedida definitiva de 22 de agosto. La puesta en escena significó el regreso a la actuación de Sabatino Cacho Palma con una obra que se transformó en un ícono contemporáneo del teatro rosarino. Mirador Provincial acompañó desde su debut el recorrido del extenso itinerario y a las puertas de su despedida, el dramaturgo realiza un balance en entrevista exclusiva.

Sabatino Cacho Palma en primera persona


-22 de agosto es una obra que invita a los espectadores a pensar el presente desde las propias heridas tanto individuales como sociales. Está llegando al final de un extenso itinerario que comenzó hace más de un año en la emblemática Sala Arteón. Tuvo la oportunidad de visitar Uruguay, España y la ciudad de Trelew. Fue tu regreso a los escenarios después de muchos años. ¿Imaginaste que iba a tener esta fuerza al momento de escribirla?


-Por suerte y como digo en la obra, el teatro como el amor o el deporte, es impredecible, también imprescindible en estos tiempos oscuros. No la escribí pensando en la repercusión ni en cualquier tipo de éxito. Surgió desde una necesidad, potente y física, de volver a producir un fuerte encuentro y seguir celebrando y apostando por la vida y por el futuro.


En cuanto al suceso teatral y al registro logrado en la actuación, superó claramente todas mis expectativas y nos ha colmado de dicha, al tiempo que me ha reconfortado notablemente. Volver a sentir en cada molécula del cuerpo y en cada gota del espíritu, el “sueño de pasión” es algo maravilloso, que confirma con creces mis tiempos de formación y mi entrenamiento diario en cada uno de los aspectos que involucran el trabajo de un actor, que siempre se está formando y siempre se está preparando. Como digo en la obra, cuando voy entrando en la escena de Trelew: “La preparación física es parte de la militancia en la cárcel, pero está vez, nos dimos una muy especial…Un ejército se prepara”.

22 de agosto es una obra que invita a los espectadores a pensar el presente desde las propias heridas tanto individuales como sociales.Foto: Gentileza.

 


Esto mismo y cada pasaje de la obra debe ser sostenido función por función, por un actor rigurosamente preparado y ejercitado, cada función es especial y única, así pudo ocurrir que cada escenario que nos convocó vio nacer esta criatura del alma, sostenida en lo que me gusta llamar con Antonin Artaud, atletismo emotivo o atleta del corazón. Hemos tenido un rango muy amplio de público en las funciones, entre 300 y 15 espectadores, con un promedio cercano a los 80, dependiendo del lugar y de la propuesta de producción, sin embargo, el rito se actualizó cada vez, siempre vivo y presente.

-¿Cuáles fueron los tiempos de la escritura de la dramaturgia?

-La escritura tuvo tres tiempos bien diferenciados. El primero fue de acumulación de material, ideas, textos, poesías, nutridos de una rigurosa investigación, que me llevo más de un año, sobre La Masacre de Trelew y la vida de César Vallejo. Luego el tratar de darle forma literaria a algunos hechos biográficos que me parecían tenían que ser parte de la pieza. Concluido ese momento, la primera percepción fue de algo demasiado caótico, extenso y de alguna manera desesperante, con un contenido que llegaba a 160 páginas en A4. Ahí comparto ese primer texto con no menos de 10 amigos y referentes. A partir de allí, comienza el segundo tiempo, que es transformar todo eso en una pieza teatral y encontrar un suceso extraordinario en presente, que se suscita cuando caigo en cuenta que estoy transitando una sala, que corre serio riesgo de perderse, cuestión que lamentablemente termina aconteciendo a fines del año pasado (cierre de la sala de Arteón). La idea de estar haciendo una última pasada en una sala que se está vaciando vertebra el texto en una propuesta teatral y además “PIDE”, algo que va a conmover el monólogo, para transformarlo en un diálogo disparatado y siempre actualizado con el único técnico que decide acompañar al viejo actor hasta el último aliento y también responder por el desarme y desmontaje de la sala. Finalmente, llega el tercer momento, que es el de la escena, y ahí con un equipo muy participativo de no menos de 10 personas, cada una cumpliendo su estricta función estética y narrativa, pero a su vez opinando e interviniendo en la estructura general de la obra, fue generando el texto dramático, luego con los ensayos generales con público se fue reproduciendo este texto que ha ido mutando y que se ha ido recortando en las primeras 50 funciones. En nuestra gira por España, 8 funciones en 4 ciudades, fue tomando su forma definitiva. Estamos llegando al final de un intenso y nutrido recorrido, de no mediar ningún otro suceso extraordinario hacemos una triple despedida, en Rosario el jueves 26 de septiembre, en Paraná en la Hendija, el domingo 13 de octubre y en Venado Tuerto a mediados de noviembre. Estamos invitados para una segunda gira por Galicia en 2025 y también evaluando una invitación para estar en Cuba en el Festival Internacional de Cienfuegos. Con eso estaríamos arribando al centenar de funciones y la Ceremonia del adiós.

22 de agosto en Trelew


-¿Qué significó para vos poder realizar el montaje escénico en Trelew?


- Fue absolutamente conmovedor. Estuve 8 días allá acompañando a los familiares, participando de charlas y de actos. Incluso volví después de muchos años a compartir cálidos momentos con mi querido amigo y gran maestro Norman Briski, que también es parte de 22 de agosto, con quien dimos una emotiva charla que se transformó en asamblea en la Escuela de arte, en un auditorio repleto de alumnos y profesores. El sábado 17 de agosto presenté mi obra en Trelew, el domingo 18 en Madryn y luego el martes 20 Norman presentó Potestad. Y por supuesto que llevar nuestro teatro y ser parte de un acontecimiento tan importante, resultó algo verdaderamente gratificante y halagador, pero te aseguro que lo más importante para mí, fue todo lo vivido allá y que en este caso el teatro se vio superado por semejantes sucesos, ya que nos permitieron recorrer y transitar uno por uno, los tres escenarios de los hechos, Penal de Rawson, viejo aeropuerto de Trelew y Base aeronaval Almirante Zar.

La obra y su resonancia


-¿Qué significa hoy hablar de 22 de agosto?


- Por haber recibido y aceptado con firmeza la producción de un teatro itinerante, hablar de 22 de agosto hoy, es hablar de un recorrido, de un trayecto profesional y riguroso, que nos llevó a transitar cerca de 60 escenarios distintos. Y en ese punto agosto volvió a coronar la experiencia, el año pasado justamente en agosto, estrenamos en Buenos Aires y vinieron dos meses de una inquietante y maravillosa temporada, y ahora este agosto fue directamente tan increíble como impensable. Antes de Trelew, volví a los pagos que me vieron nacer y en una hermosa función comunitaria en Bigand, congregamos como hacíamos 50 años atrás, a toda la zona. Bombal, Máximo Paz, Alcorta, Villa Mugueta, se hicieron presentes, tal como cuando allá en los 70 hacíamos las peñas zonales y también recordando mi primer taller teatral en 1976 donde empecé a tomarle el pulso y el sentido a esta profesión tan antigua como noble. Lograr reencontrarme con ese clima festivo y comunitario y brindar con tantos viejos amigos y queridas compañeras fue un acto insuperable.

- El regreso a Rosario significó también una conmovedora función en el Museo de la Memoria, ¿qué resonancias personales te dejó la presentación?


- Y justamente, la vuelta de Trelew, nos trajo directamente y sin escalas a nuestro Museo de la Memoria, ahí a sala repleta, con público en el piso y también parado realizamos una de las mejores funciones de nuestro periplo, en un verdadero marco de respeto y de cariño, como nos suele pasar cada vez que retornamos a Rosario. Como en Bigand, al final dejamos que la gente exprese su opinión y cuente algo de su experiencia. Estos aportes y las resonancias que aún perduran en mensajes y videos que el público nos sigue mandando, confirman que hemos hecho un espectáculo ta valioso como digno.

-El próximo jueves 26 de septiembre marcará la despedida definitiva de 22 de Agosto. ¿Cómo hace Cacho Palma para despegarse de la obra?


-Efectivamente en ese lugar tan cuidado y tan noble de El rayo, nuestro Rayo Misterioso, nos vamos a despedir de Rosario creo que definitivamente. Ya que vamos constatando con Lautaro, que la obra ya hizo lo suyo y produjo ese acontecimiento necesario al teatro y a la cultura y además ambos ya estamos soñando con otras producciones. El teatro que hago y que sostengo tiene que ver con un alto grado de entrega, pero también con el despojo. Entonces el cuerpo y la sensibilidad de Cacho Palma, le van avisando, ya es suficiente con lo que hicimos, es tiempo de pasar a otra cosa y en todo caso, si se trata de una pérdida es una pérdida sostenida en el amor, algo parecido a cuando se van los hijos. Y perder por amor y con amor, en un país que se ha vuelto a tornar fuertemente miserable, es un privilegio y un canto de la vida y del deseo. Mientras tanto, seguimos intentando por todos los medios posibles, tratar de que no se destruya nuestra cultura, ya que detrás de la proclamada “batalla cultural” se esconde un feroz mandato opresor: la cultura nacional y popular debe ser destruida y en lo posible, sin dejar rastros. Y esas sí, que son las pérdidas que duelen y que matan, como haber perdido tantas salas queridas en mi historia, sobre todo con Discepolín y con Arteón.

-¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto escénico?


-Tengo dos proyectos y un sueño secreto que vengo acariciando desde hace años, del que todavía no voy a hablar, en cuanto a los dos que te decía, una obra escrita hace tres años, que ha conformado un elenco y que ya empieza a gestarse, y un nuevo texto de mi dramaturgia, que me volverá a tener como actor y que está en plena fase de escritura, que por ahora tiene dos nombres: Desde que era cachorro o Pichones que vuelan.

Función despedida en Rosario


Día y hora: jueves 26 de septiembre a las 21 horas.


Lugar: Teatro del Rayo (Salta 2991)

 


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