Gisela Mesa
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En diálogo con Mirador Provincial, Julio Di Santi, habla sobre su carrera, sus comienzos y los altibajos de este oficio tan sorprendente. Como actor supo trabajar en ¿Quién Mató al Bebe Uriarte? compartiendo su labor junto al actor Federico Luppi.

- Primero, lo primero: si tenemos que describirte o presentarte...
- Soy Julio Di Santi, tengo 53 años, 1,83 de altura con 96 kg de peso. Mis alumnos de 6 o 7 años, hasta amigos o conocidos de 90 años, suelen llamarme Julito de Santa Fe. Viajé mucho y siempre vuelvo.

- ¿Cómo surge tu vocación por el teatro y cómo comienza tu actividad teatral, con qué personas, elencos, líneas de trabajo?
- De chiquito, me miraba en el espejo del baño, mientras me bañaba, y soñaba que Alberto Migré me llamaría para una de sus novelas. Más tarde comencé a leer teatro, mucho, pero llegue a él después de muchos prejuicios hace unos 13 años.

Con mi gran maestro, Raúl Kreig, comencé los estudios, y la escuela de teatro en la ciudad de Santa Fe; al poco tiempo me convocó para Stefano con dirección de Carlos Falco y para Edipo y yo, con dirección de Edgardo Dib… Experiencias maravillosas… Y de ahí decidí ser un actor independiente sin estar atado a ningún elenco.

- ¿Cómo ha sido tu trayectoria profesional?
- He pasado por el teatro, cine, TV, producciones con Martín Fierro de oro, premios varios, pero no lleva importancia eso; lo importante es el cómo y lo por venir.

- ¿Qué te ha aportado el teatro?
- Empatía, puso mi ego en un lugar donde ayuda, no afecta personas, las cuida, les habla bien. Y a mí me sanó.

- ¿Creés que el teatro debería ser una asignatura en primaria?
- Sin duda, y secundaria, las artes en general deberían serlo, luego incluida literatura, gramática y lenguas, luego, muy atrás aunque necesariamente vendrían las ciencias exactas. Fijate, un amigo, ya fallecido, "El Chivo" -era verdulero-, no sabía leer, cuando trabajaba de verdulero ambulante, su profesión de toda la vida, no lo pasabas en el peso ni en la guita ni ahí. Sin embargo, cuando tenía que negociar algo donde hubiera papeles de por medio, siempre terminaba perjudicado. El número es fáctico, la vida te lo da de una u otra forma. La literatura debe conocerse hasta el más mínimo detalle y es lo verdaderamente importante de la enseñanza escolar. En la letra chica te joden, en el discurso rimbombante te joden, en la frase engañosa de la publicidad… te engañan.

- ¿Considerás que hay suficiente cultura teatral en nuestra educación? Y ¿qué beneficios culturales creés que aporta el teatro?
- El teatro mismo y los teatreros y la cultura y los culturosos se encargaron de correr a lo popular del teatro y de los museos y de la literatura…

Hay que volver al teatro popular… mi viejo me llevaba a ver teatro al club de mi barrio cuando yo tenía 6 o 7 años, en el club Sargento Cabral, en Gral. Paz y Salvador del Carril (en la ciudad de Santa Fe), aún hoy está el escenario, allá arriba altísimo, bueno, allí con mi viejo mirábamos teatro, comedias creo que eran, radioteatro, por las siestas. El teatro es cosa seria, pero no cosa de serios.

- ¿Qué creés que caracteriza o identifica al teatro de tu provincia, en cuanto a propuestas estéticas, temáticas o ideológicas?
- Amplia pregunta… No sé, el teatro de Santa Fe y esta zona es muy bueno. No sé, si es la cantidad de agua, los mosquitos y los buenos profesores: hay buen teatro cuando sale, buenos actores fundamentalmente.

- ¿Cómo es el trabajo con los actores y la pantalla en los ensayos?
- Depende el que te toque de compañero. O una delicia de creatividad o una complicación si estás con un chanta.

- ¿Qué proyectos teatrales estás desarrollando actualmente?
- Ahora como una especie de stand up, pero más criollo… con las temáticas actuales o bien regionales. Y un poquito más ambicioso, "Mi vida en tangos" textos actuación y dirección propia, un fulano que, en el ocaso de su vida, en la pensión de mala muerte donde vive llega de trabajar y se prepara para ir a cantar a un concurso barrial de cantores, allí habla con Gardel y la Madre, su vida es una burbuja de letras de tangos. Esto lo estoy armando para teatro popular, teatros, escuelas, vecinales, plazas.

Sobre la felicidad y otras yerbas
- Para vos, ¿qué es la felicidad en el plano artístico?
- Qué se yo, felicidad es la señora que me puteó cuando hacia un villano en una obrita, Una hora de felicidad... Hacía tres cambios de vestuario en escena. En el primer acto me aprovecho de la ingenuidad de la protagonista seduciéndola; en el segundo acto y cambio de vestuario me desligo de ella en forma grosera; y cuando discuto con otro personaje y estoy haciendo el tercer cambio de vestuario, una señora muy indignada se para en la platea y me grita: "de qué te vas a disfrazar ahora hijo de puta". Eso se podría llamar, en cierto modo, felicidad en el plano artístico...

- ¿Hacia dónde creés que se encamina el teatro en Argentina?
- Espero menos espectacularidad y más emotividad, más sensibilidad y menos Disney, hoy me encuentro con un montón de pibes que mueven los labios vestidos de personajes de Disney hacen play back, y se auto llaman actores. Y tal vez lo sean, ¡qué se yo! Movimientos coreográficos y esas cosas y actores que se repiten, hay que salir de ahí o se va al carajo…

Necesito nuevos escritores que salgan de lo autorreferencial y miren un poco más allá de sus narices… Te digo todo esto porque no sé adónde va, pero si sé a dónde me gustaría que se direccione...

- ¿Qué actrices y actores te deslumbraron sobre el escenario?
- Rubén Von der Thusen, De la serna, Kreig, César Brie...

- Si pudieses tener un encuentro con un o una teatrista de cualquier tiempo y lugar ¿a quién elegirías?
- A Discépolo.