El teatro infantil en tiempos de pandemia

Reinventarse para cuidar las sonrisas

Fundadores y referentes del grupo La Gorda Azul, Gladis Contreras y Ulises Bechis compartieron sus miradas sobre un momento sin precedentes para el sector debido a la pandemia. Entre la búsqueda de alternativas para seguir activos y la reprogramación de actividades, aguardan con ansias el reencuentro con los chicos. "Es lo que nos alimenta".
07-07-2020 | 12:48 |

"Odisea de tres en triciclo", una de las geniales creaciones de La Gorda Azul a partir de la obra de Homero. Hoy, sus integrantes sostienen el trabajo virtualmente y esperan poder retomar pronto el contacto con el público infantil. Pero tienen claro que habrá que pensar cómo será el teatro de acá en más.
Foto:Gentileza: producción.
Juan Ignacio Novak
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Si este fuera un año normal, los integrantes de La Gorda Azul ya hubieran armado sus valijas y andarían por ahí haciendo funciones, haciendo reír a chicos y grandes con su lenguaje universal inspirado en los universos del clown y de los títeres. Pero la pandemia de Covid 19 los obligó, al igual que a muchísimos otros, a redefinir todo su formato de trabajo, a pensar nuevas estrategias y a pasar del bajón inicial ante la forzada suspensión de las funciones presencial a la búsqueda de alternativas para afrontar la atípica coyuntura. Es que, cómo señala Gladis Contreras desde su rol de productora del grupo, "en 29 años nunca pasamos tanto tiempo sin hacer funciones como en lo que va de 2020. Lo que más nos bajonea es no poder hacer funciones, lo que nos pone las pilas es estar frente a los chicos, eso no se compara con nada". Ulises Bechis, director creativo de las puestas de La Gorda Azul, coincide: "estoy un poco desconcertado por la situación, pero somos muy conscientes de que tenemos que volver con una sonrisa para los chicos, porque es lo que se espera de los payasos. Tenemos que reinventarnos porque no hay nada más triste que un payaso triste".

Intercambiar ideas
Respecto a las vivencias internas que tuvo el grupo ante la pandemia y las consecuentes limitaciones en las actividad, Gladis admitió que pensaron que todo iba a durar menos tiempo. "Empezamos pensando que eran quince días, después un mes. Mientras tanto, veíamos como nos acomodábamos. Cuando me empecé a dar cuenta que no eran quince días, tuve que empezar a cancelar todo lo que teníamos armado. Teníamos diagramadas giras, inclusive teníamos funciones ya concretadas en Río Negro y hubo que empezar a cancelar. Primero hubo un momento de bajón y después otro de reprogramar sin fecha, para cuando se resuelva la situación. Tuvimos un aliciente del Instituto Nacional del Teatro, a través del plan Podestá, que trajo un poquito de alivio".

Ulises explicó como trataron de seguir activos aún durante la etapa más estricta de la cuarentena. "Con los actores, primero intentamos mantener cierta regularidad en las videollamadas para contarnos ideas, tirar ideas nuevas para esas ideas y ver la posibilidad de articular algún proyecto para el grupo. Contar una idea sirve mucho para que a uno se le aclare. Eso se desbarató y hoy estamos teniendo algunos encuentros casuales", describió.

La esperanza del reencuentro
Muchos artistas (en grupo y en solitario) encontraron en las diversas plataformas virtuales una posibilidad para derivar tanto sus necesidad de expresión como, directamente, de supervivencia. Es un paliativo, ya que la coincidencia unánime es que el teatro volverá a ser el día en que se recupere el convivio con el público. Esta necesidad, en el caso de La Gorda Azul, se ve potenciada ya que la interacción con el público infantil es parte fundamental de las puestas.

"Estoy viendo muchas de las cosas que hacen otros grupos, inclusive de otros lugares, porque estamos conectados. Me parecen muy válidas, pero a nosotros se nos complica por la interacción que tenemos con los chicos. En algunos de los festivales en los que íbamos a participar mandamos videos de nuestros espectáculos.Todo lo que se está haciendo en forma virtual es válido, está bueno y algunas cosas son muy lindas. Pero no es lo mismo. Lo hacemos porque es lo que se puede, pero no es el convivio", reflexionó Gladis.

Por su parte, Ulises manifestó su desesperanza. "Estoy muy desubicado respecto a lo que puede llegar a pasar. Ya el teatro estaba siendo difícil y con esto mucho más", admitió. "Espero la palabra de algún maestro, de algún investigador que diga por donde se puede seguir. Hay que buscar un replanteo, alguien lo tiene que encontrar, porque me parece que el panorama es complicado", destacó. Aunque reconoció que es un momento en el cual todavía cuesta la objetividad por estar bajo el peso del bajón, Bechis puso hincapié en la necesidad del sector de estar listos para situaciones similares en el futuro. "Van aparecer otro tipo de enfermedades y habrá que estar preparado para eso. Hay que pensar como va a ser el teatro de acá en más en estas situaciones", sintetizó.

Gladis, no obstante, se mostró más esperanzada en la posibilidad de hallar una nueva "normalidad" cuando pase el invierno si aparece la autorización para empezar a mostrar los espectáculos en vivo en espacios abiertos o en lugares en los que se pueda circular. "Mi trabajo de producción ya está centrado en la primavera y el verano. Tengo toda la fe en eso. Pero sí, creo que habrá que armar un replanteo, porque esto es algo que jamás imaginamos. Tendremos que estar abiertos a los cambios", describió.

Rumbo a los 30 años

El año que viene será especial para La Gorda Azul: cumplirá treinta años de trabajo ininterrumpido con sus características propuestas que combinan títeres, muñecos, actores y artilugios que rebosan imaginación. "Estamos trabajando en eso, para que el año que viene sea de festejos", coinciden Gladis Contreras y Ulises Bechis. La expectativa es poder estar trabajando ya en forma presencial con el público e incluso tener en pie una nueva obra.

Intereses y ofertas

En estos días existe un interés muy marcado por parte del público respecto a los bienes culturales que se ofrecen a través de las distintas plataformas virtuales, que va en directa relación con el mayor tiempo en casa. Un ejemplo concreto: el Centro Cultural Provincial ofrece todos los años un taller de narración oral a cargo de Marcela Sabio, con un promedio de veinte alumnos. Este año, en su modalidad virtual, sumó cuarenta.

La incógnita es si eso se mantendrá cuando se abra por completo la posibilidad de retornar a las presentaciones con público en las salas. "Es difícil prever que va a pasar. También esperábamos que cuando abrieran los bares y permitieran las reuniones la gente saliera corriendo y eso no sucedió. Esperemos que se mantenga el interés y la gente vaya a los teatros. También dependerá de nosotros y de la oferta que tengamos", remarcó Gladis Contreras.



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