Carnavales en Victoria

Farolitos de colores encendidos en la historia

La historia de los carnavales palpita sus últimos párrafos en MIRADOR ENTRE RÍOS, relatada inicialmente por Mónica Mereles en su tesis de grado “Cronología Histórica de los Carnavales de Victoria: 1868 - 2010”.
07-07-2020 | 22:21 |

Niños disfrazados para el carnaval.
Ignacio Etchart
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La segunda década de 1980 encontró una Victoria dinámica, ya instituida en las preparaciones del carnaval, respecto a los nuevos fenómenos presentados durante los 60 y 70.

La influencia turística; la consolidación de la ciudad como la Capital Provincial del Carnaval, convirtiéndose en sede de la elección de la reina entrerriana en todas las presentaciones; la importancia de las asociaciones no sólo musicales, sino también deportivas, sociales y educativas, se transformaron rápidamente cada una en vértebras que sostienen y conforman la espina dorsal del corso victoriense.

Detrás quedó la dictadura y el intento de privatización de la fiesta. Por delante, un futuro prometedor.

El diario local Crisol tituló con optimismo un 7 de marzo de 1984 “Continuo éxito de los corsos ‘84”. Además, ese mismo año la comisión Municipal de Cultura organizó una feria cultural en adhesión a las carnestolendas, donde se convocaron a artesanos, artistas plásticos, escritores, bailarines y músicos para diversificar la propuesta festiva.

La ampliación del abanico de ofertas de entretenimiento se basó en un público ya heterogéneo, constituido tanto por vecinos como turistas, viajantes y curiosos, invocados por el fervor popular de los carnavales victorienses.

Por su parte, la editorial local Cruz del Sur publicó en 1986 una serie de artículos varios sobre los corsos, todos presentados bajo el título mayor “Victoria y su carnaval”. En él se describe detalladamente cómo “se superaron todos los escollos que cada año se presenta, además de la importancia y trascendencia que ha ganado el Carnaval”.

Continúa el relato destacando la labor de toda una comunidad enfocada en la “organización de nuestra fiesta mayor, para la cual los integrantes de la comisión, designada por el municipio, disponen de muy poco tiempo.

Las subcomisiones han trabajado –y lo siguen haciendo– a pleno: se movilizó el comercio y se sacudió la modorra de las comisiones de cultura y turismo que en esta oportunidad organizaron actividades paralelas consistentes en espectáculos corporales y deportivos que constituyen nuevos atractivos para los visitantes”.

El suplemento también menciona la importancia recientemente adquirida por el turista espectador en el éxito del corso, señalando que “siempre y cuando el Carnaval siga siendo motivo de atracción en otras ciudades y provincias, se logrará el apoyo del comercio local, uno de los puntales principales para la obtención de los recursos que demanda su organización”.

La afluencia de turistas se vio considerablemente favorecida por el restablecimiento de las lanchas de pasajeros, luego de la atípica bajante del riacho Victoria durante aquella temporada.

Finalmente el relato subraya que “fueron muchos los factores que coadyuvaron pues para que la fiesta alcanzara el brillo y el nivel logrado. A la belleza de las carrozas, carruajes, adornos, grupos humanos, mascarones, murgas, scolas, comparsas y a las tradicionales máscaras sueltas, se le sumaron a este año un grupo de 11 señoritas que aspiran obtener la distinción de Reina Departamental”.

Protagonistas

La revitalizante década del 80’ está llegando a su fin. Las reinas provinciales de los años en 1983 y 1984 fueron ambas representantes de Concepción del Uruguay. Primero, la corona fue otorgada a Mónica Bedogni y luego a su sucesora, Sandra M. Suárez.

Sobre la Reina de 1985 no hay registro, aunque sí se destaca en la investigación el protagonismo adquirido durante aquella temporada por las nuevas comparsas recientemente conformadas, que acaparaban toda la atención de los espectadores. Ellas fueron Macumbá, Guanavara, Comparsa Superal y Comparsa 25.

El año siguiente fue la primera celebración del carnaval sin la presencia de Osvaldo Rey, poeta, bohemio, personaje creativo e ingenioso que supo tener el carnaval victoriense; histórico diseñador y presentador de carrozas extravagantes y lujosas.

Y de la misma forma que Concepción del Uruguay obtuvo dos veces consecutivas el premio mayor, ahora fue el turno de las candidatas locales. María Valeria Delcasse en 1987 y Sandra Cesarego en 1988, quien representaba al Club Atlético Libertad. La racha fue interrumpida al año siguiente por Iris Dumont, de Gualeguay.

Sobre la continuidad del relato de las reinas provinciales, hay un bache entre 1989 y 1992, cuando es coronada Alicia Corvosier, también representante victoriense.

Hacia mediados de la década, el protagonismo se consolidó en las comparsas, convirtiéndose en la principal atracción de las noches de carnaval: Chaná Sambá, Vo Bate Pa Tu, Ejército Carioca, Satanú do Samba y Amores, grupo compuesto por 30 integrantes y dirigido por Ricardo Brambilla fueron los principales.

En 1998, se decide bautizar a los carnavales del 98’ como “Aquí Victoria” frase ahora inaugural de toda noche festiva, y organizado por la recientemente fundada Asociación de Entidades de Organizadoras del Corso (Adecor).

Las reinas provinciales de aquellos años fueron Alejandra Loprett, representante de Concepción del Uruguay, en 1993. Al año siguiente, Magalí Azcurain fue la heredara al trono, coterránea de Loprett. En el 95’ el premio fue otorgado a Karina Lorena Otto, de Urdinarrain, y luego a María Fernanda Delgado, oriunda de Gualeguay.

En el 97’ la Reina fue Lorena Pittaluga, de Victoria; su heredera fue Alcira Schaffer, de Lucas González. El siglo cerró con la coronación nuevamente de otra victoriense, María Andrea Rubattino.

De pérdidas…

El nuevo milenio encontró a los carnavales en el momento más crítico para su tradición. El 2000 fue el último año que el corso se realizó en la Plaza San Martín, ya que por orden del Municipio, a partir del siguiente debían desarrollarse en la zona de costanera.

Entre las miles de voces que se alzaron argumentado el insulto de quitarle el protagonismo a la plaza, donde históricamente fueron desarrollados, ninguna pudo contrarrestar el inevitable suceso en un futuro cercano: la inauguración de la conexión vial Rosario Victoria, construcción comenzada en 1999 y finalizada en el 2003.

Sumado a esto, en el 2001 la Secretaría de la Nación declaró de Interés Nacional, luego de 137 años de trayectoria, al “Carnaval de Victoria como el más divertido del país”, mediante el Decreto Nº 1.168. Esto generó un interés mucho mayor al que estaba acostumbrado el humilde pueblo victoriense.

En el año 2002, la empresa ViCor S.A. (Victoria Corsos) se hace cargo de la organización de los Carnavales, profetizando el slogan “Victoria SOS Carnaval”. Sobre el espectáculo de aquel año, quedó registrada la entrevista al presidente de ViCor S.A., Daniel Zabala, y publicada por Paralelo 32, el 16 de marzo. En dicha nota, titulada “Importante déficit por haber caído un 45% la venta de entradas”, Zabala menciona que “la fiesta en sí, se puede calificar de exitosa, a pesar de que tuvo un saldo negativo imprevisto, por lo cual se resolvió vender el 11% de las acciones para pagar las deudas”.

… y ganancias

El año 2003 presentó una novedad esperada. Las acertadas predicciones sobre un posible aluvión de turistas que se sumarían a la fiesta mayor de la ciudad, producto del puente Rosario Victoria, no sólo fueron acertadas, sino incluso acotadas. La enorme contingencia turística de la temporada del 2003 no tuvo precedentes.

Ese mismo año fue creada la Casona del Carnaval por iniciativa de Ricardo Brambilla, Sonia Algarañá y Oscar Córdoba, en la esquina de Rawson y Perón. Allí se instaló una muestra representativa de la historia de los corsos. Por último, el cierre de la temporada fue la quema del muñeco gigante del Rey Momo en el predio de la Vieja Estación de Trenes.

Además, en el 2005 abrió sus puertas el Casino Victoria, aumentado aún más el número de visitantes a la ciudad. Pero esta obra sólo complementó la oferta festiva del carnaval, nunca la reemplazó.

Final

Tras siete entregas en MIRADOR ENTRE RÍOS, que hasta podrían considerarse como coleccionables, este relato llega a su fin. Mucho quedó en el tintero sobre la historia del corso de Victoria, pero más importante son aquellas anécdotas que aún no han sucedido, que sólo existen en el futuro. Anécdotas que leídas en papel son sólo eso, pero para quienes las experimentan, son vida.

PARTE 1

PARTE 2 

PARTE 3

PARTE 4 

PARTE 5

PARTE 6
Temas: ENTRE RIOS 
Mirador Provincial en

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