Inseguridad

Un asesinato encendió los reclamos y desnudó promesas sin cumplir

Otra vez Concordia se volvió noticia por un hecho de violencia. Un remisero fue asesinado durante su horario de trabajo y otros fueron heridos en la misma semana. Piden respuestas al gobierno, que había prometido mejorar la situación tras otras muertes.
11-07-2021 | 17:45 |

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Los familiares de Gustavo Cordero encabezaron la marcha llevada adelante el lunes. Entre el dolor y la incertidumbre, quisieron hablar con el fiscal Martín Núñez, que investiga la causa.


Belén Fedullo
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Gustavo Cordero tenía 47 años. Era padre de familia y trabajaba como remisero. El viernes 2 de julio salió a trabajar en su remís, a cumplir con el turno nocturno, sin saber que sería la última vez que iba a trabajar.

Aproximadamente a la 1 de la madrugada alguien pidió un auto en la empresa en la que él trabajaba. Salió hacia esa casa, pero no llegó. Aún no hay claridad sobre el contexto, pero Cordero fue abordado en calles Sargento Cabral y Rívoli, apuñalado en el cuello y golpeado. Como pudo, llegó al hospital Carrillo, que queda a pocas cuadras de ese lugar. Allí lo atendieron y derivaron al hospital Masvernat porque tenía heridas de consideración. Lamentablemente, a pesar del esfuerzo de los médicos, falleció.

Junto con el dolor, llegó la bronca. Remiseros, taxistas y trabajadores de mensajería en motos y bicicletas salieron a protestar el sábado y el lunes. En la primera ocasión, hicieron un bocinazo hasta la Jefatura de Policía, en donde pidieron justicia y dialogaron con el Jefe.

La bronca entre los conductores de remises no se da porque sí. Según su testimonio, sufren asaltos casi todos los días y cada vez son más violentos. De hecho, dos días antes de la muerte de Cordero, en la zona sur, otro remiserio había sufrido un intento de robo. En esa ocasión, los asaltantes primero lo golpearon y luego quisieron cortarle el cuello, pero no lo lograron porque forcejeó con ellos, y le cortaron la oreja. También terminó en el hospital, pero hoy puede contarlo.

Daniel Martínez, titular de la Cámara de Remises de Concordia, se transformó en la voz cantante de los reclamos. “Hace al menos 20 años que asaltan siempre a los remiseros, son un blanco fácil y lo sabemos, pero en los últimos dos meses hemos visto una violencia que no tiene precedentes”, contó y detalló: “Venimos pidiendo cuidado, pedimos que la policía nos escolte o que hagan algún tipo de dispositivo para hacernos un seguimiento, pero no tuvimos respuesta”.

Sobre el hecho y las averiguaciones, comentó: “Tenemos pocas precisiones. Él no llegó al destino que la empresa le había asignado así que están revisando las cámaras para saber lo que pasó. El jefe de Policía nos dijo que si tenía alguna novedad nos iba a llamar y nos iba a ir contando, pero están en reconstrucción de su recorrido”.

“La inseguridad está muy marcada. Antes eran amenazas, algún golpe, si lograban el robo se llevaban las cosas y listo. Ahora no se conforman, acuchillan, balean, quieren herir o matar, esto nos tiene muy intranquilos y necesitamos más respuestas”, dijo.

Esas respuestas que pide habían llegado en algún momento, pero luego todo se desvaneció. “Después de otros asaltos hemos hecho muchísimas reuniones. Hablamos con los distintos jefes de Policía que fueron pasando y siempre pasa lo mismo. Trabajan bien durante dos o tres meses y luego dejan de hacer ese trabajo”, aseguró y contó: “Teníamos un modo de trabajo, cuando el chofer veía peligro había un modo de comunicarse y la policía llegaba, o hacía seguimiento. Eso desapareció y quedamos desprotegidos. No sabemos por qué, llamábamos y no nos atendían o decían que no les da la capacidad por toda la inseguridad que hay en la ciudad”.

Una familia devastada y los trabajos pendientes

Los familiares de Gustavo Cordero encabezaron la marcha llevada adelante el lunes. Entre el dolor y la incertidumbre, quisieron hablar con el fiscal Martín Núñez, que investiga la causa.

Luego de ese encuentro Belén Cordero, hermana del chofer asesinado, contó algunos detalles. “Es positivo que nos haya recibido la Justicia y representantes del gobierno local, pero estamos devastados. Nadie nos va a devolver la vida de mi hermano, pero nos quedamos tranquilos que se está haciendo lo que hay que hacer en la investigación. Cuando le toca a uno de cerca, hay que afrontarlo, juntarse la ciudad, ser solidarios en pedir justicia, no solo por mi hermano, sino por todos los hechos que pasaron y que lamentablemente van a seguir pasando”.

La mujer no vive en Concordia hace algunos años, y le sorprende lo que encuentra cada vez que vuelve. “Esto se está viendo todos los días. A mi hermano todo el tiempo le robaban, plata, celular, las cosas que llevaba con él en el remís. Y así vive toda la sociedad. Esto no distingue clase social, a cualquiera le puede pasar, por esto se le pide la solidaridad de todos”.
Por último, hizo un pedido a todos los concordienses. “Para salir de esto tenemos que dejar el miedo de lado, así que si alguien vio algo que vaya a tribunales, que declare, la gente tiene que involucrarse”.

Con el reclamo llega el recuerdo de las promesas que no se cumplieron. Tras el asesinato de María Blanc de Galeano, de 80 años, que fuera atacada en su casa, la ministra de Gobierno y Justicia Rosario Romero había visitado Concordia y había prometido que tomarían medidas y que instalarían más cámaras de seguridad. Eso sucedió en abril, desde mayo hubo otros asaltos violentos, uno de ellos a un colectivero que terminó con una herida de bala. Nada cambió.

Los reclamos llegan y la Policía no da respuestas porque dice no tener herramientas suficientes, las promesas siguen sin cumplirse y, en un año que estará lleno de anuncios de cara a las elecciones, los trabajadores siguen estando desprotegidos ante una escalada cada vez mayor de violencia en Concordia.
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