Cine y literatura

“La industria cultural concentrada en Buenos Aires nos lleva a pensar lo que se hace en las diferentes regiones como mero folclorismo”

Entrevista a Paulo Ballan, autor de Cien años de Cine y Literatura santafesina.
31-07-2021 | 13:09 |

Paulo Ballan.
Foto:Gentileza.
Damián Pettinari


Benjamín decía que si se quisiera dividir todas las descripciones de ciudades existentes en dos grupos, según el lugar de nacimiento de sus autores, se descubriría que las realizadas por los nativos son menos frecuentes: “La motivación superficial, lo exótico, lo pintoresco solo tienen efecto sobre los foráneos. Acceder como nativo a la imagen de una ciudad exige otros motivos más profundos. Motivos de aquel que viaja hacia el pasado, en lugar de hacia lo lejos”. Cien años de cine y literatura santafesina, escrito por Paulo Ballan es uno de esos viajes: “Contar la historia desde los intelectuales, desde los verdaderos productores artísticos, tomando como eje aquellos que han nacido o han vivido en la provincia de Santa Fe me permite desarrollar otra mirada, una mirada histórica, regional, nacional y también latinoamericana, a partir de referentes muy cercanos a nuestra realidad geográfica. Es una forma de acercar la historia. No verlo como algo que sucedió a lo lejos, sino por personas que han transitado las mismas calles que transitamos nosotros”.

Cien años de Cine y Literatura santafesina (2018, UNR Editora) es un trabajo de investigación que rearma el corpus cultural que une a 30 autores que nacieron o se radicaron en Santa Fe con las 66 realizaciones cinematográficas que se basaron en sus obras. A partir de esa premisa, Ballan escribe reseñas en las que realiza una valoración de las obras, analizándolas dentro de su contexto histórico-cultural de producción. También se trazan perfiles de los autores y de los directores que realizaron las películas. Se incluyen citas, de críticos, historiadores y de los propios realizadores, que le dan densidad a las reseñas.

Paulo Ballan, nacido en Rosario, es licenciado en comunicación social y profesor en la UNR. En 2015 ganó la Beca Nacional en la Especialidad Letras del Fondo Nacional de las Artes por su proyecto de investigación histórica-cultural sobre Cine y literatura santafesina, y en 2017 logró el premio para la publicación en la categoría Editorial Regional de Espacio Santafesino-Industrias Culturales.

El proceso de escritura del libro le llevó alrededor de dos años. Fueron dos años de lecturas, visionado de materiales y de realizar breves reseñas, una forma de sistematizar todas esas búsquedas: “La investigación llevó otro tanto, porque hubo ciertos materiales muy difíciles de encontrar, y hubo ciertos autores que los cito y formaban parte de lecturas que yo había realizado diez años atrás o quince años atrás. Este libro me permitió sintetizar toda una serie de información y materiales teóricos que de manera inconsciente venía leyendo en mi formación como estudiante y siempre formaron parte de mis preocupaciones desde el punto de vista de la teoría”.

La tríada de Mateo Booz
¿Existe una cultura santafesina? ¿Es posible encontrar homogeneidad en lo heterogéneo, en el variado y complejo entramado cultural de una región? Para responder estas preguntas Ballan cita a Mateo Booz, el seudónimo de Miguel Ángel Correa, escritor rosarino nacido en 1881: “Me parece que sigue siendo válida esa tríada que nos presenta Mateo Booz para abordar la multiplicidad de culturas que anuda en la provincia de Santa Fe. Dice que podemos pensar la ciudad, podemos pensar el campo, podemos pensar el río, esa mirada, de estas tres dimensiones, nos permiten entender las diferentes relaciones que existen entre el hombre y el ambiente, el hombre y el lugar dónde vive, y cómo en esa relación entre el hombre, la naturaleza y la ciudad va construyendo los bienes simbólicos. En Santa Fe tenemos ésta diversidad cultural que sin duda la hace sumamente rica y es una de las cuestiones esenciales para entender y discutir que es la cultura. La cultura no es algo estanco, la cultura es algo dinámico, la cultura siempre está cambiando, transformándose y fundamentalmente estableciéndose una relación de ida y vuelta, de interacción muy fuerte con el entorno, con el contexto”.

De la investigación se desprende la importancia que tuvo la prolífica Beatriz Guido, el 20% de las obras literarias analizadas, llevadas a la pantalla grande, fue de su autoría, la mayoría bajo la dirección de Leopoldo Torre Nilsson. De este último se rescata una cita que da una de la más categóricas y ambiciosas definiciones de lo que significa el cine en la cultura contemporánea: “El cine no es una golosina para empalagar imbéciles, ni un sedante para calmar dolores de cabeza. El cine debe ser un dedo acusador, un descubridor de una llaga, un vociferador de la verdad. Y ustedes, los espectadores, no deben ir a él para olvidar sus preocupaciones, sino para encontrar reflejadas, por encima de las pequeñas preocupaciones diarias, las grandes preocupaciones del mundo. De esas preocupaciones sublimadas está escrita la mejor historia del hombre”.

También se destaca la obra del enorme Juan José Saer, sus libros originaron ocho largometrajes. “Juan José Saer ha sido llevado al cine por múltiples realizadores, hay obras muy complejas de él, como Cicatrices, como Nadie Nada Nunca, las cuáles son películas difíciles, complejas, con algunos aciertos, también tienen algunas, no sé si decir falencias, pero sí que están llevadas adelante de una manera que no atraen al gran público. La última película basada en la obra de Juan José Saer es Toublanc, que me parece una muy buena película, que está muy alejada de una adaptación literal con respecto a una obra, sino que toma varias obras de Saer. Está muy bien presentado lo que es el tiempo de Juan José Saer, muy bien representado lo que son los personajes, el clima que crea Saer, eso me parece un gran acierto” afirma Ballan, definiendo la literatura del oriundo de Serodino como “una obra de una coherencia total y absoluta”. “De las otras películas me sigo quedando con Palo y Hueso”, añade Paulo, para concluir: “Él participó activamente en la realización de la película que dirigió Sarquís, que es una película despojada de todo tipo de artificio. Es una película filmada en exteriores, la mayoría de los actores no eran profesionales, filmada en blanco y negro, y están muy bien presentados los personajes, la historia, la trama”.

Discutir la industria cultural en la Argentina

Consultado acerca de las motivaciones que lo llevaron a realizar la investigación, el autor hace foco en las grandes asimetrías que genera la concentración de la producción cultural en Buenos Aires, reivindicando de algún modo una identidad que dialogue con la cultura mundial sin la intermediación de la metrópoli: “Éste libro me permitió discutir la industria cultural en la Argentina, fuertemente concentrada en Buenos Aires, que nos lleva a pensar lo que se hace en las diferentes regiones como mero folclorismo. Esto tiene que ver con esta desproporcionada realidad en la que está inmersa la industria cultural”.

Más allá del análisis de las obras, el libro se destaca por el valioso rescate de las historias que rodean las producciones y la vida de los autores. “Descubrí a David Peña un dramaturgo rosarino, para mí totalmente desconocido, que desarrolla toda una renovación dentro del arte escénico. Él escribe una obra de teatro sobre Dorrego y esa obra de teatro fue la inspiración para que el italiano Mario Gallo filme la primer película de ficción en Argentina en 1909, El fusilamiento de Dorrego. Es muy interesante porque lo que hace David Peña es una especie de revisionismo antes del revisionismo, antes de que existiera la escuela histórica del revisionismo él comienza a incursionar sobre la vida de los caudillos federales” cuenta Ballan, quien en el libro reconstruye el trasfondo que se oculta detrás de la obra de César Duayen: “este escritor en realidad no es un escritor, sino una escritora, Emma de la Barra, que tenía que usar un pseudónimo masculino para lograr publicar sus libros. La vida de Emma de la Barra es apasionante y la versión cinematográfica de su novela Stella también es una muy buena realización audiovisual”.

Paulo habla con profunda admiración de Fernando Birri, quien en los años ’50 funda el Instituto de Cinematografía de la Universidad Nacional del Litoral. El objetivo era crear una cinematografía realista, un arte popular y culto a la vez: “Realmente la creación de la escuela de cine en la ciudad de Santa Fe es un momento bisagra dentro de la historia del cine documental argentino y fue una de las primeras escuelas de cine documental a nivel mundial, es un hito fundamental. Es muy interesante acercarse a Fernando Birri como director de cine y también como escritor, como poeta. Tenía una forma de comunicarse muy sensible a lo popular, tiene algunos poemas que están cargados de ideología, de pensamiento y de acción. Él dice que hay que revolucionar el lenguaje, que hay que revolucionar la mirada, hay que revolucionar el gesto, en uno de sus poemas más conocidos. Él dice que la comunicación que no se revoluciona se estanca y muere”.

Piglia afirmaba que el cine había sustituido a la novela como el lugar de la narración social, Cien años de Cine y Literatura santafesina indaga profundamente en esa prolífica y compleja relación que contribuyó fuertemente a la construcción de nuestra identidad cultural. Esas pantallas fueron un encuadre para nuestra realidad, lugares donde aprendimos a mirarnos como sociedad.



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