Impacto económico

La mayoría de las guarderías náuticas están “paradas” por la bajante del Paraná

Los referentes del sector náutico están atravesando una situación delicada. La sequía del río empieza a desesperarlos, porque el impacto en la actividad empieza a sentirse con fuerza y la incertidumbre se apodera del sector. No obstante, mantienen una mirada optimista de cara al verano.
04-08-2021 | 16:59 |

Foto:Archivo/Marcelo Manera.
Ignacio Pellizzón


Lo que parecía ser un hecho histórico y pasajero está perdurando más de la cuenta. El río Paraná registra su mayor bajante en 77 años y desde diversas entidades, tanto nacionales como ONG, están solicitando mermar el consumo de agua. El reclamo está centrado principalmente en siete provincias entre las que está incluida la de Santa Fe.

La sequía del río no solo genera preocupación en las autoridades por una cuestión de suministro de agua potable, sino también por el impacto económico que está generando. Por ejemplo, las guarderías de Rosario y alrededores señalan que se encuentran “paradas” por esta situación, según confirmó a Mirador Provincial uno de los referentes de la Cámara Náutica local, Jorge Pinilla.

Resulta que por la bajante del Paraná son muchas las guarderías que no pueden bajar embarcaciones, con lo cual cada vez más personas optan por dejar de pagar la cuota. Esto repercute de forma directa en el sector que viene soportando, inclusive, los embates del coronavirus.

Según contó Pinilla, el invierno suele ser una “época baja” para el sector, pero entre la bajante y el covid-19 “las guarderías están pasando un momento complicado”. Si bien durante los meses de frío se acostumbra a acumular morosidad en el pago de los alquileres, ahora “se está viendo un aumento excepcional”.

Como un intento de “ayudar” a las provincias, el Gobierno nacional impulsará la asistencia a poblaciones ribereñas afectadas. Así lo planteó como una de las prioridades dentro del Consejo Federal de Gestión del Riesgo y Protección Civil que abordó la crisis ambiental que afecta a Santa Fe y otras provincias.

Por su parte, el jefe de gabinete de ministros, Santiago Cafiero, consideró que la situación que genera la bajante es “muy grave”. En esa línea destacó la declaración de la emergencia hídrica y la implementación de un fondo de más de 1.000 millones de pesos.

En simultáneo, ante esta situación, el Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (SINAGIR) pidió a las personas “ahorrar agua en el consumo diario” y “almacenar agua de lluvia y utilizarla para regar”, como también no realizar quemas de pastizales para evitar la propagación de amplios incendios como los sufridos el año pasado durante esta época.

Pese a todas estas medidas, Pinilla cuenta que solo “algunas” guarderías están con la posibilidad de seguir operando y de bajar lanchas y “algún que otro barco”. Pero el drama es generalizado y “la mayoría están paradas porque no pueden descender las embarcaciones”.

“El sector está muy preocupado por lo que se está atravesando”, aseguró el referente de la Cámara Náutica de Rosario. Es que el temor de que la bajante pueda empeorar –como señalan algunos especialistas— y el acecho de una nueva variante de covid (Delta) pueda propagarse generando una tercera ola, es algo que mantiene en vilo a toda la actividad.

Sin embargo, Jorge Pinilla destacó que los empresarios ligados al río mantienen una postura “positiva” para lo que pueda llegar a ser la temporada de verano. Esperan poder recuperarse en los meses estivales y encontrar así una nueva “normalidad” que les permita seguir a flote con la actividad.

Advertencia
Mediante un comunicado, el SINAGIR dijo que en este contexto es necesario “un compromiso de todas y todos para atender, y actuar preventiva y responsablemente contra esta situación”.

El río también bajó a la altura de las ciudades entrerrianas de Diamante y La Paz, y se mantiene lejos de sus niveles normales frente a Victoria.

La bajante actual mantiene al río lejos de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio en julio (3,10 metros) en Paraná; ya superó las marcas de 1971 (0,50 metros), las de 2020 y 1970 (0 metros), y hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la actual.

Ese año el río marcó -1,40 metros frente a Paraná, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).

Por su parte, desde el Instituto Nacional del Agua (INA) indicaron que la tendencia descendente “continuará predominando en los próximos tres meses” al menos y pronosticaron que julio será “especialmente crítico”. También dijeron que espera impactos en “las tomas de agua para consumo urbano, para refrigeración de centrales de generación eléctrica y de procesos industriales”.



Temas: EL MIRADOR 
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