Rock

Mr. Willy Echarte: uno de los guitarristas más influyentes

Son los responsables de nuestra pasión por la música. Artesanos de las más increíbles composiciones de rock. Hablamos de los guitarristas que han marcado la escena local de Rosario. Una charla con Willy Echarte, mítico integrante de la destacada banda Vudú.
18-08-2021 | 7:32 |

"Argentina es un país que mira demasiado a Buenos Aires. Me gustaría que recurramos más a lo que se genera por estos lares, que es tan bueno como lo de allá", asegura Willy Echarte.
Foto:Gentileza.
Gisela Mesa [email protected]


Con una destacada trayectoria musical, Willy Echarte ha demostrado ser un tremendo guitarrista que rescata de manera sabia la fusión del rock y de la importancia de la buena música. Echarte es el vivo ejemplo de que el hard rock no ha muerto, sin dudas, el tipo está hecho de átomos de rock. En conversación con Mirador, el músico nos habló de los proyectos que se vienen y de sus comienzos con su compañera de vida: la guitarra.

Comienzos
-¿Cuándo empieza la música en tu vida?

-Siempre me atrajo la música. Pero mi familia no era de músicos. No había una guitarra dando vueltas, o un piano. Mis viejos no tocaban. Se escuchaba Serrat, Mercedes Sosa, algunos tangos. Mis hermanas escuchaban Queen y Abba. Y había un LP de los Beatles: Abbey Road. Me hice fan de ellos y esa fue mi puerta de entrada, al menos como escucha y melómano. Empecé a comprarme discos y recorrer las disquerías de Rosario. Luego, un amigo de la secundaria me dejó una guitarra criolla en mi casa. Él insistía con que yo tenía que tocar. Probé y me sentí atraído. Finalmente llegó a la guitarra eléctrica, luego de escuchar Led Zeppelin y Deep Purple. Sentí que tenía que hacer eso, me atrajo instantáneamente.

-En tu caso ¿hay algo que hiciese saltar la chispa que te llevó a elegir la guitarra? ¿Tenés alguna guitarra preferida?

-Siempre me gustaron las armonías vocales. Tal vez sea de escuchar a los Beatles. Eso me llamaba la atención y me daba y da placer, aun hoy. Pero me cautivó la guitarra eléctrica como canal para expresar sentimientos. La sentí como un cable que va derecho al corazón. El momento clave fue escuchar el solo de Escalera al Cielo, de Jimmy Page. Se me erizaron los pelos de la espalda. Visualicé que la guitarra lead puede ser tan expresiva como la voz humana o más aún, en el momento justo. Sentí la necesidad de poder hacer eso. Estuve viendo desesperado la forma de conseguir una viola eléctrica. Y, sinceramente, pensaba que era más fácil, -risas-.

Sí, tengo una guitarra preferida. Es una Fender Stratocaster RI62 que usé siempre con Vudú y grabé todos los discos con esa, salvo algunos pocos temas. La usé en todos los shows menos en uno, ahora que lo pienso. La tengo desde el 98 y la amo.

-¿Cuándo comenzaste a tocar la guitarra? Háblanos de tus primeros años de vida musical.
-Empecé más tarde de lo que empieza todo el mundo, en general. Arranqué a los 20 años. Supongo que porque no estaban dadas las condiciones antes. Ahí estuve en mi pieza encerrado unos 4 años sacando cosas de los discos o de las revistas hasta tocar por primera vez en vivo. Tuve un paso fugaz con profesores pero por distintos motivos terminé siendo autodidacta. Que es una forma de decir, porque me enseñaron los grandes guitarristas de la historia del rock, que yo los tenía encerrados en los vinilos y CD. También aprendí mucho de revistas de guitarra como El Musiquero y la Guitar World, que compraba en el kiosco de Corrientes y Córdoba, en Rosario (yo soy de Roldán. Me vine a vivir a Rosario en el 2004). Tengo muchas de esas. Aprendí muchísimo de ahí. Había transcripciones de solos y lecciones. Y también aprendí con ellas a leer inglés de corrido.

-¿Cuál fue tu primera guitarra y con cuál estás tocando ahora?
-Mi primer guitarra fue una que me regaló un amigo de Funes que trabajaba en una sala de videojuegos de Roldán. Era una Fratti muy mal hecha pero bueno, sirvió para empezar. Mi papá me ayudó a arreglarle los micrófonos. Él reparaba radios y televisores, de manera que entendía cómo era el funcionamiento. Apenas anduvo, grabé las cosas que sabía en ese momento. El riff de Satisfaction y cosas así. Saqué una primera conclusión de eso: uno es bastante peor de lo que se cree que es -risas-. Fue muy duro.

Ahora tengo algunas, Stratos, Les Pauls y un par de luthiers. Todas las guitarras son distintas y está bueno tener opciones de audios para grabar o cambiar la rutina. Pero a la hora de los bifes, pesa muchísimo más una buena canción.

-A la hora de componer ¿utilizas la guitarra exclusivamente o empleas otros instrumentos?
-Con la guitarra 100% por el momento. La armonía en la guitarra está un poco más escondida que en el piano pero bueno, me las pude arreglar hasta ahora. Traté varias veces de aprender a tocar teclas, pero no me atraen tan fuertemente como la viola y finalmente los dejos de lado.

-Luego de tu paso por Vudú, ¿cómo siguió tu carrera?
-Estoy en un proyecto nuevo que se llama Arjé. Hacemos rock, pop, soul, etc. Todo lo que nos guste y salga bien. En la voz está Pau Soka, una cantante súper high level. Estamos largando temas y creo que antes de fin de año vamos a publicar el álbum completo. Es un proyecto que nació en la cuarentena. Fue una buena zanahoria para seguir y pasarla un poco mejor. Trabajamos mucho, individualmente y en conjunto, cuando las restricciones lo permitieron. Pueden ver nuestro primer corte en las redes sociales. Hay que buscar "Arjé". También hace muchos años que estoy tocando en Caburoblus, y eso sigue y me gustó siempre tocar blues. Con respecto a Vudú, se fueron dos integrantes pero eso no quiere decir que no sigamos haciendo algo con Nahuel, el bajista, en el futuro.

-¿Cómo se da la génesis de Arjé?
-Hubo dos integrantes que decidieron irse de la banda principal en la que estaba que era Vudú. De manera que, o me quedaba lamentando eso o me movía y hacía algo. Así que les pregunté a mis amigos Pau Soka y Pachi Castaño, el bajista, si les interesaba que hagamos una banda de temas propios. Me dijeron que sí y nos pusimos a laburar de inmediato. Al nombre se lo puso la Negra. Tuve que ir a buscar qué significa.

-La pandemia ha marcado un antes y un después mundialmente y ha tocado fuerte en el ámbito cultural. ¿Cómo repercutió en vos y en tu carrera?
-Bueno, la ausencia de shows fue difícil de llevar, tanto desde lo económico como desde el incentivo anímico que significa para todo músico. Queremos salir y mostrar lo que sabemos hacer y conectar ese cable al corazón, del que hablaba antes. Que además conduce en ambos sentidos. Y me gusta estar del otro lado también. Me encanta ver shows en vivo. Es mi plan del fin de semana, siempre. O lo era, mejor dicho. Por otro lado, toda gran pérdida tiene una pequeña ganancia colateral. En mi caso, me puse a practicar y estudiar mucho más que de costumbre. Y a concretar ideas de canciones que tenía guardadas por todos lados.

La escena local y nacional del rock
-¿Cuál es tu opinión acerca de que los músicos de Rosario les cuesta mucho que los medios le den un espacio si no son conocidos?

-Es un tema, ese. Argentina es un país que mira demasiado a Buenos Aires. Me gustaría que recurramos más a lo que se genera por estos lares, que es tan bueno como lo de allá. Por ejemplo, los programas locales de radio y televisión no eligen temas locales como cortinas o leimotiv musicales de sus programas. Hablo de una media y/o los más masivos. Y hay cosas muy buenas de acá que podrían usarse. Y de afuera que se usan que mmh. Me parece una pena. Después sí, te invitan a tocar y participar en los programas, cosa que agradecemos. Pero acceder a lo otro, no está considerado. Me parece una pena. Se necesita un cambio de mentalidad. Los cordobeses son más efectivos con eso, por ejemplo.

-¿Cuál es tu opinión acerca del rock nacional de hoy? ¿Qué te gusta y te disgusta del rock argentino actual?
-Pienso que hay, en general, por supuesto, una simplificación muy grande de las armonías en la música que se escucha. No sé por qué se fue dando así. O tengo una sospecha. Pero es a nivel mundial. Si hoy se publicara Rapsodia Bohemia, sería un fracaso. La gente no quiere escuchar ese tipo de complejidad. Yo, sinceramente, lo extraño. No digo a ese grado, pero algo que estimule el bocho y el corazón y haya sorpresa. Me cuesta encontrar algo que me pare la oreja, pero bueno, si uno busca, hay. Pero no en lo masivo.

-Si te doy a elegir entre un buen sonido y una buena melodía ¿Con qué te quedarías?
-Una buena melodía, por supuesto. Y detrás de toda buena melodía hay una gran armonía. Creo que esa es la sal de la música. La melodía de Yesterday no es posible sin los acordes que hay detrás. Y los buenos temas que amamos suenan peor de lo que uno cree. Sargeant Pepper tiene un audio de batería que hoy sería inaceptable. A nadie le importa. La magia no está ahí. Me gusta un buen audio en un disco, pero no es lo principal, ni a palos.

-¿Cómo acabarías estas frases? Para ser un gran músico…
-Hay que saber transmitir lo que viene de adentro. Sino, no funciona. Y prefiero los que generan sus propias composiciones. Con lo cual, hay que entender el arte de hacer canciones que es posiblemente lo más difícil de todo. Igual valoro un buen intérprete o una buena banda de covers. Está todo bien y he estado en un par. De hecho, cuando volvamos, espero que podamos hacer algunos shows nuevos con FinFloy, una banda tributo a… bueno, es bastante obvio. Lo hago por disfrute, para poder tocar los solos increíbles del Gordo Gilmour y pasarla bien.

-Un guitarrista nunca…
-Toca en piloto automático. Tiene que buscar permanentemente la forma de involucrar al corazón en lo que toca.

-¿Cuáles son tus proyectos actuales?
-Hoy estoy enfocado en Arjé a full y Caburoblus, que ya viene de antes. Y bueno, va a haber más novedades, si está todo bien.

El arjé o arché es un concepto filosófico originado en la antigua Grecia. Su significado está vinculado con el inicio del universo o el génesis de todas las cosas. El término proviene de la lengua griega y significa origen o principio.



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