Sabina Melchiori
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El calor se hizo sentir repentinamente a media mañana del lunes en Villa Paranacito. La sede de la Prefectura Naval, ubicada sobre la calle principal y de cara al río Paranacito, estaba más concurrida de lo habitual. Quienes habían llegado con los abrigos puestos, empezaron a quitárselos y quienes no se habían percatado de cargar un gorro, lo lamentaron.

Había integrantes de HIJOS, de áreas municipales de Derechos Humanos e incluso de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, pero principalmente, la comitiva que aguardaba con ansiedad la llegada del Equipo Argentino de Antropología Forense estaba compuesta por trabajadores y trabajadoras de la Fiscalía Federal de Concepción del Uruguay que participaron de la investigación de la causa conocida popularmente como “Vuelos de la muerte”, y por la fiscal Josefina Minatta y el juez federal, Pablo Seró.

Además, se hizo presente en el lugar el periodista Fabián Magnotta, cuya investigación plasmada en el libro “El lugar perfecto” fue el rescate del olvido de una historia funesta que hasta entonces había sido sólo un secreto a voces.

En el delta entrerriano se arrojaron cuerpos de personas detenida-desparecidas durante la última dictadura militar, iniciada en marzo de 1976. El primer testimonio fue de un policía que valientemente se acercó a la Justicia para declarar, sin embargo, la investigación no prosperó y fue recién tras la investigación periodística de Magnotta y la llegada de Josefina Minatta a la Fiscalía, que se llegó a la instancia de la exhumación de cuerpos en el particular cementerio isla de Paranacito.

El testigo clave

“Esta causa viene desarrollándose desde hace mucho tiempo, y la participación activa de la fiscal Josefina Minatta, a través de la recolección de testimonios, nos ha llevado a constituirnos en la zona y recorrerla en varias oportunidades”, detalló a MIRADOR ENTRE RÍOS el juez federal Pablo Seró, quien agregó que lograron determinar “puntos donde investigar sobre el hallazgo de determinados cuerpos. Son tumbas con cruces que no tienen nombres. Vamos paso a paso”.

Por su parte, la fiscal Josefina Minatta contó a MIRADOR ENTRE RÍOS que la investigación “fue una tarea de hormigas, nos basamos mucho en la investigación de Fabián Magnotta pero nos faltaba la prueba documental. Tuvimos que dejar el escritorio y salir al territorio. Fueron horas de navegación recogiendo testimonios de isleños, hasta que dimos con el sepulturero de Paranacito, que fue quien nos dijo dónde estaban los cuerpos que él había enterrado en esa época”.

De esos cuerpos se tomaron muestras para cotejar su ADN con el del Banco de Datos Genéticos del Equipo Argentino de Antropología Forense y determinar así si pertenecen o no a personas que se encuentran desparecidas desde los años de la dictadura.

“Ojalá que podamos identificar víctimas del terrorismo de Estado”, expresó Minatta, e informó que “un segundo paso es exhumar cuerpos en el cementerio de Ibicuy donde también se detectaron tres posibles lugares de enterramientos. Si logramos identificar víctimas, es probable que la investigación continúe con mucha más fuerza. Lo vivimos con mucha expectativa”, expresó.

Un secreto a voces

Jorge Temporetti es vecino de Villa Paranacito y como tal colaboró intensamente con el periodista Fabián Magnotta en la investigación que derivó en la publicación del libro “El lugar perfecto”. El día que comenzaron las exhumaciones en su pueblo, manifestó: “Es una situación traumática, en el pueblo todos están atentos, pero con mucha reserva. Estos hechos atroces forman parte de una historia que siempre fue ocultada. Muchos de los protagonistas de aquella época siguen estando, tanto los que encontraron los restos como los que ocultaban los vuelos de la muerte”, aseguró.

Al ser consultado sobre cómo se vivieron los años de la dictadura en el lugar, Temporetti aseguró que “durante la dictadura no se hablaba de los vuelos, además no se arrojaban acá sino a los grandes ríos que quedan a cierta distancia de la zona más poblada. Los obreros del monte no hablaban”.

Una historia que quemaba

En diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS, Fabián Magnotta opinó que “a las exhumaciones hay que observarlas con cautela, y en mi caso con esperanza en Dios, ya que no es menor que la Justicia haya tomado esta decisión. La cautela pasa primero por el hecho de que los restos exhumados sirvan para realizar análisis comparativos de ADN y luego, si alguno coincide con los datos del Banco de Datos Genéticos que tiene el Equipo Argentino de Antropología forense”.

Magnotta recordó que “la investigación empezó con el testimonio de un policía que había visto un tacho con cemento y un cuerpo adentro en tiempos de la dictadura. Luego aparecieron algunos testimonios que hablaban de la existencia de vuelos de la muerte y la gente empezó a asociar los bultos encontrados en la zona más abierta de Paranacito, en el río, con cuerpos. Era lo que más tarde se conoció como vuelos de la muerte”.

“Luego empecé a tomar dimensión del tema que tenía en las manos y sentí como periodista y también como ciudadano que no tenía derecho a guardarme esa información. Comprendido eso, avancé en la investigación con el ánimo de contarle a los argentinos de hoy y a las próximas generaciones que el sur de nuestra provincia había sido elegido como sitio para la desaparición de personas mediante la metodología de vuelos de la muerte”, concluyó.

Estrategias

Lucía Tejera, abogada de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación en Entre Ríos, informó que “desde el año 2003, la Secretaría de DDHH se presenta como querellante en causas de lesa humanidad en territorio de todo el país, a excepción de los cuatro años de la gestión anterior. A partir de la nueva gestión, una de las decisiones que tomamos fue presentarnos en la causa de los vuelos de la muerte que se lleva a cabo en el Juzgado de Concepción del Uruguay”.

En ese sentido, resumió que “las primeras declaraciones datan de 2004 pero luego con la imprescindible investigación periodística de Fabián Magnotta la causa se reactiva, aunque muy tímidamente, y cuando Josefina Minatta llega a la Fiscalía toma un nuevo impulso y a partir de ahí somos convocados para bordar la investigación y pensar estrategias también de comunicación para llegar a un montón de personas que habían sido testigos pero que ya no viven en esta zona. Desde hace ocho meses venimos avanzando fuertemente en intentar hallar víctimas de los vuelos”, explicó.