Victoria

Historia a través del deporte

En ediciones anteriores de MIRADOR ENTRE RÍOS se publicó la historia fundacional del Club Atlético 25 de Mayo, el decano victoriense futbolístico. Entre hitos, recuerdos y leyendas, la historia mayense es un reflejo de la perseverancia y compromiso de una comunidad que siempre estuvo dispuesta a mejorar la vida de la Victoria de comienzos del siglo XX. Hoy, un capítulo extra de esta apasionante historia.
30-09-2021 | 20:08 |

Ignacio Etchart
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El Club Atlético 25 de Mayo de Victoria es una institución deportiva fundada un 12 de mayo de 1910, gracias a la iniciativa y voluntad apasionada de 15 muchachos. Pero para que el club mayense dejase de ser un simple equipo de fútbol y se transformara en una completa institución deportiva, muchos años tuvieron que pasar.

Poco a poco, diferentes disciplinas fueron abarcando el abanico lúdico mayense. Y como fueron estas amplitudes que destacaron a lo largo del tiempo al club victoriense, a continuación se presentará un breve resumen sobre el lento pero contundente desarrollo institucional veinticinquista.

Pelota a paleta

El 1° de diciembre de 1932, 25 de Mayo inauguró su edificio propio en la esquina de las calles Congreso y Urquiza, donde se ubica la sede actual de club. Acto inmediato, tras el establecimiento en la ya característica esquina victoriense que comprende el Mercado local y el club, la Comisión Directiva de la época agregó para el divertimento social y de sus asociados, una cancha de pelota paleta.

Este deporte de origen vasco siempre contó con muchos admiradores victorienses. Tras su instalación, la comunidad mayense se dedicó a su práctica para así seleccionar los equipos que la representarán en torneos externos. Fue así como los dirigentes organizaron, en julio de 1933 y en septiembre de 1934, dos campeonatos internos, en los cuales participaron numerosos y calificados jugadores.

Un tiempo más tarde, y a solicitud de la Comisión de Festejos Patrios de la municipalidad, dos parejas de jugadores veinticinquistas, integradas por Germán Carlomagno y Carlos H. Nicora por un lado, y por Antonio Labarba y Alejandro Murature por el otro, representaron por primera vez a la institución en un torneo interclubes.

En la competencia enfrentaron a las parejas del club Artes y Oficios, donde 25 de Mayo cosechó ambos triunfos. Fue así como las primeras parejas mayenses de la historia de la pelota paleta se llevaron, luego de jugar su primer torneo, sendas medallas de plata.

Básquet

Paralelas a las gestiones para la cancha de pelota paleta, a principios de 1934 era firme el deseo entre los dirigentes mayenses ampliar sus actividades con la incorporación del basket-ball. Por eso, en una de las reuniones celebradas durante el mes de febrero de dicho año, el Sr. Pablo Balbi solicitó a la Comisión Directiva la autorización para construir una cancha. El pedido fue inmediatamente aceptado, y la inversión necesaria variaba entre los $100 y los $ 150.

El terreno de la sede del club aún tenía grandes baldíos a su alrededor, donde se realizó la construcción del field. Y a pesar de que los gastos se redujeron a su mínimo posible, el costo superó lo calculado: se invirtieron finalmente $250.

Construida la cancha, se designó a Carlos Carballo como profesor técnico para los socios que desearan practicar básquet. Por su parte, José Domingo Balbi se encargó de explicar las reglas del juego a los novicios y además, fue el primer referee del club. Finalmente, Ángel Bejarán, destacado jugador que había formado parte de los equipos durante su prestación en el servicio militar, se encargó de encarnar la fructífera experiencia que los profesores Carballo y Balbi aplicaron durante los momentos iniciales del deporte en el club.

No pasó mucho tiempo antes de que la Comisión Directiva seleccionara a los cinco que representarían los colores mayenses. Se organizó un campeonato interno, iniciado el 1° de agosto de 1934, en cual compitieron tres equipos: Curupaytí, Guaraní y Mburucuyá.

Curupaytí, en una brillante campaña que no le deparó derrotas, ocupó el primer puesto del torneo, con 8 puntos. Atrás le siguieron Guaraní con 4; y Mburucuyá con 0. El equipo vencedor lo integraban los jugadores Carlos Carballo, Orlando Traverso, Rafael Maradei, Darío Azcárate, Conrado L. Badaracco, Pedro Martínez y Eduardo Arreseygor, quienes se llevaron como premio medallas de plata.

Tiro

Desde 1932, la sede del Tiro Federal de Victoria fue invitando al Club 25 de Mayo a los campeonatos auspiciados por la histórica institución victoriense.

El primer equipo de Tiro mayense terminó segundo en su primera competición oficial. En aquel torneo participaron siete instituciones, y el mayense sacó 482 puntos, apenas 10 menos que el ganador.

En dicho año la representación mayense estuvo constituida por Andrés G. Rourich, Ángel Ravagnán y Miguel Ángel Chiavaro en la Primera Categoría; y Roberto Pérez, Calixto Azpeitía y José María Leiva en la Segunda. Rourich se clasificó Campeón de Cuerpo con 99 puntos, y en la Segunda Categoría ocupó el quinto puesto de la tabla, con un total de 306 puntos.

En 1933, el equipo de 25 de Mayo estuvo integrado por Francisco Casanova, Segundo Zelayeta y Calixto Azpeitia, ocupando el tercer puesto sobre 6 competidores, con un total de 421 puntos.

En 1934, el equipo mayense conformado por Roberto Chiavaro y Manuel A. Leiva, alcanzó el segundo puesto, con un total de 422 puntos y distanciado apenas por 14 puntos del equipo campeón, que en dicho año fue Tiro Federal Victoria.

La biblioteca

Pero las instituciones deportivas no son sólo actividades físicas. Las disciplinas deportivas son apenas una parte, una excusa si se quiere, de todo aquello que comprende una entidad tal como la de 25 de Mayo.

Por eso, y producto del apasionado compromiso de sus socios y fundadores, hacia finales de la década de 1970, la biblioteca mayense comenzó su gestión.

Las intenciones declaradas por la entonces Comisión Directiva sostenían que una biblioteca brindaría “a sus asociados la oportunidad de un mejoramiento intelectual, adquiriendo conocimientos que redunden en su directo beneficio. Los libros son ‘remedios del alma’, como dijera Osimandías, aquel rey de Egipto de quien nos habla la historia”, expresaba la entonces Comisión, reflejando los horizontes concebidos en su apasionado imaginario.

“Y en efecto, así como se cura el cuerpo con medicamentos, los libros alejan los males de la ignorancia y alivian y levantan los espíritus decaídos. Si grande es la obra que realiza el Club Atlético 25 de Mayo de educar físicamente a la juventud, ¿cuán inmensa no sería instruyéndola física e intelectualmente? Bien lo merecen las nobles finalidades que se persiguen”, rezaban los ímpetus fundacionales la biblioteca mayense.

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