Una patriota

María Catalina Echevarría, la rosarina que confeccionó la historia argentina

María Catalina Echevarría fue una dama patricia argentina, conocida por haber cosido en celeste y blanco, y con hilos de oro, la primera bandera argentina a petición de Manuel Belgrano.
01-11-2021 | 20:06 |

Foto:Gentileza.
Lucía Dozo


Son muchas las voces femeninas que no aparecieron durante años en los relatos de la historiografía argentina oficial. Sus nombres empiezan a resonar ahora, en una época que busca, con perspectiva de género, reconocer a las mujeres encargadas de dar un giro a la historia. Su lucha fue un aporte al camino de la revolución, al derecho al voto femenino o a la lucha por las condiciones laborales.

En Rosario, se destaca el personaje de María Catalina Echevarría de Vidal (Rosario, 1º de abril de 1782 - San Lorenzo, 18 de julio de 1866). María Catalina fue una dama patricia argentina, conocida por haber cosido la primera bandera argentina a petición de Manuel Belgrano. Vivió en Rosario, quedó huérfana desde muy pequeña, por lo que fue criada por la familia de Pedro Tuella, dueño de un comercio de ramos generales de la ciudad. Al momento de la creación de la bandera, María Catalina ya estaba casada y vivía en el sector cercano al actual Monumento a la Bandera y la Catedral, lo que era el centro más importante del poblado de Rosario. Su hermano, Vicente de Echevarría, fue un abogado prominente y muy activo en el proceso revolucionario, amigo personal de Belgrano.

La historia se reconstruye mediante la tradición oral: Belgrano se alojó en la vivienda de los Tuella cuando, en 1812, el Primer Triunvirato lo envió para fortalecer la seguridad. María Catalina, en febrero de ese año, cosió la bandera siguiendo las órdenes de Belgrano, con tela cedida por Tuella, que era dueño de un almacén, y con hilos de oro. Le llevó cinco días coser la bandera, tarea que realizó junto con dos vecinas. Una vez terminada la bandera, fue jurada el 27 de febrero de 1812; María Catalina estuvo presente en la ceremonia e incluso llevó la bandera hasta las orillas del río Paraná, donde esta se llevó a cabo. La tradición dice que ella tomó del establecimiento de Pedro Tuella las telas -una azul celeste y la otra blanca- y cosió esos dos paños que conformaron la primera bandera que identifica a la patria naciente.

La historiadora Griselda Tarragó, investigadora y docente en la Universidad Nacional de Córdoba y en la Universidad Nacional de Rosario, se dedica a estudiar el período colonial y revolucionario de nuestra historia. Tarragó analiza el rol de la mujer en el contexto histórico en el que se enmarca la creación de nuestra bandera y reflexiona acerca de cómo, durante los últimos años, se comenzó a visibilizar el rol de las mujeres que fueron protagonistas en la construcción de nuestra nación. “Es necesario que se vuelva a escribir esta historia desde otro lugar, tratando de hacer otro tipo de investigaciones. Es un gran desafío recuperarla, ponerla en el lugar que le corresponde, en el centro de una acción muy importante para la historia de la nación argentina. Trabajar para recuperar su vida y los rastros de sus acciones, de su intervención, de su involucramiento en todo este proceso, que solo tuvimos por especulaciones y reflexiones”, expresa Tarragó. Y agrega: “La imagen de Catalina está invisibilizada porque no tenemos muchos recursos documentales acerca de que esto haya sido así. Por otra parte, a ella le tocó coser la bandera, que era una función claramente femenina en ese mundo de la casa”.

El escritor Pacho O’Donnell apuntó en su libro “El grito sagrado”: “La bandera que cosió María Catalina Echevarría de Vidal generó mucho rechazo en Rivadavia, que le ordenó a Belgrano quemarla o enterrarla. María Catalina tuvo un alto espíritu patriótico, porque coser la bandera implicaba un fuerte compromiso con la causa de la independencia, sin embargo, la historia la ha olvidado, y olvidarse de la trascendencia de su personalidad es una demostración de cómo se despreció en la construcción de la argentinidad a la mujer humilde”.

Fallecimiento y homenajes
Una vez que enviudó, María Catalina se trasladó a San Lorenzo; allí falleció a los 84 años y fue enterrada en el atrio del convento de esa localidad.

En 1999, se representó en el teatro de San Lorenzo la obra “Ciudad, sombra de un pino”, a modo de homenaje a María Catalina. Diez años más tarde, recibió otro homenaje en la iglesia de San Lorenzo Mártir, en el 79º aniversario de la creación de la bandera. En la Catedral de Rosario, en un vitraux que recuerda la primera jura se observa, a la derecha, a María Catalina. Además, un bajorrelieve del artista Eduardo Barnes ubicado en la sala de honor del Monumento a la Bandera representa a María Catalina ofrendando la bandera. Y un óleo del pintor Pedro Balangué titulado Jura de la bandera 1812 muestra la escena sobre la barranca del Paraná: Belgrano, la tropa y el pueblo jurando la bandera alta en el mástil y bajo la misma, María Catalina presidiendo la ceremonia, en un vaporoso vestido blanco.

Este homenaje en el monumento fue el primer reconocimiento formal que recibió en su lugar de nacimiento. Sobre ella, afirmó el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología: “Así, el 27 de febrero a las seis y media de la tarde se izó por primera vez nuestro pabellón nacional. María Catalina no es solo un nombre más en nuestra historia, en sus manos estuvo el honor y la gloria de haber cosido un pedacito de nuestro ser nacional”.

Los colores de la bandera
El 27 de febrero de 1812, en la Villa del Rosario, Manuel Belgrano izó la bandera argentina por primera vez. El 25 de mayo de ese mismo año, con la finalidad de cohesionar a los integrantes de su tropa y celebrar el aniversario de la Revolución de Mayo, volvió a enarbolarla y dijo, entonces, las siguientes palabras: “Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola la mandé a hacer blanca y celeste conforme los colores de la escarapela nacional”. Además de esto, Belgrano pronunció un discurso a toda la tropa: “Soldados de la patria: juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores y la América del Sur será el templo de la independencia, de la unión y de la libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo ‘viva la patria’”.

Debió esperar cuatro años hasta que el Congreso de Tucumán la oficializara, después de algunos debates y objeciones del Triunvirato. Se han manejado muchas hipótesis acerca de la elección de los colores y más aún del uso de estos.

El significado de los colores de la bandera es discutido. Algunas voces sostienen que el blanco representa la plata (en alusión al nombre poético del territorio, Argentina), mientras que las franjas celestes pueden representar el cielo o bien las aguas del Río de la Plata. Otras, consideran que los colores representan al manto de la Virgen María, en su advocación de Inmaculada Concepción, o bien el escudo de Buenos Aires.

Lo cierto es que se inspiró expresamente en la escarapela creada días antes y que esta lucía los colores celeste y blanco de la Casa de Borbón española, a su vez tomados del manto de la Inmaculada.

El cuanto al sol del centro, añadido por el Congreso de Tucumán y usado hasta la segunda mitad del siglo XX solamente en la bandera mayor o de guerra, representa al Inti de los incas, el dios solar andino. Esto reivindicaba al desaparecido Tahuantinsuyu (imperio inca), visto por los patriotas como un antecedente de su libertad, y se relacionaba con el proyecto de coronar a un descendiente de los incas como soberano de las Provincias Unidas.



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