SABINA MELCHIORI
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Rocío Barroso teme por su vida. Su agresor, imputado por homicidio en grado de tentativa calificada con tres agravantes, está cumpliendo la prisión preventiva en la UP2. Ella le pide a la Justicia que no lo dejen salir.

Rocío Barroso pudo haber sido la protagonista de un nuevo femicidio. La madrugada del 8 de junio, habiendo pasado apenas cinco días del reclamo de #Niunamenos, su expareja, Sebastián Siré, ingresó por la ventana de la habitación donde Rocío dormía y la apuñaló. Desde otro cuarto, la hija de Rocío, de 14 años, escuchó los gritos e intervino para salvar a su mamá.

Siré se fugó, pero a las pocas horas fue detenido mientras caminaba por las calles de Gualeguaychú. Está en la cárcel, cumpliendo la prisión preventiva de 90 días que le solicitó el Ministerio Público Fiscal al juez de Garantías, Tobías Podestá; e imputado por homicidio en grado de tentativa triplemente calificado por ser en contexto de género, por alevosía y por ser cometido contra una persona con quien mantuvo una relación de pareja.

Rocío, tras varios días de internación en la Unidad de Terapia intensiva del Hospital Centenario, adonde ingresó con un pulmón perforado y múltiples heridas corto-punzantes en el resto del cuerpo, fue dada de alta. Sin embargo, teme que la justicia lo libere y regrese a matarla.

“Me está ganando la angustia, la desesperación y la tristeza, si él sale va a terminar lo que empezó, sé que va a venir a matarme”, expresó en diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS, y agregó: “No es justo vivir así, quiero vender mi casa e irme. Estoy viva, pero a la vez no, porque no soy dueña de disfrutar de nada”.

Por su parte, el fiscal Lucas Pascual, aclaró que la prisión preventiva se vence dentro de un mes y adelantó que cuando se llegue a los 90 días pedirá una prórroga para que siga detenido y alojado en la UP2.