El equipo del Parque jugó ya sin la presión del descenso, con la permanencia asegurada y el aliento constante de su gente, que se hizo sentir pese a un año flojo. En ese contexto, el conjunto dirigido de manera interina por Lucas Bernardi tuvo algunas aproximaciones en el primer tiempo, en un trámite discreto y con pocas ideas de los dos lados. Racing también dispuso de alguna chance, pero sin lograr imponerse con claridad.
En la segunda mitad, Newell’s dio un paso adelante. Fue más agresivo, encontró asociaciones y generó varias situaciones claras, pero chocó una y otra vez con la falta de precisión en la definición y con una buena actuación del arquero Facundo Cambeses, que sostuvo a la Academia en los momentos de mayor dominio local.
Para Racing, el empate no era un buen negocio: podía hacerlo retroceder en la tabla y complicar su ubicación de cara a los playoffs. Sin embargo, durante gran parte del complemento hizo poco para ganar el partido, hasta que aprovechó a la perfección una contra en los minutos añadidos.
En ese último ataque, Tomás Conechny picó a espaldas de la defensa leprosa, quedó mano a mano con Juan Espínola y definió con calidad para sellar el 1-0 definitivo y desatar el festejo del equipo de Gustavo Costas, que se aseguró el segundo puesto en la zona y ya piensa en los cruces mano a mano.
Del otro lado, Newell’s se quedó sin nada y con la posibilidad latente de finalizar en el último lugar del grupo, según lo que ocurra con Independiente Rivadavia en su visita a Defensa y Justicia. Un cierre acorde a un año que dejó más frustraciones que alegrías y en el que el objetivo de pelear arriba nunca estuvo realmente cerca.
Ahora, en el Parque miran hacia adelante: antes de volver a empezar habrá elecciones y, con la nueva dirigencia, llegará también un nuevo entrenador. La sensación es clara: para la Lepra, lo mejor que puede pasar es que 2025 quede rápido atrás para intentar una verdadera refundación desde el fútbol.
