El Índice de Confianza en el Gobierno (ICG), elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella y su Escuela de Gobierno, registró en noviembre un significativo incremento del 17,5% respecto al mes anterior. Este salto elevó el indicador a 2,47 puntos, marcando el mejor registro para la gestión del presidente Javier Milei desde febrero de este año.
La medición se realizó entre el 3 y el 13 de noviembre, un período clave en el que la Casa Rosada intensificaba las negociaciones para un acuerdo económico con Estados Unidos. Este contexto, caracterizado por el debate público sobre un posible «blindaje» financiero, la reacción al alza de los mercados y el intento del oficialismo de retomar la iniciativa política, coincidió con la mejora en la percepción ciudadana. Si bien el informe no establece una relación directa, la sensación de «respaldo externo» y alivio financiero pareció repercutir, al menos en parte, en la confianza pública.
Este incremento de la confianza fue generalizado en todas las dimensiones relevadas por el índice (capacidad, honestidad, eficiencia, evaluación del gobierno e interés general), un hecho poco frecuente en la serie histórica del ICG.
La confianza del gobierno de Javier Milei en perspectiva histórica
El ICG de noviembre, con sus 2,47 puntos, compensó las caídas observadas en agosto y septiembre, devolviendo la confianza a un nivel no alcanzado desde febrero de 2024, cuando el indicador se ubicó en 2,56 puntos. En una lectura histórica más amplia, el valor actual se posiciona un 16,8% por debajo del máximo registrado en noviembre de 2017, durante la gestión del entonces presidente Mauricio Macri.
Sin embargo, es notablemente superior, un 69,8% por encima, al nivel de noviembre de 2021, cuando el ICG cayó a 1,45 puntos bajo el gobierno de Alberto Fernández, reflejando las fluctuaciones de la percepción gubernamental en diferentes períodos.
Cómo se desglosa la mejora: las cinco dimensiones del ICG
El ICG de noviembre no solo evidenció una mejora global, sino también un avance relevante en sus cinco subíndices componentes. La percepción sobre la capacidad del Gobierno para resolver los problemas del país alcanzó los 2,93 puntos, con un crecimiento del 18,6% en un solo mes, desplazando a la honestidad del primer lugar en el ranking de dimensiones.
La honestidad de los funcionarios también experimentó un alza, llegando a 2,81 puntos, con un incremento del 12,4%. Por su parte, la eficiencia en la administración del gasto público se ubicó en 2,32 puntos, con una mejora del 12,6% respecto a octubre. La evaluación general de la gestión, que históricamente suele ser una de las dimensiones más críticas, fue la que más avanzó en términos relativos, subiendo un 30,6% y alcanzando los 2,26 puntos.
Finalmente, la percepción sobre la preocupación del Gobierno por el interés general llegó a 2,02 puntos, con una suba del 16,8%. Estos datos indican que los encuestados no solo manifestaron mayor confianza, sino que también mejoraron su valoración en todos los aspectos medidos, desde la competencia técnica hasta la vocación de servicio público.
Confianza por género y rango etario: jóvenes y hombres lideran la percepción
La mejora en la confianza durante noviembre fue transversal, aunque no homogénea, manteniendo y en algunos casos ampliando las diferencias entre grupos sociales. Por género, los hombres continúan mostrando niveles de confianza más elevados que las mujeres.
El ICG entre ellos se ubicó en 2,69 puntos, con un aumento del 16,5%, mientras que entre ellas alcanzó los 2,24 puntos, con una mejora relativa ligeramente superior del 17,3%. A pesar de esto, la brecha entre géneros se amplió levemente, pasando de 0,40 a 0,45 puntos en un mes. La edad, por su parte, sigue marcando diferencias claras: los jóvenes de 18 a 29 años se consolidaron como el segmento con mayor confianza en el Gobierno, con un ICG de 2,92 puntos y un crecimiento mensual del 27,5%.
Los mayores de 50 años también registraron un nivel alto, de 2,60 puntos, con una suba del 17,1%. En contraste, el grupo intermedio, de 30 a 49 años, quedó rezagado, con una confianza de 2,19 puntos y un crecimiento del 14,1%, inferior al de los otros dos segmentos. Esta franja, que representa a la población económicamente activa, muestra nuevamente una mirada más escéptica sobre la gestión.
Geografía de la confianza: el Gran Buenos Aires impulsa la mejora
En el mapa geográfico, la confianza también experimentó reacomodamientos. El Interior del país mantuvo su posición como la región con mayor confianza, registrando un ICG de 2,69 puntos y un incremento del 15,5% en el mes. Sin embargo, el dato más saliente fue el comportamiento del Gran Buenos Aires (GBA), donde el ICG trepó a 2,16 puntos y mostró un notable salto del 27,1%, superando a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
En la Capital Federal, el indicador se ubicó en 2,03 puntos, con un avance más moderado del 6,3%. Esto significa que el conurbano bonaerense, un territorio que históricamente presenta desafíos complejos para cualquier administración nacional, exhibió en esta ocasión una mejora proporcionalmente mayor que la Capital.
Nivel educativo y ICG: un contraste marcado entre segmentos
El nivel educativo fue el factor que quizás mostró el contraste más pronunciado en la medición. Entre quienes poseen estudios terciarios o universitarios, la confianza alcanzó los 2,58 puntos, con una suba del 15,2%. En el grupo que completó el nivel secundario, el ICG fue de 2,51 puntos, con un crecimiento muy marcado del 37,2%, lo que lo convirtió en uno de los segmentos que más contribuyó a la mejora general. En una dirección opuesta, entre quienes solo completaron la escuela primaria, la confianza cayó a 1,75 puntos, desplomándose un 19,7% en un mes.
Este último es el único sector que retrocede en noviembre, y lo hace con dureza, sugiriendo que el clima de confianza es considerablemente menos favorable entre los segmentos de menor calificación educativa, donde los efectos de la crisis económica tienden a sentirse con mayor intensidad.
Inseguridad y confianza: víctimas y no víctimas en la medición
La experiencia con la inseguridad también generó diferencias nítidas en los niveles de confianza. Entre las personas que manifestaron no haber sido víctimas de delitos, ni ellas ni sus familias, en los últimos doce meses, el ICG se ubicó en 2,55 puntos, con un crecimiento del 17,5%.
En contrapartida, entre quienes sí sufrieron algún hecho delictivo, la confianza fue menor, de 2,12 puntos, aunque también experimentó una suba, en este caso del 18,4%. La brecha entre ambos grupos se estiró, alcanzando los 0,43 puntos, por encima de la distancia observada en los meses de septiembre y octubre.
El ICG y las expectativas económicas: optimismo como motor de respaldo
La relación entre las expectativas económicas y la confianza en el Gobierno también fue un factor determinante en los resultados de noviembre. El índice alcanzó un promedio de 4,14 puntos entre quienes creen que la situación del país mejorará en los próximos doce meses, un valor muy superior al nivel general del ICG.
En el grupo que anticipa un escenario similar al actual, la confianza se ubicó en 2,51 puntos. Por otro lado, entre quienes prevén un empeoramiento de la situación económica, el ICG cayó hasta 0,47 puntos, si bien incluso en este segmento se observó una leve mejora respecto de octubre, tras dos meses consecutivos de declive.
