Daniel Domínguez
[email protected]


El elenco que dirige Omar De Felippe llegó al encuentro ante el Matador de Victoria con todas las dudas a cuestas. Para colmo de males, la “visita” de la barra en Bella Vista el martes no hizo más que agregar más leña al fuego. El propio entrenador manifestó en la previa que sus dirigidos se jugaban una final y hasta puso en duda su continuidad si el resultado no era satisfactorio.

Con el 2-0 y una buena producción a lo largo de los noventa minutos, en el Parque Independencia quieren que llegue el despegue definitivo. El exigente calendario hace que no se pueda festejar demasiado. El miércoles la Lepra viajará a Quilmes para jugar el partido suspendido de la séptima fecha ante Estudiantes La Plata e intentará cortar de una buena vez la racha sin victorias como visitante.

Además, el lunes (es probable que se pase al domingo) recibirá a Argentinos Juniors con la ilusión de conseguir otra victoria en casa. Después sí, el clásico por Copa Argentina ante Central.

De Felippe se puso como meta conseguir los nueve puntos en juego antes del duelo contra el rival de siempre. Sabe que llegar en alza a ese desafío será muy importante, como también sabe que sumar en la Superliga es primordial. Newell’s deambula por los últimos puestos de la tabla, está comprometido con el promedio del descenso y no tiene demasiado margen para seguir esperando.

El entrenador leproso está en una situación incómoda. Son siete días que pueden ponerlo en un lugar de privilegio o en el que se puede terminar su ciclo. Es por eso que en estos días trabaja tanto la cabeza. Busca mentalizar a los suyos para fortalecer el ánimo.

Claro que esto también lo acompaña con decisiones tácticas, esas que le salieron muy bien frente a Tigre y que, a la vez, también lo dejaron expuesto. Newell’s espera poder superar positivamente una semana que incidirá directamente en el futuro inmediato. Todo dependerá de la convicción del plantel y el cuerpo técnico para seguir de pie.