Plantillas inteligentes para personas con diabetes

Pequeños pasos, para lograr grandes cosas

El joven entrerriano Facundo Noya estudió Ingeniería Biomédica en la Universidad Nacional de Córdoba. Su sensibilidad social fue decisiva para que su invento de plantillas inteligentes sea seleccionado entre ocho mil innovaciones en el concurso internacional “Una idea para cambiar la historia”, de History. En diálogo con Mirador Entre Ríos habló del proyecto que lleva adelante junto a su equipo de trabajo.
14-11-2018 | 18:42 |

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Facundo nació en Entre Ríos pero vive en Córdoba, donde estudió ingeniería biomédica en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC


Alejandra Erbetta
[email protected]

Oriundo de Feliciano, Facundo recordó el desarraigo que vivió al dejar su ciudad natal. El comienzo fue duro y le fue “bastante mal”, pero terminó siendo el primero de su clase en recibirse.

Ahora, el joven ingeniero fue protagonista de las noticias al resultar semifinalista del concurso de History, que promueve ideas que impacten de manera positiva en el planeta. El 27 de noviembre vence el plazo para votarlo, de esa manera logrará llegar a la final. De igual modo, en contacto con MIRADOR ENTRE RÍOS, aseguró que más allá del resultado seguirá trabajando como siempre, paso a paso. “Este concurso puede ser un antes y un después, pero si no ganamos vamos a seguir adelante”, anticipó.

– ¿Bioingeniero y biomédico son sinónimos?

– Sí, ingeniero biomédico y bioingeniero son sinónimos. Las carreras son prácticamente lo mismo. Varía un poco el nombre. Bioingeniería es más general, abarca más la biología, un poco más la salud. Y el ingeniero biomédico está más centrado en lo que es humano, esa es un poco la diferencia que hay, pero son muy similares. Por ahí influye un poco la universidad en la que estudiás, por la experiencia, por los contactos, por las redes o por el tamaño de la ciudad en el que está, pero después son muy similares.

Plantillas, el proceso

– ¿Cuánto tiempo te llevó pasar de la idea a los primeros diseños?

– Pasar de la idea a los diseños fue todo un proceso. El primer prototipo llevó aproximadamente seis meses. Cerrarlo llevó casi nueve meses. Pero, bueno, fue hecho con lo que teníamos a mano, con los conocimientos que teníamos en ese momento y haciendo medianamente las cosas que podíamos. En los diseños nuevos ya hace casi dos años que estamos trabajando. La idea era dar un salto en calidad y no que sea un prototipo hecho con cosas simples. Queremos trabajar con proveedores argentinos e internacionales, y desarrollar un producto que realmente sea viable y que dure.

– ¿Si alguien tiene interés en probar la plantilla Ebers, puede hacerlo si se contacta?

– Si alguna persona está interesada, en general no tenemos problemas. Principalmente lo que hacemos es probarla con médicos y en hospitales. Cada vez estamos llegando a más hospitales, así que nos pueden escribir. Nos encanta que la gente nos escriba y nos cuente su experiencia, para nosotros es fundamental.

Los invitamos a sumarse a quienes quieran. A quien quiera contarnos qué le pasó y quiere usarla. Estamos súper abiertos, al fin y al cabo, es importante para seguir validando nuestro concepto. Así que sí, más que bienvenido todo.

Un camino de ida y vuelta

– ¿Por qué decidiste estudiar Biomedicina?

– Nací en Feliciano. A los 17 años me fui a Córdoba. Fue un proceso de desarraigo muy duro… En Feliciano somos 12 mil habitantes, pasar a Córdoba que es una ciudad más grande fue un proceso muy duro. También el proceso de la carrera fue muy distinto. Yo venía de una escuela pública sin base técnica, o sea, no entendía nada y fui a estudiar ingeniería. Fue un proceso muy complejo. Me empezó yendo muy mal, bastante mal, en realidad, y en ese proceso de crecimiento personal, de aprendizaje, terminé siendo uno de los primeros en mi clase. Siempre digo que con mucho esfuerzo y con muchas ganas, a pesar de que te puede ir mal al principio y que a veces parece que las cosas van a salir mal, se puede; se puede y no hay que bajar los brazos.

– ¿A qué edad te recibiste?

– A los 23 años. Ahora tengo 25.

Ideas

– ¿Cómo fue tu participación en el concurso?

– Con respecto al concurso estamos súper contentos. Quizás un poco cansados, recién hace una semana que arrancó pero se ha puesto un poco intenso, hay mucha difusión, muchas pilas. Tenemos un lindo aquí trabajando en la Facultad y con la gente de mi pueblo. Están todos muy comprometidos trabajando mucho. Fuimos seleccionados entre ocho mil proyectos que se presentaron en toda Latinoamérica y quedamos nosotros. Nos pueden ayudar con votos, se pueden registrar y votar hasta el 27 noviembre. Si ganamos, tenemos un premio monetario, lo cual nos va a permitir implementar las plantillas en una escala más grande, poder llevarlas a muchos hospitales, a más de 20 o 30 que es lo que tenemos pensado. Y tener una buena conclusión, que los pacientes las usen y nos digan cuáles son las ventajas, las desventajas, qué les sirve y qué no.

– ¿Cómo se te ocurrió crear esta plantilla? ¿En qué consiste?

– Fue en el 2016. Justo estaba empezando a buscar un proyecto para mi tesis y el objetivo de esto –el concurso– era elegir un proyecto que solucionara la problemática de alguien y no que quedara solamente guardada en la facultad.

A mi papá le detectaron cáncer en febrero de 2016. Vuelvo a Entre Ríos para acompañarlo. Estuvimos un mes internados en el hospital y vi a una señora que entró y le amputaron una pierna a causa de la diabetes. Pisó una chinche y nunca se dio cuenta que la había pisado, eso generó una infección, un montón de problemas, por lo cual los médicos le terminaron amputando toda la pierna. Y eso fue como un disparador muy fuerte que me motivó. Ahí empecé a ver qué podíamos hacer con mis compañeros, a ver si hay una solución y si la tecnología podía ayudar.

– ¿Por qué es una plantilla inteligente?

– Porque tiene 15 sensores de presión, sensores de temperatura y humedad y de esa forma permite estudiar el pie. Como las personas pierden la conexión con los pies y no sienten lo que les está pasando, las plantillas al tener sensores pueden saber qué está pasando y así se detecta si hay algún riesgo porque está pisando mal, que el zapato le queda chico, o bien hay mucha temperatura y es un indicador de una infección. Los sensores avisan al celular. Entonces el celular les dice revisá tus pies, controlá que no haya nada, les da alertas, recomendaciones; y en el peor de los casos, dice visitá a tu médico y cuando va al médico también tiene todo un historial el médico para que pueda chequear y ver qué está pasando y si fue solamente una falsa alerta o fue algo realmente importante.

– ¿Por qué le pusiste Ebers?

– La idea era que sea un nombre simple que, justamente, genere este ruido ‘¿porqué Ebers, no entiendo la relación?’ Tenía que ser un nombre corto, simple y que genere dudas. Ebers es un papiro egipcio, es el primer registro histórico, de más de 4000 años, que habla de esta patología.

Fabricación

– ¿Qué áreas involucra?

– Involucra a muchas áreas; electrónica, los microcontroladores que los fabrica un ingeniero electrónico. Ahora estamos buscando proveedores en Argentina y en China para fabricar el encapsulado, es decir la parte de la goma, de la espuma. La parte de los sensores tiene nanotecnología, tintas de nanopartículas de plata que tienen mejores propiedades, funcionan mejor, se rompen menos, duran más tiempo. Y hablar de nanotecnología es muy amplio. Es una ciencia que abarca un montón de cosas, pero se resume en que es un tamaño; como tenés el metro, centímetros, milímetros… es un tamaño muy chiquitito en donde la materia del material se comporta de formas especiales. Los materiales nanotecnológicos tienen comportamientos muy distintos al resto de los materiales y son muy buenos para ciertas cosas. Por ejemplo, en este caso, hacen que las tintas muy buenas funcionen prácticamente como si fueran un cable, lo cual nos viene excelente porque nos sirven para fabricar estos sensores.

– ¿Ya terminaste el prototipo final de la plantilla?

– El prototipo final todavía no está listo. Siempre se puede mejorar, pero ya lo estamos probando en los hospitales. Nos está dando las primeras conclusiones y los primeros resultados del proyecto que es bastante importante. Por ejemplo, una conclusión que tuvimos hace poquito: vimos un paciente que tiene una úlcera en el tercer dedo y no se daba cuenta, no sabía cómo curarla. Le hicimos usar la plantilla fuera de la zapatilla y vimos que no pisaba con el dedo, después que nos dimos cuenta que no tenía presión sobre esa zona, las metimos dentro de las zapatillas. Las zapatillas le estaban comprimiendo todos los dedos y hacían que esté esa úlcera; es una conclusión muy buena porque nos dio una visión rápida de cuál era el problema y los médicos al toque le dijeron le indicaron que cambiara la zapatillas porque sino vas a terminar perdiendo ese dedo.

En plural

– ¿Quiénes integran tu equipo de trabajo?

– Hoy ya somos un equipo bastante grande, o podemos decir, bastante interesante. En el grupo central está Bernardo Villares que es diseñador industrial; Florencia Capriccio, que estudia ciencias sociales y yo que soy ingeniero biomédico. Después está Camila Ruiz que se sumó ahora y es estudiante de ingeniería biomédica. También tenemos un ingeniero electrónico, José Intelesano. Además, está Leandro Egea, un matemático que desarrolló el algoritmo, es de Córdoba, pero vive en Brasil. Trabajamos con una empresa de software que programa y tenemos Advisor para los diferentes temas de biomecánica, a todos los médicos de los hospitales. Trabajamos con diferentes hospitales en Buenos Aires y en Córdoba, los médicos van dando toda su visión clínica. Es imposible trabajar solo este proyecto, porque involucra demasiadas áreas y demasiados conocimientos. A mí me tocó entender la empresa como un todo y tratar de que cada uno de ellos trabajen en conjunto y que vayamos hacia el mismo lado.

Seguir adelante, siempre

“Siempre trato de transmitir a los chicos que estén por estudiar, o a quienes estén en algún proceso difícil de sus vidas, es que hay que poner mucha garra”, asegura Facundo.

Y cuenta que su proyecto “nació en el momento más oscuro de mi vida. Fue cuando mi papá tuvo cáncer. Murió tres meses después de que se lo detectaron. Para nosotros fue todo un proceso muy duro. Pero de ese proceso tan oscuro que nos cambió (relata con emoción) nació este proyecto que hoy nos está cambiando a toda la familia, porque toda la familia está muy comprometida”. Facundo es agradecido con quienes lo ayudaron, y pone en primer lugar a la educación pública, y especialmente en el nivel universitario. “Lo mínimo que uno puede hacer siempre es tratar de retribuir, con un compromiso mínimo de que queremos hacer las cosas bien. La forma de hacerlo es haciendo pequeños pasos. Este concurso para nosotros puede ser un antes y un después, pero, independientemente, si no ganamos, vamos a seguir adelante”.

Link para votar

Para que Facundo Noya pase a la instancia final, se lo puede votar aquí.

El invento

Ebers son plantillas inteligentes para evitar amputaciones en personas que padecen diabetes. Tienen la capacidad de detectar de forma temprana los principales factores que generan esas amputaciones y lo hacen monitoreando el estado del pie mediante 15 sensores de presión, temperatura y humedad y enviando toda la información al teléfono celular. La información que genera Ebers es recolectada diariamente y enviada al médico del paciente para que este pueda llevar un mejor control y brindarle el tratamiento con toda la antelación posible, evitando las lesiones que terminan derivando en una amputación.

Las detecciones de todas estas anomalías se hacen mediante complejos algoritmos que procesan la información y determinan frente a un patrón de calibración si el pie se encuentra en riesgo, para de esta manera alertar al paciente que controle su pie. Las plantillas también tienen la capacidad de detectar patrones a largo plazo, estudiando la progresión de zonas de riesgo para atacar con mucha antelación cualquier peligro.

La diabetes es la principal causa de amputaciones a nivel mundial, principalmente en países en vías de desarrollo. En Latinoamérica 1.5 millones de personas son amputadas cada año a causa de esta enfermedad y el 80% son prevenibles si se detectan a tiempo según la Federación Internacional de Diabetes.

Para cambiar la historia

“Una idea para cambiar la historia”, el concurso de History, tiene por objeto sacar a la luz pública aquellas ideas que busquen el mejoramiento de la realidad del hombre, en cualquiera de sus aspectos. En esta edición, para conmemorar el quinto aniversario del concurso, History decidió extender el alcance de la iniciativa y premiar por primera vez la Aplicación Móvil (App) que mejor cumpla con los requisitos de impacto social ya establecidos.
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